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domingo, 24 de abril de 2022

el tiempo de las mascarillas!

Durante esta semana se ha acordado y publicado que las mascarillas ya no son obligatorias y que con algunas excepciones ya no tenemos que llevarlas puestas en interiores. Han transcurrido 700 días y han constituido una prueba y también una seguridad de una de las primeras medidas que se puso en marcha con la aparición del virus del covid-19. A pesar de esos primeros meses y esas dudas de si eran necesarias o no, de esa especulación con sus precios, de esa falta de las mismas y de otros casos que siguen saliendo a la luz pública como han sido lo de esa gente que siempre aparecen como lobos comisionistas para lucrarse y beneficiarse con una necesidad, podríamos decir que las mascarillas junto a las vacunas han sido dos ejemplos de los cambios, efectos, consecuencias y resultados de un virus que nos ha infectado directa o indirectamente a muchos millones de personas en el mundo.

El verano pasado todos los Gobiernos se ponían a elaborar y adaptar los protocolos de lo que se empezó a llamar "el plan para la transición hacia una nueva normalidad", si bien es cierto que siempre se hablaba de que había que mantener la necesaria cautela y precaución. Algo que los propios expertos siguen considerando en el día de hoy y que proponían el esperar unos días más, porque la razón es que las mascarillas terminarán por marcharse en cuestión de días porque los ciudadanos a veces las normas las ponemos en marcha desde el primer día, pero no debemos olvidar que el virus se queda. Como ejemplos de ello, los contagios y las hospitalizaciones siguen, a un nivel múcho más bajo, y continúan las muertes.

Y ahora que ya no se habla de ese concepto inventado del verano pasado, leía hace unos días un trabajo sobre cómo percibimos que pasa el tiempo y si a todos nos pasa igual. Es muy posible que con tantos factores como pueden influir, esta percepción no sea la misma, porque aunque el tiempo es igual para todos la forma en cómo lo percibimos varía. Y en este tiempo desde hace dos años, hemos tenido oportunidades para valorar aún mucho más el tiempo de la vida que disfrutamos, porque puede que el virus se vaya algún día, pero nos ha demostrado que ya nada es igual para siempre y una de las pruebas es que en algunas partes del mundo todavía tiene la fuerza de su origen,. Quizás porque ya no hablamos ni nos acordamos de lo que decíamos cuando veíamos el desigual porcentaje de vacunación que se estaba dando en unos países y en otros. Un ejemplo más de ese nuevo concepto de preocupación por lo individual que nos ha infectado a toda la sociedad.

Esta pasada semana santa hemos comprobado las ganas de liberación y de viajar de la gente. No había un rincón sin turistas y nuestros pueblos han sentido la multitud de una primavera rebosante y de una recuperación de la normalidad de antes de la pandemia. También nos ha servido para desconectar y para volver a comprobar la fuerza de los abrazos aún más necesarios después de todo este tiempo. Un tiempo que ha pasado y que como recoge el estudio, podemos tener la percepción de que duró más en nuestros primeros años cuando éramos más jóvenes, pero que por el contrario en éstos dos últimos años todos tenemos la sensación de que este tiempo duró demasidado y una de sus consecuencias es que hasta hemos tenido que ocultar nuestro rostro por razones de salud, como si estuviera prohibido mostrarlo....la conclusión es que el tiempo pasa y marca, mide el paso del rio de la vida y no vuelve.

domingo, 10 de abril de 2022

Espacio público compartido....

Un grupo de amigos tomando un café reflexionábamos hace unos días sobre la necesidad de compartir el espacio público y sobre los cambios que en los últimos años se están produciendo en ese terreno. Coincidíamos en que hoy este espacio es más compartido y más complejo. También nos hacíamos algunas preguntas de lo que viene sucediendo y de las razones por las que hoy nos encontramos en cualquier ámbito de la sociedad con infinidad de asociaciones de todo tipo. Muchas de ellas se crearon antes de que llegaran los primeros años de la Democracia, otras se constituyeron durante y en los últimos 20 años se han multiplicado. Todas tienen sus objetivos y sus razones. Las hay con intereses concretos y otras muchas con intereses más amplios, que podríamos denominar como colectivos porque abarcan todos los espacios, pero sobre todo el de los problemas que nos afectan como ciudadanos. Pero unas y otras podríamos concretar en que forman parte de la llamada sociedad civil y entre ellas como parte importante, están las Asociaciones de Vecinos.

Sin duda, el papel que hoy tienen las AAVV no es comparable con el de cuando se empezaron a crear. Hoy la sociedad no es la misma, ha evolucionado y los espacios son más diversos, junto a que el tejido social también es mucho más plural. Igualmente, en cualquiera de estos ámbitos y quizás ese es uno de los grandes argumentos del cambio social y político, los nuevos conceptos de participación y ciudadanía constituyen por si mismo una extensión de derechos y una manera de entender y asumir la organización de la acción política contando con la ciudadanía, porque entre otras razones, los derechos de participación y ciudadanía no son sólo los de votar una vez cada cuatro años. Hoy la ciudadanía no quiere que les cuenten, sino que quiere contar y participar. Entre otras razones, porque una sociedad civil dinámica y de progreso, es uno de los mejores argumentos para hacer viable un proyecto de país y de ciudad más comprometida social y medioambientalmente.

Este tiempo nuevo no es sólo de los políticos. Aquellos que no entiendan  o no quieran situarse en este nuevo tiempo y trabajar en el espacio público de forma compartida, posiblemente no deseen que la sociedad comprometida y con argumentos como son las AAVV funcionen. Hay que seguir reivindicando el papel que tuvieron y tienen las Asociaciones para que se reconozca su esfuerzo, trabajo y dedicación hacia lo colectivo y para ello hay que reconocer de forma real los derechos de participación y de ciudadanía, porque éstos no pueden entenderse como el de conceder una subvención para realizar una actividad y con ello ya creer haber cumplido el derecho de participación. Hay que cambiar la cultura de la subvención por la cultura de la participación, ya que los derechos no son concesiones en función de un interés determinado, sino que son argumentos reconocidos en una norma.

Hay que escuchar y dialogar porque hay razones y argumentos desde el ámbito de la sociedad civil siempre y más en estos tiempos que corren, donde la corriente nos quiere llevar hacia una sociedad individualista y egoísta, preocupada más en lo de cada uno que en lo de todos. Hay que compartir  espacios y profundizar en la suma de los intereses colectivos donde no sólo hay derechos, sino también hay deberes. Hay que caminar juntos para confluir y revitalizar el sentimiento y la identidad de pertenencia para recuperar los derechos de lo colectivo y de lo que es de todos para fortalecerlo....porque como me decia un representante de los más veteranos: hay que ponerse a andar para hacer el camino compartiendo el espacio público.

domingo, 3 de abril de 2022

#JuntosHacemosCiudad

Con las conclusiones de una reunión hace unos meses me planteé trabajar sobre el movimiento vecinal en la ciudad de Badajoz. Investigar, comprobar, visitar, compartir, hablar....en los distintos barrios que comprende la ciudad. Poder tener la oportunidad de conocer los problemas que nos preocupan a los ciudadanos y vecinos de las distintas barriadas a través de los representantes vecinales. En conversaciones en las sedes vecinales, en los parques, en los paseos y también en los bares, porque hay muchas Asociaciones Vecinales que no tienen ni una sede donde poder reunirse y dinamizar la actividad de su barrio y de sus vecinos. Para analizar los problemas que están pasando en sus calles, parques, viviendas y en general en su ciudad, porque los barrios son muy importantes. Son el lugar donde se convive y cada vecino independientemente de su forma de pensar con sus derechos y deberes, quiere conseguir que su ciudad sea el mejor espacio para vivir.

Hoy el espacio de las AAVV es un lugar más compartido. Las AAVV surgieron mayoritariamente para lograr el desarrollo de la calidad de vida de la Comunidad en todos sus ámbitos: el urbanístico, el educativo, el de la movilidad, la salud, el medio ambiente, las libertades sociales y políticas, etc. En la actualidad existen cada vez más asociaciones de todo tipo que luchan por ser un altavoz para que se les escuche. Pero hoy nadie puede negar el amplio protagonismo del movimiento ciudadano en las profundas transformaciones políticas, sociales y culturales desarrolladas en nuestro país durante las últimas décadas del pasado siglo. Hoy el espacio es más complejo y la propia evolución de la sociedad también lo está haciendo así, pero el sentido de la pertenencia y del apego de las redes vecinales a su territorio y mayormente en las grandes ciudades, no deja lugar a dudas porque les da un carácter de identidad y de formar parte, de sentirse.

Y en estos meses de compartir inquietudes, de conocernos para que viviendo cerca no nos siguiéramos sintiendo lejos, nos propusimos elaborar un trabajo que reflejara la definición de los principales problemas de cada barrio. De los más nuevos y de los más viejos, de los que se están proyectando y creciendo conforme crece la ciudad, de los que tienen un patrimonio histórico y de los que tienen otro tipo de patrimonios, de los que tienen un dinamismo comercial y de servicios, de los que son emblemáticos y con diferente identidad, de los más residenciales y de los que están un poquito más lejos, de lo que nos ofrecen su singularidad de estar viviendo en una ciudad pero sintiendo y viendo todos los días en la puerta al vecino, de los que tienen grandes carencias y donde las desigualdades respecto a otros se agrandan y no paran de crecer. De unos y de otros, pero en todos hemos encontrado a personas con sensibilidad, con ganas de trabajar por su barrio y por sus vecinos. Con ganas de defender los derechos que como ciudadanos tenemos para mejorar la calidad de vida y la de sus familias, con sus inquietudes y con su solidaridad, trabajando voluntariamente con ilusión, ganas, esfuerzo y de manera altruista.

Hemos hecho una apuesta para superar dificultades y hemos puesto las luces largas en la reunión que recientemente tuvimos las AAVV de la ciudad para cambiar la cultura de la subvención por la de la participación. El proyecto se creó para revitalizar el movimiento vecinal y estamos en ese camino habiendo cumplido la primera fase donde compartimos los problemas, hablamos entre nosotros y nos planteamos nuevos retos para entre todos ser más fuertes, para que la voz se escuchara con más argumentos y con la firme voluntad de sumar. Sumar para que los derechos se pongan en marcha y se desarrollen. Sumar para que lo que se aprueba por el Gobierno municipal en forma de Reglamento de Participación Ciudadana sea una realidad ya y no tengamos que esperar a que lleguen las elecciones para que vuelvan las promesas. Las promesas que año tras año se quedan durmiendo en el sueño del olvido y ahí están los programas electorales para comprobarlo.

Entendemos que las AAVV somos muy necesarias e imprescindibles para el mejor desarrollo de la ciudad. Somos parte importante de la sociedad civil con derechos y también con deberes que forman parte de nuestro compromiso como ciudadanos. Hoy la sociedad quiere participar en los asuntos públicos y la Administración tiene que facilitar esa participación y fomentar la vida asociativa, porque una sociedad implicada y comprometida es uno de los mejores argumentos para hacer viable un proyecto de ciudad más responsabilizado social y medioambientalmente y para que el conjunto de la sociedad y sus Instituciones puedan desarrollar sus proyectos razonablemente mejor. Y desde ese sentido de la responsabilidad vamos a reivindicar y compartir, porque nuestras alternativas son las de ayudar y proponer desde el principio de la participación porque pensamos y creemos que todos #JuntosHacemosCiudad.