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domingo, 25 de octubre de 2020

Jóvenes hoy....

El Consejo de la Juventud de Extremadura ha celebrado durante esta semana su 35 aniversario en un acto que ha estado marcado por la situación sanitaria, pero lleno de reivindicaciones y compromisos con la emancipación y el empleo joven. También con la situación en la que se encuentran los jóvenes y su futuro para poder desarrollarse profesionalmente en aquello que se han formado. En la necesidad de tener una oportunidad para poder demostrar que no son menos que nadie y que quieren ser dueños en su libertad para poder elegir su destino, sin tener que marcharse fuera de la región.

El lema de su aniversario lo decía claro: jóvenes participando para cambiar la realidad. Y es cierto, el Consejo de la Juventud es un órgano de jóvenes y reivindicativo, que eleva su voz ante la sociedad extremeña, que impulsa y propone cambios a los representantes del pueblo extremeño y que reivindica desde su posición el espacio que desde su creación tiene. Y ser un organismo compuesto por jóvenes, tiene que tener una voz crítica, lo más real posible con los problemas que sufren los jóvenes. Al margen de quien gobierne, porque si no, no sería un órgano que actuara como altavoz de los problemas que tiene la juventud.

Entre los jóvenes que han participado en los actos, se encontraba mi hija Lidia. Colabora en los grupos de trabajo del Consejo y la propusieron para ser una de las que pusiera voz para hablar de los problemas de los jóvenes. Tan sólo fueron tres escasos minutos, pero tuvo la oportunidad de decir lo que piensa y lo dijo en voz alta. De forma brillante y clara. Hizo alusión al último discurso de Pepe Múgica y a una frase que dice que "sólo hay libertad cuando nuestros deseos e inclinaciones los gestionamos nosotros mismos"....y lo ampliaba con su voz para decir que hoy los jóvenes no queremos perder la libertad de elegir nuestro destino.

Cambiar la realidad participando, es una manera de hacer las cosas con compromiso. Hoy en día es muy necesario que las organizaciones juveniles levanten la voz y sean autocríticos. Porque hay muchos problemas que son capaces de verlos como nadie, porque son problemas de hoy, como el ejemplo del cambio climático. Por eso es necesario que no caigan en la comodidad del institucionalismo o de la organización con la que ideológicamente puedan tener más vinculación, porque si esto sucede, estarán perdiendo buena parte de su razón de ser y dejarán de ser representativos de la juventud de su tiempo.

Lidia decía que ser joven también significa tener esperanzas frente a los nuevos cambios y objetivos, aprender y tener ilusión....y es cierto, porque joven solo se es una vez en la vida y por ello deben tener la libertad de elegir su destino para continuar rompiendo cadenas y que siga llegando su voz.


 





domingo, 18 de octubre de 2020

"Aprender a dudar...."

Estamos en un tiempo con mucho ruido pero en el que es inevitable reflexionar y pensar, porque la situación no puede cegarnos ni hacer que perdamos las referencias de la realidad que vemos y vivimos. La situación nos ha puesto ante un examen mundial, donde además y aunque pueda parecer un tanto contradictorio, tenemos que ir con el freno pisado, porque no sabemos cómo hacer frente a lo que está pasando y vamos camino de ocho meses. Tenemos días de calma, de angustia, de esperanza y tenemos también días de nada. 

Y en ese camino de la reflexión no debemos dejar que la situación nos lleve sin saber hacia dónde vamos, porque hay cosas que están pasando y que el bicho casi oculta. Hace unos días aparecía publicado un informe sobre el estado de la pobreza y la exclusión social en nuestro país. Son datos que reconocen cómo la pandemia ha agudizado la pobreza y que la crisis no está siendo ni será igual para todos. Los efectos sobre nuestra salud, el empleo y la economía están ahí, pero la situación está arrasando a quienes ya se encontraban en una situación vulnerable porque sus condiciones de vida estaban aún más en precario.

Uno de los efectos más negativos de una crisis de largo recorrido tanto por el tiempo que llevamos como por el tiempo que estaremos,  es que nos acostumbremos a vivir con esa realidad mirando hacia otro lado. Porque no todas las personas hemos vivido igual el confinamiento ni en las mismas condiciones de espacio, donde ha habido niños y niñas en situación de pobreza que dependían de las escuelas a la hora de recibir apoyo, donde la brecha digital se ha hecho más evidente y la implantación de la educación a distancia se ha llevado a cabo de forma desigual y en estos últimos meses hemos podido ver imágenes de largas filas de personas en busca de alimentos ante las puertas de organizaciones sociales. Son sólo algunos ejemplos de cómo la profundidad de los efectos de la crisis generará una frontera de desigualdad que a lo largo del tiempo será cada vez mayor.

Y por eso en esta etapa de "confinamiento laboral", cada semana escucho con menos interés lo que dicen sus señorías en el Parlamento, porque casi todo es ruido. Mi amigo Vicente me suele decir: para lo que hay que escuchar!. Prefiero tener vista para analizar lo que nos rodea, dedos para exponer y escribir lo que reflexiono, oído para prestar atención a quien discrepa y como decía el otro, olfato para saber que no tengo que perder el tiempo con quien no merece la pena y por eso trato de pensar para sacar conclusiones desde una vocación de sumar, en estos tiempos donde lamentablemente parece primar más lo de restar y dividir.

Y en estas reflexiones semanales tratando de aplicarme el sentido común y el sentido crítico, me detengo un momento frente a la realidad de esos datos sobre la pobreza y la exclusión social en España, con dudas, porque siempre escuché que hay que dudar de aquellos que sólo hablan de certidumbres...Ya lo dijo Octavio Paz: "Aprender a dudar es aprender a pensar"....

domingo, 11 de octubre de 2020

Una semana más y van....

Una semana más y van....podría ser el título de cualquier libro o película, porque la situación del "bicho" y lo que está generando, ha escrito más kilómetros de páginas en la prensa que kilómetros de autovía hay en nuestro país. No es por tomarle la temperatura con un poco de distancia o ironía, sino que es rara la semana en la que es casi imposible dejar de escribir de alguna consecuencia o de algún hecho destacable provocado por el virus y que además ocupa la portada durante varios días en los medios.

Fue Pedro Pacheco en aquellos años alcalde de Jerez, quien en unas declaraciones públicas, pronunció la famosa frase "la justicia es un cachondeo" como consecuencia de la situación que le produjeron unas actuaciones judiciales que posteriormente le llevaron a cumplir condena en prisión y a ser inhabilitado para el ejercicio de cargo público. No sé si la justicia es un cachondeo o no, pero hay veces que su nivel de protagonismo bien sea por algún interés de quien lleve el asunto o por su papel de estar presente en la actualidad e incluso que coincidan sus resoluciones con algún acto importante de presentación en el país, pero el caso es que está llevando a que los ciudadanos la situemos en un nivel de confianza y de percepción de su independencia bastante malo o muy malo.

En uno de los grupos de WhatsApp que comparto para hablar sobre todo de fútbol y del Badajoz, hay veces o muchas veces que la polémica se deriva hacia el ámbito político. Es imposible no hacerlo. Les suelo decir a los amigos "que sería de vosotros si no existiese la política". Y es que aquellos que dicen que a mí no me interesa la política, están en realidad apoyando a quienes la ejercen, porque lo político es consustancial a la persona, aparte de que no es verdad que no les interese porque es difícil no decir o hacer algo que no sea política o tenga total relación con la política. Por eso, cuando hay jueces que dicen ser independientes yo no tengo dudas de que no lo son, porque hasta en su máxima institución, el CGPJ, interviene la política tanto en su composición como en su ejercicio y al final representa ser un reflejo exacto de la geografía política y de la representación parlamentaria de lo que hay en el país.

Por ello y por otras razones nunca se habló tanto de las decisiones judiciales en cuestiones que no fueran propias de corrupción y desvíos de fondos como en la actualidad. Pero es que de nuevo dos resoluciones judiciales de Tribunales Superiores de Justicia de distinta Comunidad Autónoma han vuelto a marcar las contradicciones de sus decisiones. Una revocando el confinamiento perimetral de Madrid y otras ciudades, que había impuesto a través de una orden el Ministerio de Sanidad ante la escalada de contagios en esta segunda ola, y otra de Castilla y León que se pronunciaba ratificando la misma orden que en Madrid se había revocado. 

Los contagios en Madrid han encendido todas las alarmas del resto del país y el enroque de la Presidenta de la Comunidad y el no querer atender las decisiones del Gobierno Central sobre el descontrol de la pandemia, ha sido determinante para que el Gobierno haya decretado el Estado de Alarma. Una decisión que muchos ciudadanos pensamos que no debía haberse tardado tanto tiempo en tomar, porque las consecuencias al final las podemos pagar todos, y todos no somos igual de responsables en este enorme desconcierto que tiene y genera el gobierno de la Comunidad. 

Ya lo dijo Aristóteles: "el hombre es un animal político".... y todos en mayor o menor medida participamos en los asuntos públicos, porque vivimos en una sociedad organizada políticamente y nadie, incluidos los jueces, puede desatenderse de esa sociedad porque estaría tomando partido en favor del que de hecho gobierna.

domingo, 4 de octubre de 2020

Y en medio....los ciudadanos!

Hace unos días escuché algo parecido a una fábula. Se preguntaba alguien en voz alta el cómo se sentirían los pasajeros de un avión si en medio de una gran tormenta ven como el comandante y los copilotos están liados a puñetazos limpios y, además, oyen que en la torre de control los controladores estaban enfrascados en una gran bronca. El mismo se contestaba diciendo que así nos sentimos los ciudadanos de este país. Porque la razón de esta bronca de los políticos a la que estamos asistiendo casi a diario los ciudadanos no es por culpa nuestra, pero estamos en el mismísimo medio y además somos los que la sufrimos.

Porque no es sólo el lamentable espectáculo de lo que está pasando en Madrid después de la puesta en escena de las banderas, que ha continuado con el desconcierto y la confusión que se ha generado en los ciudadanos en los últimos días con las nuevas medidas, sino que todas las semanas la sesión de control al Gobierno viene a representar más de lo mismo. Que si los efectos y los errores a la hora de afrontar la pandemia. Que si la polémica por lo del rey y su no asistencia. Que si Cataluña y los independentistas. Que si la supuesta utilización de los medios y recursos de Interior para favorecer intereses políticos del anterior Gobierno. Que si la absolución de los delitos de estafa a inversores de Bankia de Rato y otros tantos, porque el tribunal estima que la operación contó con el sí de los supervisores y éstos son, nada más y nada menos que el Banco de España, La CNMV, el FROB... qué bien! Que parte del CGPJ y del Tribunal Constitucional tienen que ser renovados al tener cumplido sus mandatos y mientras sigue bloquedado porque debe reunirse una mayoría y ésta depende del partido popular....y mientras todas estas bronca pasan, el tiempo no se detiene para intentar llegar a un acuerdo entre el Gobierno y las Comunidades para presentar proyectos y poner en marchar las reformas que algún día nos pedirá la UE, a cambio de recibir los 140.000 millones del fondo de recuperación.... y todo ello sucede, mientras somos el país con más contagios de Europa y la propia Organización Mundial de la Salud no sabe que está fallando.

Un amigo se preguntaba si había alernativa para parar esta bronca permanente, pues me decía que se había convertido en una obligación de todos el plantear las cosas desde el consenso y no desde el conflicto. Porque es posible que se estuviera alimentando una manera de practicar la política sin hacer política. Una forma donde el único interés de quienes fomentaban esa practica política, fuera el generar la crispación permanente y nos preguntábamos qué podíamos hacer los ciudadanos que tratamos de regirnos por los principios de la concordia y el sentido común, por los principios por los que casi todo el mundo se guía en la vida diaria para salir adelante.

Decía Benito Pérez Galdos que "España es el país de la naturaleza desnuda, de las pasiones exageradas, de los sentimientos enérgicos, del bien y el mal sueltos y libres, de los privilegios que traen las luchas, de la guerra continua, del nunca descansar"....y cien años después, nuestro país vuelve a repetir en gran parte su historia. Será nuestra naturaleza o nuestra pasión enérgica, o puede quizás que la configuración y marco de competencias del Estado y las Comunidades esté más hecho para el consenso que para el conflicto político, pero cómo es posible que tantas personalidades de tan alta responsabilidad puedan perder de vista las prioridades en un momento como el que vivimos.

Y la pregunta es: qué hacemos? Yo la respuesta no la tengo, pero sí sé que la bronca, la crispación y el desánimo no ayudan a nada.... bueno quizás sí, a generar más bronca, más crispación y a alejar más a la gente de la política y a creer menos en los políticos.... y esto quizás les interese a algunos, que son los que no dependen de la política.