Ir andando al trabajo un día en esta semana de puente te hace pensar de otra forma mientras avanzas en el camino, porque hasta el silencio del ruido te lo permite. No hay gente a primera hora por la calle. No hay ni coches que circulen. Puedes hasta cruzar los semáforos en rojo, aunque nunca es recomendable ni debe hacerse. No hay nadie por la calle y tienes la sensación de que la gente se ha marchado o sencillamente está descansando, como es normal por otro lado. Son las cosas de una semana en la que se mezclan tres días de trabajo y dos de descanso. Y pensar que hubo un tiempo en que se debatió el acabar con los puentes. Yo digo ahora....que se lo pregunten a los del sector de la hostelería y la restauración!. O al del comercio, sobre todo el de las grandes superficies!....igual es que son las cosas de ir reflexionando sobre lo cotidiano, que tantas preguntas nos hace y que pocas respuestas encontramos.
Ahora que hasta los Ayuntamientos compiten entre ellos en ver quien pone más luces. Ahora que somos capaces de hacer cientos de kilómetros por ir a ver iluminaciones navideñas. Ahora que el "bicho" es como si nos hubiera quedado las ganas de viajar más que antes. Ahora que la paga de Navidad nos la gastamos antes de que nos la ingresen. Ahora que lo de que se inicia la Navidad ya no tiene fecha. Ahora que lo del décimo de Navidad empieza antes del verano. Ahora que no pensamos en el colesterol ni en cosas de esas. Ahora que comemos y cenamos en plena calle sin importarnos si pasamos frio o no. Ahora que ha llegado la hora en que todos nos volvemos un poco más comunicativos y nos deseamos muchos besos y abrazos. Ahora que seguimos pensando más en nosotros mismos que en lo que pasa a nuestro alrededor. Ahora que hasta las fechas no son capaces de parar las guerras, porque los intereses de uno, llamado Estados Unidos, vaya tela!!! pueden más que los intereses de la humanidad. Ahora que hay más incertidumbres en el mundo que certidumbres. Ahora que comprobamos como se reúnen los dirigentes del mundo y siguen divagando sobre el cambio climático sin comprometerse realmente en poner medidas. Ahora que nos acordamos más que nunca de los ausentes. Ahora que hay tantos pendientes....es cuando nos paramos y miramos hacia atrás, cuando acaba el año.
Ahora. Es cuando llega el momento de reencontrarnos en el camino y hasta tenemos el derecho cada vez más de seleccionar. Ahora miro para atrás y después de recibir un mensaje en el teléfono me pongo a pensar y reflexiono sobre el tiempo de la vida. Sobre el río de la vida. Ahora es tiempo de vibrar y disfrutar. Disfrutar y vivir es sencillamente eso. Cada cual sabe cuándo y cómo. Y para ello no hace falta tener abundancia, porque los españoles identificamos la felicidad con tener buena salud y disfrutar de la vida familiar, según dice una encuesta. Claro, que podríamos decir que tener una buena salud es la principal abundancia para poder tener todo lo demás que nos pueda hacer sentirnos felices.
Por eso en la ida al trabajo de hace unos días pensaba en lo importante que es todo aquello que nos permite valorar lo que tenemos, lo que sentimos y disfrutamos. Pensaba en el paseo que un par de días antes había tenido con Víctor por el mismo camino. Miraba cómo observaba todo lo que estaba viendo y las preguntas que se hacía. Explícame esto, me decía. Me gustaba sobre todo observar sus ojos que brillaban cuando hablaba. Ahora que el futuro camina hacia un mundo cada vez más encerrado y controlado por muy pocos, me pongo a reflexionar y sigo pensando en lo importante que es poder seguir compartiendo y viviendo ese silencio que a esas primeras horas del día sólo los pájaros interrumpen. Es el tiempo de ahora, posiblemente sea así. Ojalá nos hiciera ser más humanos y estaríamos disfrutando de un mundo mucho mejor....Ahora.
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