Dicen que las calles son el corazón de una ciudad porque le dan forma al espacio público compartido a diario por los ciudadanos. Poseen muchos atractivos donde permanecen los recuerdos y los años de los cambios. Podría decirse que son un espejo del tipo de ciudad que compartimos y representan un factor clave en la calidad de vida. No sólo poseen unos servicios públicos que se necesitan para funcionar, son también un lugar para las relaciones. Son el corazón que late con el bullicio de la vida cotidiana que compartimos y convivimos.
Y en esas calles y aceras de Badajoz por las que paseamos
tenemos que ir mirando hacia abajo por el peligro evidente que podemos sufrir.
Esas baldosas rotas, sueltas o que ya no existen nos pueden llegar a provocar
una caída, o que cuando ha llovido haga que tengamos que estar durante buena
parte del tiempo con la ropa mojada o manchada. Un problema que se repite por
toda la ciudad. Porque no hay una sola calle de Badajoz donde no nos
encontremos con esta fotografía que un día tras otro sufrimos los ciudadanos.
Por no hablar también de esos parques de antes que ya no disfrutamos y de los
que tendremos que escribir algún día, porque Badajoz llegó a tener unos parques
donde pasear era estar en el interior de un espacio de colores y olores que hoy
ya han desaparecido.
Hace días reparaba en un paseo en algunas manchas de colores
que existen y llevan tiempo sobre zonas de baldosas que están rotas o en mal
estado. Es posible que estén señaladas para su arreglo, pero si eso es así,
parece demasiado tiempo para que se proceda a su acondicionamiento y reparación.
Es como si formaran parte del espejo urbano. Es como si formara parte de la
dejadez en poner solución a un problema. Alguien puede llegar a pensar que no
es un problema importante, pero no hay dudas de que a diario los ciudadanos lo
sufrimos y lo comentamos.
Y ante esto qué hacer. Qué hacer cuando un problema se
visualiza, se habla y no se arregla. Nos dicen que se aprueban expedientes de
inversiones para reparar aceras. Pero es que las calles de nuestra ciudad
llevan demasiado tiempo en este estado. Una ciudad tiene calidad por los
servicios y recursos que contiene. Por la atención que le presta a mejorar sus
infraestructuras y por invertir en tener mejores prestaciones sociales y
ambientales para sus ciudadanos. Una ciudad tiene calidad por una seguridad en
todos los sentidos y por un buen mantenimiento de sus recursos públicos para
ofrecer mejores condiciones de vida a sus vecinos y vecinas. Una ciudad tiene
calidad con un mejor comportamiento cívico y con unos responsables políticos
que no miran para otro lado ante los problemas cotidianos de la ciudadanía.
Es cierto que las calles de una ciudad son una de sus
referencias. Por ello no sólo necesitan una reparación urgente, también una
planificación, para que nuestros impuestos repercutan en una mejora de nuestra
calidad de vida en todos los sentidos.
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