Desde hace unos días vengo observando algo que sucede cada final de año. Se escriben artículos en relación con el balance del año que está a punto de irse. Lo positivo y lo negativo según cada uno lo ve. Porque de un tiempo a esta parte todo el mundo opinamos y sabemos más de lo que pasa en el exterior de nosotros que de nuestro interior. No voy a hablar en estas fechas de política porque se está convirtiendo si no lo está ya, en cualquier cosa que cada vez se parece más a algo que la gente cambia de canal cuando aparece. Es preocupante. Pero forma parte de los balances cuando se cierra un año y para muestra ahí tenemos a esa red que no tiene nombre, pero que todo el mundo conoce por su letra. Y como si no hubiera pasado el tiempo, nos encontramos en pocas horas a punto de darlo todo por el nuevo año que llega.
Dentro de ese tiempo que se nos va, recordamos y reflexionamos sobre lo que vivimos y sentimos. En los recuerdos tienen un lugar especial los que ya no están. En estos días siempre nos pasa lo mismo. Nos abrazamos y nos besamos como si no fuéramos a tener oportunidad de hacerlo en los próximos días. Son las tradiciones, las costumbres y el mostrarnos como más abiertos y hasta más simpáticos. Nos deseamos que el próximo año sea mejor y que entremos con buen pie. Son las cosas de las fechas que nos encontramos y nos proponemos como mínimo iniciarlo siendo un poquito más optimistas y positivos. Con un paso adelante para seguir recorriendo el rio de la vida. Y por ello para continuar en positivo, me sigue llenando el seguir caminando por este Puente que seguimos cruzando, a través de sus 12 años, 528 entradas y que hoy supera las 146.000 visitas en la red.
Suelo reparar en las cartas que los ciudadanos envían a los medios. Son expresiones de sentimientos y libertad, de problemas y denuncias. De expresión de una soledad ante un silencio. De reconocimientos, gratitud y más cosas. Una de las últimas que pude leer se refería a que son días para descansar, pensar y reflexionar. Al final con tanto ruido estamos siendo llevados hacia una calle donde el respeto brilla por su ausencia, por su silencio. Es como si algunos quisieran llevarnos hasta esa calle sin salida, donde no tenemos tiempo para dedicarnos a nosotros. A reflexionar sobre lo que está pasando, sobre lo que hacemos, sobre nuestro futuro, sobre el valor que tienen las personas que queremos porque al final serán siempre las que estarán ahí. Alguna vez he escrito que puede que este ritmo que nos han impuesto no nos esté permitiendo el pensar en disfrutar de lo sencillo. Lo sencillo es aquello que no cuesta dinero y a lo que deberíamos dar mucho más valor.
Y para seguir disfrutando de ello y no dejarnos envolver por la contaminación del ruido, cuando finaliza un año siempre nos proponemos llevar a cabo alguna cosa que no hicimos y que habíamos prometido. Es algo parecido a renovar promesas. Hagámoslo realidad para que no tengamos que volver a prometer. Repasaba algunas entradas de otros años y reflexionaba sobre la necesidad de no perder nuestra libertad para seguir siendo dueños de nuestro tiempo. Porque ser dueños de nuestro tiempo nos permite seguir siendo nosotros mismos y con ello seguir caminando por los caminos que cada uno quiere. Ojalá de nuevo podamos seguir compartiendo y conviviendo, soñando y sintiéndonos.... seguir siendo nosotros mismos queriéndonos un poquito más. Ojalá todo lo que deseemos se cumpla en 2024. Desde este Puente que cada semana cruzamos y aparte de todo lo que queráis, os deseo sobre todo MUCHA SALUD!
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