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domingo, 25 de marzo de 2018

Algo personal...casi na.

Esta mañana el camino entre el Guadiana y el Tajo me permitía despertarme observando tempranito la dehesa. Qué verde se ha apoderado en unos días de nuestra tierra. Qué hermoso es mirar a lo lejos y ver esos colores que identifican parte de la belleza de nuestra Extremadura. Algún día es posible que lo que hoy es una carretera entre Badajoz y Cáceres, pueda convertirse en autovía. Y con ello el hacer este trayecto puede que pierda un poco del encanto por dejar de sentir tan cerca la proximidad de los alcornocales, encinas, jaras y otras bellezas que forman parte de la naturaleza de nuestra dehesa. Durante el trayecto escuchaba un programa de radio y se ponía en valor la belleza del Valle del Jerte. La fiesta del cerezo en flor llena de blanco el valle con su floración, aunque este año esté un poco retrasada. 
Recorrer los 9 kilómetros desde la antigua N-630 a Garrovillas es adentrarse en un territorio bordeando los montes hasta llegar abajo al Puente de los riberos de Araya y subir hasta divisar las torres de las iglesias de San Pedro y Santa María. Compruebas a lo lejos la extensión del pueblo y  conforme te aproximas vas recordando un tiempo vivido. No olvidas ese viejo campo donde comenzastes a pegarle a un balón. Recorres en una mirada esos caminos por donde entrenabas y vuelves a disfrutar recordando.
Siempre quise volver a recorrer contigo un tiempo por la dehesa. Decíamos que en aquella puerta del escaramujo se encontraban los mejores. A un lado y a otro del regato, sin perder la pared como referencia para coger los más gorditos y blanditos. No me podré olvidar nunca de aquel día buscando los olivos cerca de la Atalaya. Y aquellas bellotas de las mejores encinas, las más dulces.
Cuando estuvimos hablando, hoy hablastes de cosas que hacía mucho tiempo que no comentabas. Decías que así es la vida. Te estabas dando cuenta de los años y hablabas que ya no podías salir como antes. Pasastes por esos momentos tan maravillosos de lucidez que hacen que el corazón se dispare, cuando reaccionas a un estímulo o simplemente, por verte esa sonrisa sincera y esa mirada de claridad. Recordé que te gustaba mucho un cantaor de tu tiempo y lo busqué para que lo escucharas. Cómo te vi disfrutar y cómo me hicistes disfrutar. Hasta querías recordar ese tiempo tuyo para que no se te olvidara. Sonreías y hasta me pareció que canturreabas. Como tú dijiste...casi na!!!
Tampoco yo olvidaré el día de hoy...me dejaste una puerta abierta para que esos momentos de lucidez puedan activar tus emociones y hacerte rememorar tu vida.

domingo, 18 de marzo de 2018

Los pensionistas no quieren zanahorias...

Una pancarta en la concentración de los pensionistas por unas pensiones dignas decía: los que roban las pensiones lo pagarán en las elecciones. Es muy pronto para valorar si las manifestaciones que vienen produciéndose en los últimos días, tendrán algún resultado en la cita electoral del próximo año. A veces suele pasarnos a los ciudadanos que nos olvidamos fácilmente de los daños que  nos están ocasionando y cuando toca ir a votar, nos lo pensamos y al final volvemos a votar lo mismo que en otras ocasiones.
Yo espero que las manifestaciones de éstos últimos días tengan resultado. Un resultado en forma de acudir masivamente a votar e intentar tener muy presente quienes están en contra de que las pensiones se incrementen, al menos lo que la carestía de la vida. Y no se trata sólo de revalorizar, porque el problema del futuro de las pensiones continuaría. Se trata de poner en marcha mecanismos para que los pensionistas de hoy no sigan perdiendo y que los de mañana tengan asegurada su pensión, para lo cual parece claro que hay que proponerse algunas cosas más que simplemente las cotizaciones. Hay que dar más de una vuelta en forma de pensada, a una de las patas de nuestro sistema de bienestar. 
Es seguro que el problema no se resuelve cambiando solo el sistema de cotización porque la hucha está bajo mínimos. Es seguro que en el marco de la negociación de lo que se llamó Pacto de Toledo se podrían encontrar fórmulas para un cambio en el sistema. Es posible que hasta todos los partidos políticos fueran capaces de ponerse de acuerdo si de ello se hace un problema de Estado y no sólo un problema de las bajas cotizaciones, de la precariedad del empleo, de las reformas laborales, de los contratos basura sin cotizaciones, de las prejubilaciones, del problema demográfico, etc. Todo ello y más son causas, claro que sí. Pero no se pueden estar achacando el problema de las pensiones a que hoy vivimos más años y tengamos mejor calidad de vida. Desde mi punto de vista, situar este asunto como el principal problema, sí que es inadmisible, lo diga el político que lo diga. Porque se estaría penalizando el que hoy dispongamos de una mejor salud, entre otras cosas, y porque se le estaría dando un tratamiento al problema de forma coyuntural, cuando se trata de un problema de fondo, estructural.
Hemos podido comprobar cómo los pensionistas se movilizaron por unas pensiones dignas. No creo que estén pidiendo algo inalcanzable. Al fin y al cabo, lo que quieren y queremos es vivir con dignidad. Es algo así como lo que le escuché a una nieta hablando de su abuela en mi viaje de ida: mi abuela cobra la pensión mínima, lo sé, toda su familia lo sabe:mi abuela hace magia...Sin embargo, mi abuela sabe perfectamente lo que es un derecho y, señor Montoro, mi abuela no quiere zanahorias, nunca le han gustado.

domingo, 11 de marzo de 2018

Nada volverá a ser igual...

En estos últimos días se han sucedido manifestaciones en las ciudades de nuestro país. Hemos visto a mayores y jóvenes, a mujeres y hombres manifestarse en las calles. Siempre una manifestación suele ser un ejercicio que interpreta y da contenido a alguna demanda reivindicativa, a algún síntoma de desigualdad.
Pensionistas que después de haber estado toda su vida trabajando y cotizando para tener el derecho a su pensión y que al menos la misma le ayude a vivir con una cierta dignidad, comprueban cómo van perdiendo cada mes al producirse un incremento de miseria, que no les ayuda a soportar sus gastos.
Mujeres que después de todos los años de seguir reivindicando cada 8 de marzo la igualdad, comprueban cómo se siguen manteniendo altas cotas de desigualdad y no solo salarial.
Los pensionistas han tenido un enorme éxito en sus manifestaciones. Al contrario que los jóvenes y los manifestantes de hace unos años, ellos no han utilizado las redes sociales. Han creado plataformas, se han reunido y han llevado a cabo su decisión de forma directa, tienen muy poco que perder y con la edad de jubilación cumplida, mucho tiempo libre.
La primera huelga feminista en nuestro país ha tenido un éxito sin precedentes. No por los datos propios de la huelga en sí, que también. El solo efecto de la convocatoria y su repercusión así lo ha puesto de manifiesto con un amplísimo eco a nivel internacional.
El día 8 de marzo de 2018 ha marcado un punto de inflexión en la lucha de las mujeres porque la igualdad legal todavía no se ha traducido en una igualdad real. Después de este día creo que nada volverá a ser igual que antes. Podríamos decir que se ha iniciado la etapa de la marcha definitiva para conseguirla. Este día quedará marcado como el día que marcó un antes y un después. Así será recordado para la historia.
Asistí junto con muchos extremeños y extremeñas a una de las manifestaciones en una de nuestras ciudades. Hacia tiempo que no se producía una manifestación tan llena de color y de sentido reivindicativo. Pancartas realizadas a mano. Un trozo de cartón o papel, un rotula con el que seguro se ha pintado una frase. Y qué frases. Las había con muchísima imaginación. Con mucha conciencia y sensibilidad, también algunas con mucha ironía, pero todas reunían una misma cosa: todas habían sido hechas a mano, improvisadas o no, pero todas con un criterio espontáneo y de libertad individual. Una de las que más me gustó decía: ser joven y no ser revolucionaria es una contradicción hasta biológica. Otra con Mafalda rebelándose contra el mundo que decía: Paren el mundo que me quiero bajar. La sujetaba una chica joven. Había muchos jóvenes en la manifestación y eso era una de las mejores señales para el futuro. Más chicas que chicos y que juntos, conformaron un auténtico clamor en las calles. Un clamor que los gobiernos, da igual el color, deben interiorizar y escuchar. Porque después de este día hay que actuar y empezar inmediatamente a legislar en pro de la igualdad real. No hay que esperar a un nuevo 8 de marzo para entender lo que ha pasado en este. No nos lo podemos permitir, entre otras razones, por todas aquellas mujeres que no pudieron estar en la calle gritando por la igualdad.