Han sido días de reflexiones individuales y también deberían haber sido colectivas. Tengo dudas y como he dicho en alguna ocasión me gustaría tener más certidumbres, pero estos últimos años me enseñaron que cada vez hay más dudas en la sociedad y en nosotros mismos. Puede que sea que este tiempo nos ha acostumbrado a un seguidismo ciego de las decisiones. Debatir y reflexionar de forma serena es como proclamar en el desierto. Quizás es una de las razones de preguntarme siempre por las cosas. Escuché hace tiempo aquello de si dudas es que piensas. Por ello quizás es ese cuestionarme si lo que estoy haciendo es lo que debo hacer y ello en definitiva forma parte de la duda. Una actitud, un dejar de hacer para poder pensar. Es hasta posible que quien llegue a leer este primer párrafo no siga, porque puede llegar a pensar el lío que estoy escribiendo. Pero forma parte del objetivo del blog. Pensar y reflexionar al leer.
Por ello el título de la entrada. Porque después de haber tenido en suspenso al país y al partido, y con una incertidumbre política sobre la que se puede opinar mucho, pero mucho de incertidumbre ha existido, no debería retrasarse en ponerse en marcha las medidas de los días de reflexión después de haber decidido hacer lo que tenía pensado hacer. Hay medios de comunicación que han reflexionado y otros que también lo han hecho. Creo que los unos y los otros para seguir haciendo lo que venían haciendo. Unos informar y otros difamar. Y los partidos, pues poca reflexión deben haber hecho, porque al menos durante estos primeros días siguen en lo de antes de los días de reflexión. Elecciones, elecciones. Encuestas y más encuestas. Parece que cada vez mandan más las encuestas y todas se hacen con igual o parecido objetivo. Estrategias y crear opinión para tener relato y generar decisión. Y después de las catalanas llegan las europeas sobre las que me parece que va a costar mover a la gente. Porque se podría decir que llevamos así desde que se inició el año y hay quien piensa que no se habla de otra cosa y existe bastante hartazgo en la calle, porque no está calando que el asunto tenga mucho que ver con los problemas de la ciudadanía.
Por eso acabada las jornadas de reflexión llega el momento de la acción aunque haya elecciones. Porque el punto y aparte tiene que ser el inicio de un nuevo tiempo. Porque debe abanderarse este punto desde el propio Gobierno y producir verdaderos cambios estructurales para que no haya que volver a nombrar otra vez la famosa frase de que hay que "cambiar todo para que nada cambie". En la última entrada del blog un amigo me respondía diciéndome "lamento decirlo, pero soy pesimista. Porque entre otras razones el asunto se parece mucho a algo que va cuesta abajo sin frenos y casi todos pisando el acelerador". Esta respuesta y otras que me llegaron coincidían bastante en el análisis porque la polarización ha conseguido instalarse en el escenario de lo cotidiano y ahí está entre otros ejemplos, el de las redes sociales diariamente. Hay bastante unanimidad en que ese es uno de los problemas. Nadie quiere levantar el pie del pedal y está instalado no sólo en nuestro país, sino también en buena parte del mundo este virus que está poniendo en peligro la Democracia.
Y con las dudas que trasladaba en mi primer párrafo y entendiendo que haya quien no haya llegado hasta aquí, sigo teniendo dudas de lo que ha sucedido en estos últimos días, porque sigo pensando en que no hay una reflexión y decisión colectiva en quienes pueden llegar a conseguir una regeneración democrática en nuestro país. Porque la regeneración que debería ser el inicio del punto y aparte anunciado debería empezar por la renovación del Consejo General del Poder Judicial, pero no sólo. Porque siendo esto muy importante, pienso que los dos grandes partidos deberían hacer mucho más y ponerse de acuerdo en esas medidas de regeneración, pero no parece que haya mucha voluntad por las declaraciones posteriores. Hay que recuperar el valor de la palabra y hay que decidir si queremos seguir así y que nuestro país sea ingobernable, o si queremos ser un país referente en regeneración, consenso y sentido democrático. Por eso el título de esta entrada no es una duda. Es una parada para pensar, pero sobre todo para invitar a actuar y de esta forma romper con la cita "lampedusiana" que refería anteriormente....¿Será posible poner por delante el interés general del país o seguiremos ampliando el eco del ruido y terminaremos contaminándonos todos y todas?
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