Alto el fuego!. Desescalada!. Escalada!. Reuniones y más reuniones!. Declaraciones, y más declaraciones!. Condiciones!. Líderes internacionales!. Fotos y más fotos!. ONU y más Organismos!. Ataques y bombardeos!. Comunidad Internacional!. Unión Europea!. Conflicto de hace años!. Guerra y más guerra!. Muertes y más muertos!. Niños y niñas, ancianos, mayores, mujeres, hombres!. Colegios, hospitales bombardeados!. Más muertes de personas!. Destrucción de ciudades e infraestructuras!. Firmas y ayuda humanitaria!. Negociaciones!. Bla bla, bla, palabras y palabras!. Estoy seguro que se podría seguir poniendo más adjetivos y nombres, pero lo que es cierto es que se cumple un año y el conflicto sigue y continúa. Porque de la otra, la de Rusia y Ucrania ya no sabemos ni de qué hablar. Israel y Palestina, Palestina e Israel una vez más y van muchas, siguen en conflicto y la comunidad internacional con Estados Unidos al frente sigue demostrando su ineficacia, con tanta palabrería. El tiempo transcurrido si se tuviera que medir por algo, debería medirse en muertos ocasionados por el conflicto y en familias absolutamente rotas. Pero ni por esas parece que estamos sensibilizados como sociedad!!!
Hoy seguimos asistiendo desde la distancia y el distanciamiento este conflicto. Asistiendo porque estando lejos lo tenemos cerca, aunque lejos porque no está en las prioridades de aquellos que lo pueden resolver. O eso creo que es así, aunque cada día que pasa y sigue produciendo muertos, es como si mostráramos cierta insensibilidad. Una insensibilidad que no es pasiva ni indiferente, pero es como si estuviéramos vacunados ante semejante masacre que se produce casi a diario. Quizás porque lleva demasiado tiempo instalado y hasta en los medios aunque se hable todos los días es como si fuera diluyéndose, salvo cuando se producen atentados o masacres grandes. No es que se olvide, porque no se pueden olvidar ni obviar los sentimientos y el daño que produce esta guerra, pero es como si debido a que suena repetido, estuviéramos dejando de prestarle atención y estuviéramos pensando en otras cosas. Entre otras cosas porque cuando escuchamos a líderes hablar del conflicto y de sus posibles soluciones, suena a que esas declaraciones llevan demasiado tiempo escuchándose y no han producido resultados.
No es la primera vez que escribo sobre ello, pero cuesta asumir que este conflicto haya vuelto a aparecer y que desgraciadamente se repita cada cierto tiempo. Porque con tanto tiempo y tantas veces, es un fracaso. Todas las guerras son un fracaso. Un fracaso de la Comunidad Internacional empezando por la Organización de Naciones Unidas y ese Consejo que sólo resuelve cuando Estados Unidos da su visto bueno. Me pregunto si en el interior de nuestra sociedad existe sensibilidad. Porque antes mostrábamos más solidaridad y hoy nos hemos vuelto insensibles y el tiempo está consiguiendo que desaparezca de nuestro deber el manifestar nuestra repulsa, porque en otro tiempo sí que había más conciencia reivindicativa y colectiva para mostrar nuestro rechazo ante este tipo de barbaries. Y no quiero exteriorizar la respuesta, pero creo que hemos perdido ese sentido y esa conciencia de la solidaridad.
Quizás es la incapacidad de mostrarnos o de hacer algo. Quizás es que le prestamos más atención a las audiencias de la televisión en sus canales diferentes. Quizás es que el ruido político nos ha contaminado a todos y todas. Quizás es que decimos que no se puede hacer nada y es un error, porque siempre se puede hacer algo. El intentarlo ya sería hacer algo. Pero quizás hoy nos están quitando las ganas y las fuerzas hasta de expresarnos y por eso nos callamos. Recuerdo un poema que escuché hace tiempo y que lo suelo escuchar en ocasiones, que tiene por título "aquí no hay viejos, solo nos llegó la tarde" Y puede que haya quien piense que no tiene relación, pero a todos y todas nos llegará la tarde, en forma de seguir viendo dejar pasar el tiempo. Un tiempo que no es que nos llegue tarde, porque hoy el problema no es la edad. El problema lo podemos llegar a tener pensando en nuestra incapacidad de sentir y expresar nuestro rechazo, porque creamos que pasó el tiempo de mostrar nuestra indignación y hasta de perder nuestra capacidad de expresar nuestra solidaridad.