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domingo, 29 de noviembre de 2020

"el cuarto poder"....

Hace unos años estuve en el Museo Vostell. Un museo único e innovador, una expresión de un artista que le dió más belleza a una zona que por sí sola ya la tiene. Arte vanguardista y que el mismo artista denominó como un encuentro de arte y vida. Tiene varias salas y todas llaman la atención por su expresión. Me fijé en una y pregunté a un guía. Es una sala que tiene sobre unas mesitas distintos aparatos de televisión y radio. Encima de ellos, hay pegotes de hormigón que inundan también alguna pantalla como si se hubieran deslizado. El guía me dijo que Vostell había imaginado que estos aparatos llegarían a absorber nuestro tiempo y generarían una influencia en nuestro cerebro que nos haría cambiar hasta nuestras actitudes y comportamientos.

En mi juventud tuve la oportunidad de leer un libro cuyo título es "El cuarto poder". Trata sobre la influencia de los medios en la sociedad, en los ciudadanos y en los Gobiernos. También sobre las ambiciones, quizás por el contexto en que se sitúa o también por los dos personajes que relaciona. Pero en definitiva, la prensa es un poder que ha hecho y deshecho con su influencia gobiernos, empresas y políticos, que ha creado unas reputaciones y ha arruinado también otras. Y también ha empujado a realizar acciones populares y ha dirigido movimientos de opinión hacia algunos intereses. Siempre ha sido así, pero quizás la aparición de internet y su influencia en la sociedad ha hecho posible esta situación porque han conseguido que se pierdan las ideas y los principios originales de la prensa.

En estos últimos años han aparecido varios medios de comunicación en formato digital. Es el nacimiento en masa de nuevos medios digitales contra los cuales los medios escritos no pueden competir, entre otras razones por la inmediatez de la publicación de los medios digitales. Las últimas noticias llegan a nuestros móviles en cuestión de segundos dejando de ser actuales en minutos. Y aquí es donde se produce una de las grandes diferencias respecto a la prensa escrita. No por la cuestión de que en 24 horas sea una noticia atrasada cuando la leamos en papel, sino porque quizás nos quedamos con los titulares y puede que sea una de las razones de que cada vez leamos menos o más bien poco.

Vostell ya habló de la influencia de los medios en nuestro cerebro. "El cuarto poder" relaciona esa influencia en el poder, con la ambición por controlar la información. Los medios digitales nos controlan y conocen cuáles son nuestros gustos e incluso mucho más allá cuando aceptamos sus cookies. Muchos medios están optando por la vía de hacer suscriptores digitales como fórmula de captar y fidelizar clientes con resultados inciertos. Hoy tenemos que convivir en la red digital con "medios" que viven de noticias sensacionalistas y falsas, que son más leídos de lo que nos parecen y aparecen como un verdadero peligro porque son gratuitos y como decía antes, porque leemos más bien poco o sólo el titular.

Es todo un experimento y un gran cambio el que viene produciéndose en el ámbito de lo digital y de lo impreso. En cualquiera de ellos, a la prensa de verdad, la de contenido veraz, se le va a exigir siempre que sea libre. Y en este tiempo de dificultades en el que los ciudadanos tenemos tantos y tan variados recursos para leer, es muy conveniente cultivar la inteligencia para no dejarse llevar mecánicamente por aquello que pretende absorberte, controlarte y conseguir que te quedes en el titular....porque a veces sin ser demasiado consciente de ello, estamos empezando a perder un poco de libertad y también buena parte de nuestro tiempo.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Lealtad, crítica y....respeto.

En estos últimos días se han escuchado intervenciones de todos los colores en el seno de la familia socialista a raíz del acuerdo de los presupuestos generales del Estado para el 2021. De todos los colores y de todos los dirigentes, de los de antes y de los de ahora. Como me decía mi amigo Vicente: a los socialistas nos va la marcha. Si no tuviéramos opinión y libertad de expresarla con distintos puntos de vista, no seríamos el PSOE. Y es cierto porque siempre históricamente ha habido discrepancias, como corresponde a un partido de izquierdas que conforma en su seno distintas sensibilidades. Ahí está la historia y también buena parte de la riqueza política de nuestro Partido. A veces en foros más cerrados y hoy lo son en foros más abiertos, porque existiendo las redes todo el mundo opina y se puede expresar con libertad. Aquellos que dicen "ahora nos toca a nosotros" y aquellos otros que desde la experiencia y en su derecho, lo hacen porque la ideología no tiene fecha de caducidad y lo de ser un "histórico dirigente" de nuestro partido no quiere decir que hayan dejado de entender el presente.

No soy de los que están de acuerdo con aquellos que hablan del PSOE y le ponen el nombre del actual Secretario del Partido. Ni del actual ni de los anteriores. Siempre lo he manifestado y he discrepado, lo seguiré haciendo porque el PSOE no es de quien es elegido, sino de todos y todas aquellos que lo formamos y militamos. Y puede parecer una obviedad, pero creo que es un error el hablar poniéndole el nombre y que además caemos en la estrategia que algunos medios de comunicación están marcando, porque alientan a una crítica y a querer situar a unos frente a otros, produciendo una falta de respeto sobre aquellos que pueden pensar de otra forma.

Porque el principio de lealtad y el de crítica son imprescindibles y más en los tiempos actuales. ¿O es que acaso existe deslealtad cuando se produce la crítica? Siempre ha habido este tipo de discusiones y siempre ha habido oportunistas que dan más importancia a las realidades del momento que al ideal y hoy hay muchos que tratan de justificar esas posiciones etiquetando a los que no piensan como ellos y faltando al respeto a los que se expresan en libertad. Porque hay opiniones que no son respetables. Son respetables las personas, pero las opiniones tienen que ganarse el respeto sin faltarlo y esto es algo que a mi como militante socialista me preocupa, porque en estos últimos días he leído opiniones que faltan al respeto a personas y creo que necesitamos más que nunca una ética en la política para pensar, reflexionar y reaccionar, pues nuestras decisiones y opiniones no pueden estar basadas en el ruido en el que muchas veces nos dejamos llevar quizás por sentirnos perfectos ante la soledad de un teclado o cuando tenemos un micrófono.

Es posible que todos debamos reflexionar sobre la relación entre ética y política, sobre todo los que se dedican a gestionar la cosa pública: la política. Y es muy necesario porque cuando la política se aleja de la ética está sucumbiendo a un pragmatismo sin convicciones en el que se olvidan los principios. Quizás es la necesidad de conseguir los objetivos que nos hacen abandonar las referencias y nos llevan a manifestarnos sin tener en cuenta que podemos estar haciéndonos daño, pero no por exteriorizar nuestras diferencias, sino porque caemos en la descalificación hacia lo personal y no tenemos en cuenta que si queremos que nos respeten, tenemos que respetarnos entre nosotros primero. 

En nuestro río de la vida aprendemos de la experiencia diaria y el respeto es una virtud que se interioriza, que hace que nos sintamos más a gusto con nosotros y con los que nos rodean. Porque algunos se lo ganan con sus hechos y sus palabras, otros se lo construyen y otros muchos lo poseen. Ya lo decía Rousseau “Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas”.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Prudencia y responsabilidad....

Esta semana se ha hecho pública una noticia que ha ocupado buena parte de los titulares en todos los medios. Por suerte, no ha sido ninguna "fake news". Ha sido el anuncio de que tras las pruebas realizadas, hay una vacuna contra el "bicho"que está funcionando con una efectividad del 90%. Sin duda, es una buena noticia, pero sobre la que caben grandes dosis de prudencia y responsabilidad, porque llevamos tanto tiempo esperando una buena noticia que nos levante el ánimo, que nos emocione y que nos haga ver un poquito la luz, que nos llenamos de esperanza aunque sea una noticia y no sepamos realmente cuando empezaremos a vivir con normalidad. 

Por eso me parece que es muy razonable como han dicho los científicos, que hay que ser cautelosos y pacientes. Hay que contrastar y dejar que la vacuna demuestre su efectividad en los plazos y mientras todo ello llega, hay que seguir adoptando todas las precauciones y todas las medidas socio-sanitarias. El día del anuncio, la ciencia hablaba de paciencia y la economía anunciaba euforia. Podrían ser estas dos posiciones un ejemplo del pensamiento que está en la mente de los ciudadanos y que bien haría el Gobierno en escuchar y no en ponerse a hablar de plazos que luego no se cumplen. Porque así también lo refleja el último barómetro del CIS dedicado a las consecuencias del coronavirus, en el que claramente la salud está por delante de la economía en el ranking de preocupaciones de los españoles. El 47% expresa que lo que más le preocupa son los efectos negativos sobre su salud, tanto física como mental y sólo un 21% se muestra preocupado por los efectos negativos sobre la economía. 

Este último barómetro también recoge la opinión y la imagen que tienen para los españoles el Gobierno y otras instituciones, en relación con su gestión durante la pandemia. Y la imagen y opinión del Gobierno Central empeora para el 60% de los españoles, como asimismo es valorado de forma negativa por más del 47% la imagen de los medios de comunicación y de los gobiernos de las Comunidades Autónomas. Por el lado positivo, los que cuentan con la opinión más favorable de los españoles son las ONGs, los Cuerpos y Fuerzas del Estado y el personal del sistema sanitario y educativo.

Mucho más allá de barómetros de opinión oficiales y no oficiales, de los que dicen contar la verdad y la posverdad, de esa luz de esperanza que se abre con la publicación de la noticia de una próxima vacuna, de ese tener que convivir con los datos a diario de la estadística del "bicho" y de las incoherencias y contradicciones que asoman demasiadas veces en estos últimos tiempos en los políticos, recordé una frase que solía repetir cuando valoraba los datos del paro en la Asamblea: no deberíamos olvidar nunca que detrás de los números hay personas.

Y es que tengo la impresión de que es como si nos estuvieran acostumbrando de alguna manera a todas esas cosas con las que nos contaminan a diario. A esas cosas que se tratan como números para una estadística cuando se trata de personas. Y a mí al menos me preocupa y mucho, porque como me decía una buena amiga que lo está pasando mal por culpa del "bicho": las noches son muy largas....y es cierto, por eso yo pienso y digo con prudencia y responsabilidad, que salud primero y economía después.

domingo, 8 de noviembre de 2020

Controlar y limitar....no suena bien.

Hace unos días vi el documental sobre "el dilema de las redes sociales".  Un escenario creíble que nos adentra en lo importante que es la tecnología y la influencia que ejerce en el mundo y en las personas. Una reflexión sobre cómo nos conecta y al mismo tiempo nos controla, como ejerce y amplía su espacio para llegar a controlar los ámbitos más impensables de nuestras vidas. Un escenario donde se insiste en la importancia del control de la información y de la posesión de los datos. Una realidad del tiempo actual que nos demuestra (aquí podría valer lo que se está anunciado en el país más poderoso) la irrupción y las interferencias en nuestros comportamientos, el cómo afectan a nuestra forma de actuar y como están llegando a generar un nuevo activismo digital que tiene enlazado lo colectivo a lo conectivo y lo utilizable que pueden llegar a ser por quienes las controlan y mucho más, si tienen poder de publicación oficial.

Esta semana ha habido una cierta polémica con la publicación de una orden ministerial que crea un comité de expertos y que entre otras muchas funciones, recoge el llamado procedimiento de actuación contra la desinformación aprobado por el Consejo de Seguridad Nacional, por la que el Gobierno monitorizará la información y podrá solicitar colaboración a los medios de comunicación para perseguir la difusión deliberada, a gran escala y sistemática de desinformación, que persiguen influir en la sociedad con fines interesados y espurios.

Los datos conocidos sobe la incidencia de la información falsa o que malinterpreta la realidad, pretenden ser una de las justificaciones para controlar con algún tipo de norma esa difusión de información que tiene una cierta influencia en la sociedad. Pero como suele suceder cuando un asunto afecta a los medios por aquello de la libertad de prensa y de información, el Gobierno quizás no contaba con una polémica que ha derivado hacia la libertad de expresión y se ha convertido en un argumento que se ha interpretado como un control más allá de las fake news. Ya lo ha dicho la Ministra de Exteriores "se trata de limitar que se puedan vehicular falsedades a través de los medios que son los periódicos, las radios, las televisiones y las plataformas digitales que falsean el debate público, que manipulan a nuestra población y que pueden crear un gran quebranto a nuestra democracia. De eso se trata"....pero como ha dicho Eduardo Madina "en una democracia no es el gobierno el que controla a los medios de comunicación. Son los medios de comunicación los que controlan al gobierno".

Y es que la historia se repite. Cada vez que en la película aparecen dos actores del nivel del jefe de gabinete del Presidente y la sombra del Vicepresidente segundo surgen todo tipo de confabulaciones. Resulta que los medios repasan la hemeroteca y se acuerdan públicamente de quien pudo llegar a utilizar las fake news en un momento dado. Lo revelaron en aquella famosa entrevista de un programa de televisión propio. Hay respeto, admiración y aprecio mutuo. Ya lo dijo en el mismo programa cuando definió a la política:  " la política es como la fórmula 1" ....Claro, debe ser que lo único importante es llegar y da igual la marca con la se llegue y los medios que se empleen.

domingo, 1 de noviembre de 2020

La relación entre el poder y el saber....

Hace unos días con la lectura de un artículo sobre el saber y el poder reflexionaba en mi "zulo" sobre lo importante de que una cosa y la otra fueran comúnmente compartidas. Siendo coincidente en que ello es difícil, sería lo deseable. Profundizaba en el artículo y leía una frase que comprendía lo dicho: los políticos pueden menos de lo que parece y los científicos saben menos de lo que creemos.

En la experiencia que he podido acumular de mi paso por la cosa pública, a veces reflexionaba en que estando en el Sindicato me proponía a que cambiaran las cosas, pero no tenía la decisión final de ello. En mi experiencia en el Parlamento comprobé cómo podía no solo proponer, sino también hacer que las cosas se regularan e intentar que cambiaran. Posteriormente en el Gobierno comprobé que podía proponer, regular y decidir cambiar, aunque algunas veces faltó la decisión de que el cambio se llevara totalmente a cabo por razones un tanto incomprensibles. Tres pasos en los que siempre pretendí convertir las ideas en realidades plasmadas en normas, porque al final es el resultado para hacer posible un cambio.

Hace unas semanas me refería a los "Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdos" en una entrada. Hacia una referencia en el sentido de que no sabía exactamente si era por nuestra naturaleza o por alguna otra razón, pero quizás nuestra configuración política y territorial del marco de competencias que la Constitución recoge, esté hecho más para el consenso que para el conflicto. Me pregunto que a la dificultad del momento que estamos viviendo, me parece que está sucediendo que la relación entre poder y saber no es compartida ni conjunta. Escuchamos contradicciones, cambios de decisión y criterios en cuestión de horas. En unos casos el poder se manifiesta de una manera y el saber se posiciona de otra. Surge la decepción del poder porque no se le aconseja claramente y surge la decepción del saber porque no se les escucha. Hoy podríamos resumir en que la relación entre el poder y el saber es de desilusión o desengaño. 

Este tiempo tan complejo nos está demostrando muchas cosas. La incertidumbre en la que estamos nos está agarrotando y también nos está haciendo cometer errores. Una de las razones es el tiempo que llevamos sumidos en un cierto desorden y lo duro que se nos está haciendo porque nos está tocando en muchos casos muy cerca. La falta de una respuesta conjunta y uniforme, de un horizonte despejado, de una respuesta única de los distintos gobiernos, nos está llevando a una desconfianza que junto con el miedo puede convertirse en un argumento muy peligroso y muy dificil de controlar.

Hoy las respuestas a los problemas más importantes no son nacionales, sino que son globales. Requieren de un gran consenso, donde el conocimiento científico (saber) debe ser escuchado, porque la política (poder) hoy debe decidir en un terreno cada vez más lleno de actores diversos e influyentes, donde una cosa es proponer, otra poder regular y al final tomar la decisión para cambiar. Y en ese momento de la decisión, es cuando se hace valer aquella frase de Andrómaca en la tragedia Hécuba: "Cuando los marinos se enfrentan a los vientos rápidos, una multitud de sabios reunidos no vale lo que una inteligencia más común pero ­soberana”....