“El dinero, mejor en las calles que en los bancos”. Leía hace unos días esta frase pronunciada por un regidor, en relación con el dinero que hoy puede tener un Ayuntamiento en tesorería por tenerlo presupuestado y no haberlo ejecutado. Es cierto que un dinero que se presupuesta y que forma parte de una previsión de gasto no siempre por distintas razones se llega a gastar, pero también es verdad que es un dinero en disponibilidad para ser gastado, y por ello la frase me parece muy acertada. Porque los proyectos que acompañan a ese presupuesto se hacen para ser ejecutados y no para ser convertidos en una promesa que comprobamos año tras año en muchos casos como se renueva y no se llega a convertir en realidad.
Este asunto del remanente de tesorería es algo que los
ciudadanos no reparamos porque pensamos que sólo son números y nos olvidamos
que detrás de los números están las personas, las empresas y los proyectos. Son
por tanto aquello que posibilita que las ciudades adquieran una nueva dimensión
y proyección. Aquello que repercute en los ciudadanos que vivimos en ellas para
poder conformar un proyecto de vida y aquello que consigue generar estabilidad
y crecimiento a las empresas que necesitan de que la viabilidad e inversión en
los proyectos sea una realidad.
Es por ello que siendo los presupuestos y los remanentes de
tesorería cuestiones más de la técnica presupuestaria, están sujetos a las
interpretaciones que los responsables de hacienda en los ayuntamientos
justifican para en algunos casos no ser invertidos en los proyectos
contemplados o conseguir cuadrar las cuentas. “No hay deuda porque los
préstamos que se firman se amortizan rápidamente y tenemos solvencia”, son
algunas de las justificaciones. Se podrían justificar otras cuestiones, pero lo
de solvencia y amortizaciones es algo obvio, porque si un Ayuntamiento como es
el caso del de Badajoz no tiene solvencia no podría presupuestar para este año
139 millones. O no podría haber presupuestado y acordado el montante de los
últimos cuatro Planes de Impulso que suman un total de 75 millones de euros,
desconociéndose el grado de materialización, desarrollo y de ejecución de los
mismos. Porque, si realmente esa cifra se hubiera dedicado a los proyectos
comprometidos, hoy la cara de la ciudad en muchos de sus barrios, parques y
calles sería otra muy distinta.
Y por ello como estamos hablando de posibilidades de
inversiones y se han aprobado los presupuestos de 2024, hubiera sido conveniente
que en los mismos se incluyera aquello que se decía en la Agenda Urbana que iba
a planificarse para convertir a Badajoz en una referencia en el futuro.
Una vez más vuelve a ponerse de manifiesto lo que viene
acompañando al Gobierno Municipal en estos últimos años. Una campaña de
publicidad permanente a base de privatizaciones de servicios públicos para de
esta forma oscurecer una nula capacidad inversora en los proyectos y demandas
de la ciudadanía pacense que siguen pendientes un año más. Y mientras las
inversiones siguen en el sueño del olvido, es posible que algunos sigan
preguntándose si el dinero está mejor en las calles o en los bancos.
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