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domingo, 26 de junio de 2022

No nos van a quebrar....

“Este es un Gobierno molesto para determinados sectores económicos que tienen sus terminales mediáticas y políticas. Es un gobierno muy incómodo para determinados poderes económicos”. “Esto es una realidad que venimos sufriendo de cuatro años a esta parte. Pero no nos van a quebrar, vamos a continuar defendiendo los intereses de la clase media trabajadora”....estas palabras han sido pronunciadas en tono contundente por el Presidente del Gobierno durante la rueda de prensa donde ha presentado el nuevo paquete de medidas para compensar los efectos de la inflación. No es normal que todo un Presidente del Gobierno se muestre de esta forma y es por ello que tienen mucha más relevancia y profundidad.

Palabras contundentes las manifestadas por el Presidente y que ponen el foco en lo que viene sucediendo de forma casi diaria con cualquier acción política o medida que se presenta. Diariamente a través de las redes sociales y desde una parte de los medios de comunicación tradicionales y de varios canales de televisión, y cada semana desde el Parlamento taponando cualquier medida que se propone. Es cierto que todo ese ruido en muchas ocasiones se produce por los propios errores del Gobierno de coalición que a veces ponen más el énfasis en destacar las desavenencias que los acuerdos. Pero también todo ello se produce porque la estrategia es rápidamente minusvalorar cualquier medida que se toma para no poner en valor el esfuerzo que se está haciendo por el Gobierno. Y con todo ese ruido mediático, aparte de los problemas de comunicación que en muchas ocasiones se producen, se consigue que lo que aparezca en los titulares no destaque como debería ser percibido por los ciudadanos. Es más, en muchas ocasiones consiguen que las políticas sean rechazadas porque se publican o se dicen de forma malintencionada y tergiversando el contenido de las mismas.

Queda mucho para las próximas elecciones generales y aunque se suele decir que ahora el tiempo que falta cuando se refiere a un año y poco parece una eternidad, hay condicionantes que están marcando las políticas y que puede que tarden más de lo esperado. Caso de la guerra en Ucrania y como consecuencia de la misma y con unos efectos colaterales que están rompiendo las costuras de la economía, ahí están los casos de los precios de los combustibles a pesar de los 20 céntimos que ya se han comido, del precio de la electricidad o del gas que siguen a su aire subiendo y bajando, del precio de la compra y como conclusión a todo ello, la inflación que está en unos niveles como hace muchísimos años y las perspectivas económicas auguran que en 2023 seguirá teniendo el mismo comportamiento. Ya hemos hablado en entradas anteriores del efecto pluma y cohete. Como ejemplo: el día que se puso en marcha la medida de los 20 céntimos, el litro de gasoil estaba con descuento a 1,679€, hoy se encuentra a 1,999 descuento incluido....y es que los precios siguen subiendo, pero bajar no bajan.

Y en un marco político con una polarización política cabalgante, llena de ruido y contaminación mediática donde hemos podido escuchar de quien fue Ministro de Interior en la etapa de Rajoy en unas conversaciones con un excomisario algo tan vomitivo como aquello de "negaré, incluso bajo tortura, que esta reunión ha existido"....nos podemos esperar cualquier cosa. Cualquier cosa de aquellos que creen que el poder les pertenece y que cuando lo pierden en las urnas o ven en peligro el dejar de influenciar y mandar en la economía, son capaces de distorsionar todos aquellos esfuerzos que con errores y aciertos el Gobierno está llevando a cabo. Es muy difícil en estos tiempos de burbujas de todo tipo valorar y gestionar lo que se está haciendo porque los últimos años están resultando muy duros para que los ciudadanos lo puedan estimar adecuadamente, pero hay que superar y no permitir que los árboles no nos dejen ver el bosque....
 

domingo, 19 de junio de 2022

Por qué esconderlos....

La cita que encabeza el blog habla sobre las emociones y los sentimientos que a todos nos suceden en ocasiones. Besteiro decía que siempre encontramos algún amigo con el que conversamos e interiorizamos. Esta semana hablando con un amigo que sigue desde el principio el blog me lo señalaba. Es cierto que durante nuestro río de la vida nos encontramos con momentos llenos de emociones y sentimientos. Son esos momentos que se notan y no se pueden controlar. Algo de todo ello me pasó durante el día de ayer con la presentación en mi pueblo de los dos volúmenes que forman el blog. Tanto por el lugar como por los reencuentros. Tanto por los recuerdos como por el momento. Son los espacios de los sentimientos que golpean suavemente la conciencia y no pueden evitar esos instantes de tener que mirar hacia arriba y encontrarte con ellos. 

Les decía a todos los amigos y amigas que ayer asistieron a la presentación que siempre hablar en público impone y es un pequeño reto. Pero hacerlo además en el pueblo de donde es uno, no sólo se convierte en un reto, sino que es un verdadero sentimiento de pertenencia y de mucha emoción, porque a los garrovillanos se nos nota cuando hablamos y no sólo por nuestra forma de hablar, se nos nota porque tenemos esencia e identidad con nuestro origen porque nos sentimos muy orgullosos de ser de un pueblo que además de ser maravilloso, tiene en su gente su mayor patrimonio. Pienso que a todos los que somos de pueblo nos debe pasar lo mismo. Es el origen que debe formar parte siempre de nuestra personalidad y de nuestra esencia. Se nota.

Algunas veces nos hemos preguntado sobre la relevancia de esos momentos. Creo que ello forma parte de la naturalidad y la sencillez porque al vivirlos los sentimos y reforzamos los lazos con nuestro origen y ello es algo natural que no se puede esconder. Por qué esconderlos?. También algo de esto es el blog y en el día de ayer lo pude comprobar mientras hablaba mirando a la gente porque compartir emociones, argumentos y sentimientos forma parte de la esfera privada de las personas. Y es que pienso que esta sociedad que construimos está olvidando y escondiendo esa naturalidad y sencillez que siempre debería ser una de las características del ser humano. Emocionarse no es debilidad. Es sentir como somos y sacar hacia afuera los impulsos que tenemos dormidos dentro de nuestro interior. Es ser uno mismo.

No podré olvidar el día de ayer en las antiguas escuelas, hoy Casa de Cultura. Quise subir y bajar en varias ocasiones las escaleras para recordar mi infancia y juventud. Volvía a reencontrarme con la escuela, con los primeros años, con los primeros "novillos". Con ese llegar a la clase tarde y empapado después de haber jugado un partido de fútbol. Cuando hablaba pude observar y comprobar el silencio. Disfrutar con la mirada del momento. Cuando firmaba los libros pude tocar y sentir el calor de la gente. Con los abrazos no pude controlar algunos recuerdos y los escribí. Son los momentos de nuestro río de la vida. Son los momentos inolvidables que tienen un valor inmenso y que se guardan en el rincón más preciado que tenemos los humanos. Son los momentos que afloran y que reivindican ese sentido de la naturalidad y la sencillez que deberíamos no perder toda la humanidad.

domingo, 12 de junio de 2022

Mirar al futuro....

En el anterior post comentaba que el cambio de época nos está demostrando entre otras muchas cosas, que la contaminación del debate en la sociedad y en ese estar pensando en lo de cada uno en vez de en lo de todos, está consiguiendo que los cambios que realmente tienen importancia y que nos afectan al futuro estén adquiriendo menos valor y relevancia. En una charla con amigos comentábamos sobre ello y una de las conclusiones era que hoy sucede como que los ciudadanos estamos situándonos en una especie de isla que está adquiriendo un espacio individual cada vez mayor y no es que nos encontremos a gusto en esa soledad, sino que lo que vemos a nuestro alrededor está haciendo que entremos en esa dinámica y consiguiendo que no valoremos lo que realmente tiene valor.

Escuchaba hace unos días al Presidente de la Junta de Extremadura poniendo énfasis en lo que representará la próxima construcción de la gigafactoria en la comarca del norte de la región. Remarcaba que "para Extremadura es la gran oportunidad de nuestra historia". Es una magnífica noticia para nuestra región, porque la historia tiene una deuda con Extremadura y nos lo deben. Una deuda no sólo en el sector de la industrialización, pero ahora es momento de seguir rompiendo los tópicos con más razón aún. Porque esta oportunidad tiene que posibilitar y asentar de una vez por todas que con las mismas oportunidades que los demás no tenemos que envidiar nada a nadie y es por ello que también tenemos que dejar el muro de las lamentaciones y colocar las luces largas en el camino hacia el futuro, porque tenemos los recursos y las condiciones que otros no tienen.

Y es precisamente ese creer en nosotros lo que en varias ocasiones hemos venido pidiendo. No es una cuestión de no creer en nuestras posibilidades que sí lo hacemos y cada vez más, es un asunto que la reflexión podría ser el pensar más en el nosotros, en clave de región. Porque no es un ser más regionalistas, sino ser más reivindicativos porque nos asiste y tenemos razón. Y ahora tenemos esas posibilidades porque de un tiempo a esta parte se nos está observando y analizando el cómo estamos haciendo las cosas. El poder ofrecer no sólo suelo industrial, sino recursos que otros no disponen. Y esto que es una enorme posibilidad, tiene que convertirse al mismo tiempo en recursos de valor añadido porque la cadena de valor de los mismos tiene que producir a su vez otros beneficios que repercutan en nuestra región y en nuestros ciudadanos. Se trata de pensar más en nosotros, en confiar más en nuestras posibilidades.

Se abren nuevos escenarios para el futuro y hay que pisar el acelerador para que el tiempo no consuma los proyectos. Para que lo que comentábamos en la charla de amigos adquiera el valor que realmente tiene, porque no sólo es una cuestión del cambio que producirá esta industria con sus empleos directos e indirectos, sino también porque nos situará en la vanguardia del cambio definitivo marcando un antes y un después para Extremadura demostrando que no somos una tierra de oportunidades, sino de realidades, declarando de esta manera que podemos conseguir cualquier reto que nos planteemos.

domingo, 5 de junio de 2022

El nivel del discurso....

Hace algunos años se podía escuchar mucho aquello de estamos en una época de cambios. Otros decían, estamos en un cambio de época. No había manera de ponerse de acuerdo. Hoy después de aquel debate podríamos decir que una de las conclusiones es que todo circula a una velocidad donde los cambios se producen sin parar. Algo así por poner un ejemplo como cuando aparece una noticia en primer lugar en internet y al día siguiente se publica en el periódico en papel. No nos suena a que lo hayamos leído, nos recuerda a que esa noticia es de hace tiempo y realmente sólo han pasado unas pocas horas desde que pasó.

Sea una época de cambios o un cambio de época, lo que ha cambiado es la repercusión que todos estos cambios están teniendo en los ciudadanos y de qué manera en la política. En los últimos años aparecieron algunos partidos políticos que nos decían que los políticos de entonces no nos representaban. Eran los tiempos de las plazas llenas de gente acampadas. De gente que decía que otra política no sólo era posible, sino que también se consideraba imprescindible. Ahora, cuando han transcurrido sólo unos pocos años, unos están a punto de desaparecer con toda su propaganda centrista y reformista que nos decían, y otros están en un proceso de descomposición porque están comprobando que cuando se asumen responsabilidades no es lo mismo que estar en las plazas y en las calles.

Y también una de las consecuencias de todos estos cambios se comprueba en el discurso de los políticos actuales. Es raro no escuchar un discurso donde la descalificación hacia el otro no sea lo recurrente, lo normal. Algunos hasta lo han llegado a justificar, sobre todo durante los procesos electorales. Lo hacen todos, los de izquierda y los de derecha. Cuando hace unos días escuchaba unos podcasts de los discursos de los políticos de 78, me reencontraba con mi defensa de la necesidad de la política y del discurso político donde la coherencia era uno de sus mejores y mayores argumentos. El nivel de aquellos discursos no tiene nada que ver con la calidad de los discursos de los políticos de hoy. Porque hoy pasa algo parecido a cuando respondes a una encuesta después de haber comprado algún producto tecnológico o de otro sector. Los propios empleados te dicen: sólo nos aprueban si pone de un 8 para arriba. Pues hoy, los discursos salvo honrosas excepciones, no aprueban ni con la sonrisa de la encuesta.

El discurso entre los políticos no puede basarse en discursos llenos de descalificaciones e insultos porque corremos el riesgo de normalizar un lenguaje tóxico y de pérdida de respeto hacia los oponentes. Porque ese discurso conlleva otro riesgo que es aquel que se está extendiendo en la ciudadanía a través de los medios tradicionales, pero sobre todo a través de las redes sociales. La oposición tiene el derecho y el deber de ejercer su crítica más o menos dura, pero lo que está sucediendo es otra cosa. Es el recurso al insulto y a la descalificación como argumento principal. Y por aquí caminan las fuerzas extremistas que marcan en esa línea el eje argumental y central de su discurso que saben que los mensajes negativos obtienen mucha mayor difusión que los positivos....el cambio de época nos está demostrando entre otras muchas cosas que la contaminación del debate está consiguiendo que los cambios que realmente tienen importancia adquieran menos valor y ello es muy peligroso porque pone en riesgo la propia convivencia democrática y la credibilidad en la política.