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domingo, 28 de agosto de 2022

Un año....

Durante el descanso de los recuerdos y en un paraje natural al que siempre me ha gustado realizar una visita en los alrededores de mi pueblo, me conecté para leer la prensa por internet encontrando una información que decía: "la guerra cumple seis meses sin un claro vencedor y con la incógnita de las intenciones de Putin"....corresponde a un titular de un medio público que pagamos todos los ciudadanos. Hablar en un medio público de "sin un claro vencedor", cuando en este conflicto sólo hay perdedores, me pareció como poco fuera de lugar por no utilizar otra calificación. Por el lugar donde me encontraba traté de reflexionar sobre ello y consideré que con todo lo que nos estaba pasando en este siglo me pregunté si había alguna razón en titular de esa manera. En la observación del lugar y hasta donde podía llegar creí en la libertad de expresión, pero rápidamente traté de eliminarlo para perderme en el disfrute del espacio aunque no escuchara el sonido del agua como en otras ocasiones y como forma de despertar los sentidos. Pensé que mejor reflexionar sobre lo maravillosa que es la vida, porque si hay algo que merezca la vida es la vida misma.

Durante estos días de vacaciones suelo recorrer espacios de mi juventud. Lugares que guardo en la memoria del río de la vida. Pienso que es positivo detenernos en algunos de los rincones que guardamos todos en nuestro interior. Son esos interiores que no queremos perder porque nos identifican y hacen que mantengamos nuestra esencia y nuestro origen. La riqueza de la experiencia personal como forma de adquirir y guardar el conocimiento, el recuerdo como camino a la libertad personal y el observar el paso del tiempo a través de esa parada como forma de reforzar nuestros sentidos. Escuchar ese canto de los pájaros a primera hora del día y comprobar que el silencio también se expresa aunque no tiene voz. Me acompañó uno de los dos tomos del blog como fórmula para seguir reflexionando y reconocer de esta manera a lo largo de estos años que el tiempo no sólo pasa y nos hace mayores, sino que también entre otras razones es uno de los mejores argumentos que tenemos para seguir aprendiendo.

En esos viajes de ida y vuelta que tenemos a lo largo de los recuerdos nos congratula reencontrarnos con la alegría de estar con gente con la que haces muchos años no te encontrabas. Es algo que es posible que pase en todos los pueblos de nuestra maravillosa Extremadura. Es como si formara parte de una cultura que tiene mucho arraigo en los extremeños. Es posiblemente uno de los efectos de la fuerte migración extremeña de los años 1950 a 1980 que dejaron a nuestra región sin buena parte de su capital humano. Pero también es una manera de ser y de estar, de mostrar esa fuerza hacia los tuyos y hacia todos aquellos con los que te unen unos lazos que siempre estarán abiertos para recibir. Los que se fueron vuelven a pesar de los años y los hijos de éstos regresan con los suyos porque si el sentimiento se comparte, este también regresa. Y ello también forma parte de la razón de ser que compartimos los extremeños. Nos sentimos, lo compartimos y lo expresamos. Semos asina, decía nuestro Luis Chamizo.

Este año no pude sentirlo igual que otros años. Faltó esa mano que se agarraba a la vida apretando las mías. Esa mirada hacia alguna parte sin saber hasta dónde esos ojos alcanzaban. Ese temblor que nos hacía estremecernos cuando en esos segundos de lucidez pronunciabas nuestros nombres. Ese canturrear esas canciones de tu tiempo que por momentos recuperábamos y que tanto te gustaban. Esos recuerdos de un tiempo duro lleno de esfuerzos y sacrificios. Ese andar por los puentes de la vía sobre el Tajo cuando pasaba el tren. Esas horas contadas en los pasos a nivel sin poder dormir. Esa fortaleza que siempre demostrabas y esas conversaciones que me habrían gustado seguir compartiendo. Esos consejos en pocas palabras que hoy forman los recuerdos que nunca podré olvidar. Esas horas sentados el uno al lado del otro mirándonos como si estuviéramos hablando en silencio. Un año y te seguimos queriendo y recordando. Un año que te fuistes a algún lugar desde donde esos ojos nos miran y esas manos que siento que siguen rozando las mías. Un año.

sábado, 13 de agosto de 2022

Qué es lo que importa….?


Llevo algún tiempo reflexionando en el blog sobre los niveles de incertidumbre en que estamos presos los ciudadanos en este nuevo siglo y los problemas que estamos sufriendo como sociedad. Los cambios y sus consecuencias, la afectación de los mismos en el comportamiento social, las dos crisis casi consecutivas y la imposibilidad o incapacidad de los Gobiernos para dar respuesta a todos esos problemas derivados de las mismas, las subidas de precios de los alimentos y de los combustibles, así como de los precios de la energía. Los problemas del clima y la casi nula conciencia sobre ello que tenemos, el encarecimiento de la vivienda y los problemas de acceso a la misma, la crisis demográfica que sufrimos y lo que afecta a una parte de nuestro país, la crispación política y social junto a la polarización que alimentan las grandes empresas tecnológicas con el control cada día más amplio a través  de los algoritmos. El ruido de unos y otros que experimentan y elevan a través de los medios todo lo que les interesa y que consiguen que los ciudadanos cada día estemos más condicionados y lejos de lo que nos interesa a todos, y la instrumentalización del miedo como nuevo concepto para condicionar nuestro modelo de convivencia y la manipulación cada día más persuasiva a la que estamos sometidos. Solo por enumerar algunos de los niveles en que todos podemos reflexionar y que juntos han conseguido un nivel de ruido que nos tiene secuestrados como sociedad al ser incapaces de pararnos a pensar y encontrar una alternativa como país para intentar resolver un poquito toda esta sinrazón.

En la lectura de muchas de las entradas de mi blog me reencuentro con capítulos que es como si volvieran a producirse. En ello empleo un tiempo de lectura y me doy cuenta de que hay problemas que se han convertido en permanentes. Que se repiten. Quizás por eso esta reflexión me lleva a mantener que viajamos por un mundo en el que los problemas permanecen y el tiempo avanza muy deprisa. Tan deprisa que los cambios en una década casi no lo recordamos por la velocidad a la que se han sucedido. Quizás es porque la perspectiva de estos 11 años del blog me da esa posibilidad y me permite hacer estas observaciones, pero hay problemas que podríamos decir que forman parte de nuestra vida con carácter duradero.

En alguna entrada he reflexionado sobre las estrategias de distracción por llamarlo de alguna manera a la que nos tienen sometidos a los ciudadanos. Es aquello que hemos escuchado de lo del relato y su importancia. Ganar el relato aunque sea a costa de sacrificar la credibilidad, porque no siempre lo que se cuenta es lo que realmente pasa. Por ello a veces tengo la duda de si importa la credibilidad o importa generar ruido para que se hable en términos negativos de lo que se hace o propone. Decía hace una semana que puede que en nuestro Estado de las Autonomías pese más lo de cada uno de los territorios que el territorio de todos y que la política y los políticos estén demasiado pendientes y ocupados en las estrategias y las encuestas. Puede que en estos últimos tiempos hayamos puesto en duda hasta nuestro nivel de descentralización de competencias y ahora cada uno como se suele decir, es capitán general en su territorio y no quiere que nadie le ordene.

En los últimos años estamos asistiendo a una fuerte crispación en el terreno de la política. Podemos leer cualquier medio, escuchar cualquier emisora de radio o ver cualquiera de las cadenas de televisión para darnos una idea del nivel de crispación. Hoy el Gobierno emplea casi más tiempo en desmontar falsedades o bulos de los adversarios que en explicar y convencer del porqué de la necesidad de sus políticas. Y en los últimos años esto se ha convertido en una normalidad que está consiguiendo que el mensaje que llega y que habla la gente poco o nada se parezca a la realidad de lo que se pretende o se propone y esto sí que es peligroso, porque al final se pierde la esencia y la fortaleza del discurso y cuesta mucho conseguir credibilidad.

domingo, 7 de agosto de 2022

Puede....

Escuchaba y leía en esta semana tertulias y comentarios a las medidas anunciadas por el Gobierno sobre el plan de ahorro energético y me propuse reflexionar sobre algo que creo que está pasando en los últimos tiempos. Porque hoy ha dejado de ser una novedad el que cualquier medida del tipo que sea rápidamente nos pongamos a cuestionarla y hasta nos atrevemos a comentarla, como si fuéramos expertos en la materia y en la mayoría de las ocasiones lo que hacemos es leer o escuchar lo que algunos dicen o escriben sobre la cuestión. Y mientras sucede vamos asumiendo todo ello sin preguntarnos si es cierto. No nos detenemos a pensar que la bola de esa información rápidamente va recorriendo el espacio de lo cotidiano, que es el lugar en el que la noticia y su repercusión una vez que llega adquiere una velocidad que ya es muy difícil de parar o desmentir.

Hoy está claro que las medidas adquieren una dimensión en cualquier sentido como no sucedía en otro tiempo. Puede que sea por aquello de que hoy el conocimiento no se pierde, sino que se acumula y todos tenemos más recursos que no siempre nos damos cuenta si los utilizamos bien. Puede que esa sea la razón del “clip” que no sólo aguanta el papel y por la cual todos nos ponemos a colocarnos en la casilla de expertos porque tenemos la opción de consultar y opinar. Pero consultar y opinar no quiere decir tener conocimiento sobre la materia en cuestión. Algunos opinan que no hay que llevar a cabo medidas que obliguen al ahorro, sino que el ahorro energético tiene que basarse en la necesidad de generar conciencia y compromiso en el ciudadano porque nos estamos jugando una buena parte del futuro. Esta podría ser una buena razón, pero en estos tiempos convulsos y de incertidumbres, creo que no somos muy prudentes ni pacientes sobre esa necesidad, pero sin duda que nos hace falta mucha pedagogía sobre ello porque pienso que sería la que generaría cultura y responsabilidad para todas las generaciones.

Estamos en un tiempo en que todo es polémica  y todo se politiza. Podríamos decir que no se valora lo suficiente el principio del esfuerzo y la responsabilidad, porque todo se critica desde todas partes. Hasta se intenta desacreditar lo de imponer un impuesto a los que más ganan y estos encuentran aliados en una parte de la política porque les unen los intereses. Da igual que haya países que lo impusieran hace tiempo o que el responsable de la ONU diga que es “inmoral” que las empresas petroleras y gasistas estén registrando ganancias récord en medio de la actual crisis energética y que haya insistido a todos los Gobiernos a gravar sus beneficios excesivos. Aquí lo que vale es criticar o decir que en mi territorio no voy a apagar la luz a pesar de la norma; vale desviar el foco y la responsabilidad hacia los Gobiernos tengan o no culpa para que no se hable de quienes realmente están consiguiendo ganar como nunca.

Puede ser cierto que a veces se producen improvisaciones y que desde el anuncio de las medidas hasta que se implantan y se consigue efectividad pasa demasiado tiempo. Puede que en ocasiones los destinatarios directos de las mismas no estén preparados para poder afrontarlas. Puede que algunas medidas sean más de mirarse al espejo que ver la realidad. Puede que en nuestro Estado de las Autonomías pese más lo de cada uno de los territorios que el territorio de todos. Puede que la política y los políticos estén demasiado pendientes y ocupados en las estrategias y las encuestas. Todo ello y más hasta es posible que pueda ser cierto, pero creo que lo real y en donde deberían estar todos, es en el diálogo y en el consenso para encontrar las respuestas a los problemas que estamos sufriendo los ciudadanos, porque si quieren recuperar el que la gente siga creyendo en ellos deberían poner por delante los intereses de todos y no los de cada uno, porque uno de los grandes problemas de estas crisis es que siempre se llevan por delante varias generaciones y marcan la debilidad de un país para varias décadas....y aquí el puede no cabe, porque la historia nos ha demostrado que es una realidad.