Una vez que se celebran unas elecciones y se conocen los resultados, nadie duda de la legitimidad democrática de los gobiernos fruto de las mayorías absolutas, pues son la libre elección de los ciudadanos en las urnas al depositar su voto. Entrar en las causas de la consecución de una mayoría absoluta sería muy extenso de explicarlo por aquí, pero en alguna ocasión escuché y pude reflexionar sobre ello. No se ganan las elecciones por un solo motivo y sí se pueden llegar a perder por una sola causa. Por no extenderme y como un factor muy importante que influye, también hay que tener en cuenta la repercusión que tienen factores que no tienen que ver con el territorio o la ciudad en cuestión, por la cada vez mayor crispación y polarización política que está extendida y establecida en cualquier ciudad o Comunidad Autónoma y a las que los aires de la política nacional invaden y consiguen que buena parte del voto esté influenciado por ello. Evidentemente también hay un gran peso en lo interno en todos los sentidos de cada ciudad o Comunidad, porque sobre todo en las municipales los ciudadanos votan en muchos casos a las personas que lideran una lista, aunque cada vez influye más la política nacional también en unas elecciones locales.
Y con este debate en cuestión de las mayorías absolutas reflexionábamos hace unos días un grupo de compañeros cuando se ha cumplido el primer año de mayoría absoluta del PP en la ciudad de Badajoz. Un primer año que coincide con la presentación de unos presupuestos municipales que están prorrogados desde el año 2022. Si buscáramos un titular de su gestión, este podría ser el de trazo de titular más grueso de este primer año, porque es anormal no tener unos presupuestos actualizados desde hace meses teniendo en cuenta la mayoría absoluta con la que cuenta. A ello se podrían añadir las privatizaciones de servicios municipales y diferentes conflictos con los trabajadores municipales y sobre todo con la policía local. La oposición, es difícil valorar una gestión de la oposición por la mayoría absoluta con la que se cuenta por la actual corporación y por el rodillo con el que se actúa, pero en la ciudad hay mucha desigualdad entre barrios, y los recursos e infraestructuras dejan mucho que desear porque hay muchas diferencias y la frontera de la desigualdad sigue creciendo porque hay barrios donde se invierte todos los años y barrios donde no se invierte en años, y en un espacio donde se genera la desigualdad generándose diferencias hay mucho para trabajar.
Quizás habría que destacar algunas cuestiones de futuro sobre los que se debería prestar más atención porque nos puede dar una idea de si la ciudad quiere ser la referencia o quedarse simplemente en ser la ciudad más poblada de la región. Hay que apostar fuertemente por el entorno de la Alcazaba y sus adentros como oportunidad para ser una ciudad que multiplicara sus oportunidades de convertirnos en un referente turístico y como espacio de inversión para la recuperación del enorme patrimonio y riqueza cultural que disponemos. Hay que conseguir cuanto antes que los grandes proyectos anunciados y no iniciados tengan un futuro más allá de las palabras y pasar a convertirse en argumentos creíbles que le den una nueva dimensión a la ciudad. Hay que planificar el espacio industrial y de negocio para que no sea un imposible moverse entre la lentitud de la burocracia administrativa y la tardanza en hacer realidad los proyectos que se pierden en el tiempo desde que se anuncian hasta que se inician. Hay que planificar las inversiones para que los recursos e infraestructuras de los barrios de la ciudad no se abandonen y podamos empezar a hablar de una ciudad donde es la Administración la que está cerca de los ciudadanos. Hay que invertir en los servicios en los que el ciudadano dentro del ámbito de lo cotidiano se queja porque es lo básico donde se evidencia el abandono y la desidia cuando paseamos y nos movemos por las calles, parques y jardines comprobando el desigual tratamiento dependiendo de la zona de la ciudad de la que hablemos. Y se podría seguir mirando hacia el mayor patrimonio natural ambiental que puede llegar a tener una ciudad. Cuántas ciudades quisieran tenerlo, pero ambientalmente bien conservado para poder disfrutarlo en toda su extensión y posibilidades.
Escuchaba la presentación de los presupuestos de 2024 a los que le van a quedar menos de seis meses una vez que se aprueben, salvo se prorroguen, y el Concejal Delegado titulaba "un nuevo presupuesto para una nueva ciudad". La frase y la temporalización de las cuentas son de inicio una contradicción manifiesta. Porque pensar en futuro es planificar a largo plazo y no con unas cuentas para medio año. Tiempo habrá para seguir valorando si en el futuro se va a desarrollar uno de los proyectos aprobados hace unos meses como ha sido la adhesión de Badajoz a la ley de grandes ciudades. Cuando se aprobó se comprometieron a ponerlo en marcha a principios de 2025 y entre otras razones está la de configurar una ciudad nueva con unos distritos, unos presupuestos y unos nuevos servicios. Está por comprobar si las palabras una vez más van a ser fruto de una promesa que vuelva a ser renovada. Está por comprobar si una vez con presupuestos actualizados, el rodillo de la mayoría absoluta va a ser lo que siga. Seria conveniente y positivo que aquello que se decide por la mayoría absoluta contara con la opinión favorable de la ciudadanía, porque cuando se comparten las políticas éstas se entienden y las cosas funcionan razonablemente mejor. Tiempo al tiempo.
Ni quito ni pongo nada. Uno de tus mejores post. Deberías enviarlo a alguien...
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