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domingo, 27 de agosto de 2023

El tiempo que vivimos....

Me decía un amigo que el también tiene pueblo y que cuando lo visita suele perderse por espacios que le hacen recordar. Recordar y sentir, revivir un tiempo y reencontrarse con aquellos momentos. Es algo normal, le comenté. Son nuestras raíces y lo que hacemos es alimentarnos con esos recuerdos que nos hacen refugiarnos en nuestra memoria. Es como una conjunción del tiempo que vivimos y de la búsqueda de las respuestas de este nuevo tiempo que camina acelerado y nos impide parar. Es la línea que le da sentido y continuidad a entre lo viejo y lo nuevo. De aquello que desaparece dejándonos las huellas y lo que vemos que se acerca y nos hace sentir con más distancia, como queriendo proyectar nuestro presente con más tranquilidad. Todos tenemos un pueblo y es por ello que todos podemos llegar a tener esos recuerdos.

Y en ello andamos, en busca de nuestro tiempo como ciudadanos, como sociedad. Queriendo encontrarnos en este mundo egoísta e individualista. En un tiempo viviendo el presente, que es aquello que nos pasa a medida que pasa. Como observadores de lo que se mueve y hasta donde llegamos, pero preocupado porque cada día parece que aquello que es de todos, cada vez importa menos. Podemos normalizar esta frase si queremos, pero eso acompañaría y reforzaría el problema, no lo resolvería. Porque le quitamos importancia y porque al final optamos por no dar respuesta y nos refugiamos en el pragmatismo de decir que no es para tanto. Pensamos que el tiempo ayuda a situar las cosas en su sitio, pero por sí solo no es así. Hay que poner de parte para que todo se parezca a lo que queremos, a lo mejor que puede llegar a ser.

Y en esa búsqueda del tiempo que vivimos cada día, se hace más necesario el escuchar. Escuchar y compartir. Creo que es de los mejores ejercicios que podemos llegar a hacer. Porque nos ayuda a seguir aprendiendo y nos hace estar con los ojos abiertos ante este mundo que está controlando hasta el aire que respiramos. Me lo dice siempre mi amigo Pepe: escuchando y compartiendo no me siento solo y además me ayudas a reflexionar. El sentido común es como un tesoro de sentidos que nos pertenece a todos, que todos lo tenemos. Se trata de cómo actuamos y pensamos los ciudadanos. A veces es cierto que se utiliza como un argumento con el que nos movemos y que sin contar con ningún apoyo científico, la gente sabe como desarrollarlo, porque aparte de ser algo natural, hace que también nos sintamos bien y hasta es beneficioso para la salud.

El tiempo que vivimos se vuelve a veces caprichoso y hasta puede conseguir que lo realmente importante y que tiene valor no lo valoremos. Lo podemos comprobar a diario en muchos ámbitos. Hasta es posible que sea una de las causas de que hayamos caído en esa normalización a la que me refería antes y esto es muy peligroso. Una frase de El Principito creo que puede ser muy descriptiva "Sólo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible a los ojos". No le damos valor a las cosas que realmente lo tienen, a las esencias de la vida. Por ello tratemos de buscar más en nuestro interior y miremos más allá de las apariencias. Valoremos el tiempo que vivimos y lo recordemos, porque en realidad aquello si que existió. Fue real, no lo soñamos.

martes, 22 de agosto de 2023

Los puentes del Tajo....

Se dice que nunca el tiempo es perdido y será que me suena más porque es una frase de una de las canciones de Manolo García y que suena tan bien, como el conecta en sus directos en los conciertos. Estos días son siempre especiales, aunque mejor decir que una visita a los orígenes y a mi pueblo, son siempre especiales. Decidí recordar y abrirme de nuevo al compromiso con los recuerdos. Esa forma que tenemos cada uno de expresarnos y que para mí, tiene un enorme valor y siempre será así. Son esos momentos en los que el tiempo se detiene y se disfruta. Te asomas y quieres seguir mirando todo lo lejos que te permitan tus ojos. Porque en los recuerdos no importa el tiempo, sino lo que te importa es lo que te transmiten y trasladan esos tiempos. He pasado unos días en mi maravilloso pueblo y me sigue gustando disfrutar de los tiempos de una juventud vivida en tantos rincones y espacios tan llenos de recuerdos.

Imaginemos cuando cerremos los ojos todo lo que podemos llegar a abarcar en esos tiempos, en esos años. Lo sugiero, es muy sano. Un día lo quise hacer tempranito porque ahora es la mejor manera de romper los sentimientos de lo interior. El silencio de las primeras horas del día. Ese golpe de conciencia interior que se te abre. Ese espacio penetrante que se vuelve más vulnerable. Esos momentos donde te reencuentras con los silencios de una conversación que te ayuda a recordar y reflexionar. Ese enorme valor que hoy tienen las cosas en las que quizás no reparamos por estar perdidos, pero que adquieren una profundidad que te hace abrirte en canal. Esos momentos del río de la vida que te hacen responder interiormente a como se va desarrollando y transcurriendo el tiempo de la vida, y en los que cerrando los ojos comprobaremos que cuando te toque es lo único que te vas a llevar contigo. Todo esto y mucho más quise vivirlo en los silencios de un espacio que me llena de unos recuerdos maravillosos y que consigue que me muestre ante el espejo sin tener que poner una cara que no sea la de la realidad del camino recorrido y del tiempo vivido. 

Será por el origen ferroviario o no, pero siempre me resultaron atractivos y llamativos los trenes. No hay mejor recuerdo posiblemente que el de un viaje de largo recorrido en tren y si es de los de antes, mejor. Podían circular más lentos y quizás también se averiaban menos, incluso era difícil que llegaran puntuales pero al margen de esta cuestión, un viaje en tren de largo recorrido es una experiencia inolvidable. Durante unos años pude hacer muchos kilómetros con un documento llamado "kilométrico". Un carnet que teníamos por un número de kilómetros los familiares directos de ferroviarios. Me gustaba pasar horas apoyado en la ventana y observar los caminos, los ríos, los pueblos, las estaciones y los apeaderos. Charlar con algunos viajeros y escuchar historias de viajes. Antes las personas nos mostrábamos mucho más. Podría decirse que nos comunicábamos más. No existía internet y por tanto no había redes sociales. Quizás es la causa de que hoy cada día queramos "saber más" de lo de algunos sin ser importante para nosotros, que lo de cada uno. Nos preocupa aquello con lo que no nos une ningún vínculo o relación y ello es un problema en el que estamos colaborando a que este mundo esté organizándose así.

Mientras disfrutaba en la observación del paisaje disfrutaba los momentos vividos de un tiempo lleno de recuerdos que me asaltaban. Visualizaba la torre del castillo de Floripes y hablaba con los silencios de sus leyendas. En lo lejos, el depósito de La Atalaya y su mérito como obra de la II República. La inmensidad del gran lago-embalse del Tajo que sepultó para siempre puentes maravillosos y unas tierras que producían mucha riqueza. Y en esos momentos de silencio donde la proximidad del agua refrescaba, un espectáculo precioso apareció entre los canchales. Un grupito de gamos hembras (me parecieron en un principio ciervas) cruzando una parte del río. Llegaron a la otra orilla y eso me llevó a reflexionar. Los tiempos han cambiado, las autovías y el futuro ave nos acercarán a las personas, pero pensando en esos puentes sobre el Tajo estaremos perdiendo para siempre la belleza de un paisaje que el tiempo convertirá en ruina y se perderá para siempre, como le ha sucedido a la emblemática estación de ferrocarril de Rio Tajo.

domingo, 13 de agosto de 2023

No olvidemos....la historia.

El mes de Agosto siempre suele ser un tiempo para el descanso. Leía hace unos días que este mes en nuestro país no trabaja nadie. Compruebas que por la mañana tempranito suele ser el mejor momento del día. Por el silencio y sobre todo por el fresquito. Es muy saludable el aparecer temprano en la terraza de tu piso y asomarte. Escuchas el silencio, pero sin llamar la atención a nadie. Eso ya lo dijo un día en un debate entre candidatos un tal Rivera, del cual hoy no se acuerda nadie. Te sientas un ratito con un libro y ese momento es único. El descanso tiene esas cosas que en muchas ocasiones forman parte del diario, pero que en estas fechas lo solemos hacer con más frecuencia. También es un buen lugar si tienes un parque cerquita. Puedes observar y compruebas estampas ciudadanas. Y esos momentos te pueden llegar a decir muchas cosas sobre lo que vemos y hemos vivido, porque en esos instantes donde el tiempo se detiene, te asaltan los recuerdos. Es muy gratificante hacer el ejercicio de la memoria y levantar la mirada sin ver nada de lo que tienes a tu alrededor. 

Hace unos días desde esa observación y escucha pude comprobar que es mucha la gente que sale temprano a pasar un buen rato contemplando y recibiendo el fresquito. En uno de esos días escuché una conversación que me hizo reflexionar sobre qué país queremos ser o también sobre en qué país nos hemos convertido. La conversación se mantenía sobre estos días de calor extraordinario y sobre lo que están cocinando nuestros políticos o los medios nos cuentan a diario. Y la respuesta que pude escuchar desde la distancia que el silencio permite, me ayudó a reflexionar...."ahora empieza el fútbol y ya vamos a tener tema sobre el que podemos hablar sin que nos lo cuenten"....me hizo sonreír porque no es lo mismo contar que te lo cuenten.

Deber ser que los humanos necesitamos contar por nosotros mismos o que estamos cansados de escuchar sólo hablar a los periodistas de lo mismo desde hace demasiado tiempo. Ahora que las noticias más vistas o escuchadas son las que se refieren a las temperaturas que tendremos en los próximos días o sobre cómo van los apoyos de unos y de otros, hasta parece saludable que empiece el fútbol para tener tema de conversación distinto. Estamos ante un gravísimo problema a nivel mundial y los negacionistas del cambio climático seguirán rechazándolo a pesar de las evidencias claras del tiempo que estamos sufriendo. Que los ciudadanos ya conocemos los nombres de los que depende que haya Gobierno en nuestro país, no sólo lo conocemos, sino que estamos cansados y esperamos que pasen los próximos días para que se aclare, es algo evidente. Pues eso, el deporte nacional que no es de la pelotita, sino el de ponernos a hablar. Es Agosto y este año ha salido con noticias, cuando lo normal es que no las haya y de eso sí que saben los periodistas.

Y mientras el silencio de la mañana y las conversaciones de las estampas ciudadanas nos acercan, también este mes de Agosto es un mes imposible de olvidar. No se trata de las altas temperaturas, tampoco de los políticos y ni siquiera el fútbol, este mes en Badajoz será muy recordado siempre y por estas fechas aún más. Me sigue conmoviendo escuchar, ver y asistir a actos que me acercan desde el recuerdo a los sentimientos. Es la historia que no podemos dejar que caiga en el olvido, que no podemos olvidar. La canción de Pedro Guerra "Huesos" nos habla de esos huesos "enterrados al borde del camino"...."Y habrá que contar, desenterrar, emparejar, sacar el hueso al aire puro de vivir. Pendiente abrazo, despedida, beso, flor, en el lugar preciso de la cicatriz"....hace unos días escuchaba en ese silencio maravilloso del día que quizás nos estamos olvidando de lo verdaderamente importante, que es el de ser humanos. Por eso y porque lo tengamos siempre en cuenta, no olvidemos la historia.

domingo, 6 de agosto de 2023

Dignidad y reconocimiento....

En esta semana he asistido a un acto sencillo y muy emotivo. Se trataba de la reinhumación de los restos de un extremeño muerto en la cárcel franquista de Orduña, en el País Vasco. Se dice que muchos extremeños tuvieron el mismo final en el mismo penal. Las razones no existieron, pero podría definirse como un ejemplo de la sinrazón y de la barbarie franquista. Un ejemplo más de los miles de fallecidos extremeños y españoles que por estar al lado de un Gobierno legítimo, como lo fue el Gobierno de la República fueron represaliados, encarcelados y asesinados. Miles de ellos aún se desconocen donde pueden encontrarse sus restos. Pero esta historia de los hermanos Manuel y Salvador del Amo que pude conocer en estos días, no es una historia más, es una historia real que nos debe hacer reflexionar y más en estos tiempos. No importa que hayan pasado los años que han pasado, porque la historia nunca puede construirse desde el olvido y el silenciamiento de los vencidos. Como se decía en el acto, ningún tipo de rencor en la cara de los familiares y amigos. Sólo el deseo de recuperar una parte de la dignidad humana de estos extremeños, su reconocimiento y reparación. 

Y en estos días que se están realizando pactos políticos para formar Gobiernos en Comunidades Autónomas entre PP-VOX donde se proponen derogar las leyes de Memoria Democrática, parece conveniente reflexionar sobre la historia de aquellos años y de aquellas personas que perdieron su vida absolutamente de forma injusta. Porque el pasado y la historia vivida no puede olvidarse. Forman parte del interior de las personas y sobre todo de aquellas como en este caso que no pueden ser silenciadas. En demasiadas ocasiones no se ha querido hablar de aquello que pasó y aún sigue. Se podría decir que es una asignatura pendiente en el ámbito de la educación. Se quiso silenciar para no reconocerlo y se introdujo un miedo entre las personas afectadas que ninguna familia se atrevía a levantar su voz más allá de la puerta de su casa. Por esta razón y por otras que están en la memoria, se debe introducir de la forma más objetiva posible en la última fase de primaria y en toda la educación secundaria el hablar en profundidad en una asignatura. 

Porque ha pasado tiempo y esto permite desde una visión con luces largas que se pueda reflexionar. Desde el convencimiento de que no se trata de abrir ninguna herida, sino de que desde la bandera blanca de la dignidad se haga lo posible por seguir buscando y que los familiares de aquellos que sufrieron pudieran recuperar a los suyos. Cuando escuchamos, vemos o leemos episodios de aquellos años en libros o documentos que muchos se jugaron su vida porque algún día se supiera lo que pasó y se hacía, es como si nos reencontráramos con algún capítulo que hemos podido escuchar de nuestros familiares. Recuerdo conversaciones con mi abuelo y siempre me decía que lo que él me contara no lo dijera, pero que quería que lo conociera. Estoy seguro que esas conversaciones han sido muy corrientes en muchas casas y familias.

Estoy releyendo un libro de Isaías Lafuente "Esclavos por la patria" y en una de sus hojas hace referencia a un libro que recoge una extensa conversación de Felipe González y Juan Luís Cebrián, en el que el Vicepresidente Primero del Gobierno Gutiérrez Mellado, siendo aún presidente Suárez, le pidió un favor personal a Felipe: "Usted va a ser responsable del Gobierno en algún momento, ¿por qué no espera a que la gente de mi generación haya muerto para abrir un debate sobre lo que supuso la guerra civil y sus consecuencias?. Debajo del rescoldo sigue habiendo fuego, le ruego que tenga paciencia". Felipe le hizo el favor a Gutiérrez Mellado, aunque no tiene claro que se lo hiciera también a nuestra memoria histórica. No es por las fechas en que nos encontramos exclusivamente, pero sí que es cierto que ya han pasado demasiados años para que siga sin contarse de una forma absolutamente objetiva lo que pasó y es por ello que sigo reivindicando que la escuela debería ser el lugar donde contarlo, porque nunca "el olvido puede ser una opción en una Democracia".