Desde que iniciamos la campaña de denuncia de lo que venimos llamando desde la Federación de Asociaciones Vecinales como "el Badajoz oculto, el Badajoz del que no se habla" me están pasando varias cosas que fortalecen la idea de lo que en alguna ocasión he llegado a llamar como la profundización de la frontera de la desigualdad. Porque no es sólo volver a vivir la experiencia de pasear por la ciudad con sus distintos barrios, que es muy enriquecedora para seguir pisando la calle y poder compartir con vecinos y vecinas. También está pasando que los ciudadanos cansados y hartos de que sus barrios no sean atendidos, están hablando en alto y me envían fotografías para que se publiquen y pueda conocerse la realidad del interior de sus calles. Hablamos y se quejan del estado general de abandono de muchas de sus infraestructuras porque el Ayuntamiento lleva años sin mantener. No es sólo esos parques y juegos infantiles que se encuentran rotos, llevando años sin renovarse. Son también esas aceras donde no existen baldosas o éstas bailan al son de nuestros pasos, provocando con las lluvias el que estemos todo el día con manchas o mojados. Son esos compromisos y promesas que el paso de los años ha comprobado que sólo eran eso, porque no ha habido inversión. Son ese estado general de abandono y dejadez que se da en muchas zonas de la ciudad y una gestión que se caracteriza porque nunca antes se habían privatizado tantos servicios municipales y nunca había existido tanta falta de sensibilidad y de atención a pesar de tener un equipo de gobierno con más Concejales liberados que nunca y con mas personal eventual de confianza que en todos los 29 años del actual gobierno municipal en la ciudad.
Cada semana estamos visitando barrios de la ciudad y compruebo las deficiencias de la realidad que denunciamos. Compruebo que se están desarrollando obras e inversiones tanto públicas como privadas en unas zonas y nunca les toca a otras. Compruebo como en los presupuestos municipales hay calles donde se invierte cada año y otras donde no se invierte en años o no se invierte nunca. Esta última semana estuvimos en dos zonas. Las Vaguadas y las 800 Viviendas-La UVA-Santa Engracia. Dos barrios muy distintos y no solo por el número de habitantes que viven en uno o en otro. Un barrio con urbanizaciones privadas y chalets, y el otro donde sus calles y viviendas tienen una total falta de accesibilidad. Un barrio nuevo y que sigue creciendo. Otro barrio donde hace muchísimos años que no se invierte y al que el Ayuntamiento tiene totalmente olvidado.
En la ciudad podemos comprobar dos zonas en extensión y construcción. Una es la Avenida de Elvas, donde las viviendas son bastante inalcanzables por sus precios, excepto que los bancos te faciliten y ya sabemos lo que pasa para toda la vida. Y la otra a la que se le llama Distrito Rosales en parecidas circunstancias en cuanto al precio y donde tanta una como la otra reflejan que el acceso a una vivienda sigue siendo una de las principales preocupaciones de los españoles y especialmente de los jóvenes, porque tanto el precio del alquiler como el de compra no han dejado de crecer y donde el precio del metro cuadrado se ha encarecido en los últimos diez años un 35%, lo que supone 10 puntos más que lo que ha subido el salario medio de los ciudadanos en esa década, según datos de la Agencia Tributaria.
Hace unos días acompañé a un grupo de vecinas de las 800 Viviendas en la grabación de un programa de Canal Extremadura TV. Conseguimos que se hicieran eco y es de agradecer que un canal público lo haya hecho, porque hoy podemos decir que muchas más personas de la ciudad y de la región han visualizado lo que las cámaras y los testimonios de las personas han puesto en público. Denunciamos la total falta de accesibilidad. Como hay personas que no salen de sus casas en años porque no pueden moverse ni siquiera con un andador. Comprobamos como ante una urgencia, los servicios públicos de sanidad no podrían entrar en sus calles. Comprobamos como los años pasan por el Barrio de las 800 Viviendas y el deterioro y el abandono desde el Ayuntamiento es absoluto, lo que lo hace vergonzante y discriminatorio. Y es vergonzoso porque con el paso del tiempo, los que en los años 60-70 iniciaron su proyecto de vida, hoy tienen más de 80 años y son mayores que merecen mucho más respeto y poder tener una vida lo más digna posible en su barrio, porque son personas que piden "ayuda a gritos para que se mire a sus calles, que parecen haber caído en un eterno olvido", como bien decía la inolvidable Miriam.
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