Vaya semanita....me decía un amigo. Tienes varios temas sobre los que escribir en tu blog. Terminaba su mensaje y me decía: que no te contaminen! Y como la historia al final siempre aporta luz, me puse a mirar un poco hacia atrás. Siempre digo que es bueno hacer una mirada hacia otro tiempo para comprobar reacciones y recordar lo que estaba pasando entonces. Es una de las cosas positivas de tener un blog sobre el que cada semana reflexiono. Estuve repasando lo que escribí hace cuatro años y recordé momentos. Cuando sin saber por dónde ni desde la distancia de donde salió el virus, nos contagió a todos porque nos confinó durante un tiempo sin salir de casa. Decíamos #QuédateEnCasa. Nos dimos cuenta de algo que habíamos olvidado. La importancia de un abrazo, de los besos o de un simple apretón de manos. Como decía Neruda "he dormido contigo y al despertar tu boca salida de tu sueño, tuve el sabor de tierra, de agua....del fondo de tu vida". Y es que nuestro rio de la vida, el de cada uno, tiene ese sabor que va formando buena parte de nuestra personalidad.
Se cumplieron 20 años del 11M y volvieron a aparecer imágenes tremendas. Relatos impresionantes. Recuerdos imborrables. Porque las secuelas de aquel atentado aún siguen presentes. En primer lugar para los familiares de las víctimas y también para la sociedad que tomó el camino de acudir a votar como fórmula para responder al atentado y a quienes pretendieron ocultar la verdad. Veinte años y es curioso como ahora tenemos que tener mucha prudencia porque aparecen bulos a diario en las redes y aquello que se intentó fabricar como se decía hace unos días, fue posiblemente el mayor bulo de la historia de la democracia española. El pueblo no se dejó llevar y esa fue posiblemente una lección que dimos los ciudadanos como difícilmente se vuelva a repetir. Lo que ha cambiado nuestro país. Lo que hemos cambiado como sociedad en tan sólo unos años. Lo que hemos quedado olvidado en las palabras y estamos comprobando como el ruido nos inunda sin casi poder hacer nada por evitarlo.
Y se cumplieron cuatro años de un "bicho" que sin conocer su origen nos cambió la vida y se llevó por delante la de miles y miles de ciudadanos. Qué coincidencia. Recordaremos que nos poníamos como podíamos a hacer y buscar material para hacernos de mascarillas. Muchísima gente se la jugaban a diario y atendían desesperados e incluso llorando a escondidas, para que no los vieran aquellos que estaban ingresados. Ocupados en sus trabajos y preocupados cuando llegaban a sus casas porque podían llevar el contagio a los suyos sin saberlo. Cuatro años y decíamos que de esta íbamos a salir siendo mejores. Mejores. Eso decíamos por todas partes y nos asomábamos a imágenes que nos llevaban a pensar si estábamos preparados. Y han pasado cuatro años donde podríamos analizar si todo aquello que pasó nos sirvió para estar hoy mejor y que las deficiencias de aquellos días y los recursos que se pedían son suficientes o estamos en parecida situación a las carencias de entonces. Y qué curioso es todo. Ahora están apareciendo en los medios algunas noticias de algunos a los que no les importó para nada el lucrarse haciendo negocio con nuestra salud, mientras el pueblo mostró el mejor ejemplo con su solidaridad, generosidad y apoyo. Un aplauso escribo y lo comparto, como aquellos de entonces cuando salíamos a nuestro balcones durante unos minutos a expresar nuestro agradecimiento a esos profesionales que daban la vida a diario por todos nosotros. Tenemos una memoria frágil o es que estamos convirtiéndonos en unos insensibles, que sólo nos acordamos cuando los necesitamos. Mejores, eso decíamos, de esta vamos a salir mejores.
Creo estar cumpliendo con el mensaje de mi amigo hasta aquí. Pero me cuesta. Porque esta semana seguimos asistiendo a un espectáculo. Al espectáculo de la banalización de la política. Y en esta situación sólo ganan los extremos y no la concordia. Ganan los que contaminan y perdemos los que defendemos la política. Ganan los que no quieren política y perdemos los ciudadanos. Porque los problemas no se resuelven desde los bandos del "y tú más". Y va a ser difícil mejorar este clima porque para colmo ahora hay tres procesos electorales continuados desde abril hasta junio. Y cuando hay elecciones, las estrategias electorales están a lo de cada uno y no hay tiempo ni espacio para lo de todos. Quizá es que lo pasa en Madrid se extiende por todo el país y los demás no existimos. Es como una anestesia que no nos quita el dolor, sino que nos duerme para que hablemos de aquello que nos hace no pensar en el día a día de la dificultad y donde los problemas de los ciudadanos quedan en un segundo o tercer nivel....y a veces me pregunto si realmente no estamos colaborando un poco todos, normalizándolo como si se tratara de algo irremediable.
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