En estos días se están produciendo noticias o momentos que formarán parte de la historia de nuestro país para siempre. La jura de la Princesa Leonor con su mayoría de edad y su posición de cara al futuro como Reina de España. Y la futura investidura de Pedro Sánchez como próximo Presidente del Gobierno con los apoyos de fuerzas políticas que cuestionan muchas cosas, pero que su posición es decisiva para que pueda ser reelegido como Presidente. Momentos que formarán la historia del presente y del futuro en nuestro país, ya que son las dos noticias que están ocupando horas y hojas en los medios y en las conversaciones de los ciudadanos. Son dos acontecimientos históricos. Uno porque forma parte de nuestro sistema político recogido en la Constitución y el otro porque el marco de la Constitución se está utilizando mucho para conseguir que el objetivo perseguido tenga su encaje constitucional.
La Princesa Leonor pronunciaba en su discurso la palabra confianza...."pido a los españoles que confíen en mi". La confianza es un gran valor que hoy no está precisamente en sus valores más altos en muchos sitios. Estos tiempos nos han cambiado a todos y creo que la confianza en las Instituciones, incluida la Corona, no está precisamente en su mejor momento. Leía en estos días que la Princesa tiene una gran tarea por delante y una de ellas es generar confianza precisamente en su generación, que creo además es la que menos cree hoy en día en la Corona. Puede que mi opinión sea subjetiva porque sin pertenecer a la misma generación, soy de los que no está de acuerdo con que sigamos teniendo que pasar por este sistema, aunque sí que es cierto que está regulado en la Constitución y por tanto es legal.
Pienso, luego existo. He vuelto a leer este pasado verano a Descartes entre otros, para seguir profundizando en la reflexión. He vuelto a reafirmarme en desconfiar cada día más de aquellos que no tienen dudas. Por mi experiencia y porque estos últimos años han demostrado muchas cosas en todos los ámbitos y una de ellas es que ya no hay certidumbres. Algún día habrá que hablar de lo que ha cambiado la política y de lo que algunos han cambiado con la política. En este sentido y en relación al otro momento que estamos atravesando en nuestro país y que formará parte de la historia para siempre, tengo que decir que no tengo clara mi opción y podría escribirla por capítulos. Tengo claro que quiero un gobierno de progreso y no otro. Tengo claro el acuerdo con Sumar porque ha sido publicado y lo he leído, pero tengo muchas dudas de los otros acuerdos con otras fuerzas políticas tanto por el fondo como por las formas. Y tengo dudas también porque no sé cómo me va a afectar como español y como extremeño. Pienso y estoy de acuerdo en que cada uno se sienta como quiera en cualquier parte del territorio español, pero no quiero privilegios de unos sobre otros porque la igualdad y la legalidad tiene que ser igual para todos en todo nuestro país, independientemente de la cuna y lugar donde hayan nacido.
Y por eso el título de la entrada tiene esa duda. Porque teniendo el derecho y el deber de votar, tengo un debate entre el deber y el creer, porque me gustaría conocer todo lo que puedo llegar a votar. Alguien dijo que nuestro deber es creer hasta el final, pero quizás eso quede más para quien lo dijo como fuente de sentimiento para la realidad del momento. Hablo con amigos y compañeros que en silencio opinan y se manifiestan en un sentido que no es el mismo que cuando tienen que hacerlo en público. Quizás es que estamos muy mediatizados y está ganando el espacio del pragmatismo junto al del seguidismo. Quizás es que el ver las cosas con más distancia te hace pensar más de la cuenta, pero sigo queriendo que se haga lo que se dice y que se cuente lo que se hace.... y sobre todo el ser más claros y más transparentes desde el principio hasta el final.
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