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miércoles, 24 de agosto de 2016

Esos reencuentros...

Las vacaciones son para el verano...sí, no me he equivocado por aquello del título de una película. Se dice que cuando llega el mes de Agosto el país se para. Cada cual lo ve a su manera. Hay mucha gente que no le supone ninguna parada, porque no les cambia nada la vida. Había un amigo que decía que se abstuvo de poner una fotografía en su primer día de vacaciones porque mucha gente no las disfrutaba.
Escribía hace unos días en mi perfil de facebook que hay cosas que a pesar de las distancias y el tiempo no cambian. Son las idas y venidas de la gente a nuestros pueblos. Sin importar las distancias que siguen siendo largas, los extremeños regresan a sus pueblos. Regresan al origen, a recuperar su identidad, a reencontrarse con sus familiares y amigos. Qué buenos ratitos y que buenas las tertulias. Esas sentadas en las esquinas de nuestras calles hablando y hablando hasta altas horas. Aprovechando la "fresca"...que durante el día no lo permiten las altas temperaturas.
Nos relajamos y descansamos de nuestras actividades. Paseos, largos paseos a primeras horas de la mañana. Redescubriendo caminos. Explorando y observando detalles que en otros tiempos quizás no le prestamos mayor atención. Sentados y escuchando un vídeo o una charla sobre algunos de nuestros espectaculares entornos. Intentando recuperar y hacer aquello que verdaderamente tiene valor y que nos ayuda a tener otros puntos de vista. Llenarnos un poquito de aire limpio y refrescante, sin límite de tiempo. Recuperando esencias y reflexionando sobre lo que somos y lo que tenemos. Reencuentros de caminos en la juventud..." tú eras uno de los que corría por esos campos cuando nadie lo hacía y todos miraban".
Vuelves a casa y lo observas. Pasas las horas a su lado y le hablas de cualquier cosa que pueda valer para reencontrar palabras que apoyen una conversación y llenen de recuerdos. Intentas recuperar el aire y miras para otro lado estando cerca. Mirada cercana a los ojos, respirando y conteniendo el aire de infancia. Quieres recuperar el tiempo para que lo que estas viviendo en ese momento no sea real, pero sabes que la enfermedad del olvido no te deja recuperarlo. Y miras para otro lado, porque nunca llegas a saber si ese ojo humedecido del que salen una pequeña lagrima te observa y quiere decirte algo...quieres sentirlo así, porque ese momento, ese silencio, es una leve conciencia de un pasado en común. 
Todos tenemos un tiempo y como dice un poema..."a donde vayas te han de seguir mis ojos, aún fatigados, que en ti germina el vuelo y el tiempo y la inocencia"...y el sentimiento que expresó esa lagrima la siento y me hizo reencontrarme de nuevo en tus espaldas en aquel momento.


martes, 9 de agosto de 2016

Esos ratitos...

Es agosto y durante este tiempo nuestros pueblos suelen tener un aire distinto. Vienen aquellos que un día tuvieron que elegir entre quedarse o marcharse a vivir a otra ciudad. Razones de familia, trabajo, buscar otros caminos...hay muchas familias en nuestra Comunidad que tuvieron que emigrar y partir. Escuchaba hace unos días a dos jóvenes que comentaban de la dificultad a la hora de encontrar trabajo. Decían que estaban ahorrando un dinero para pagarse los billetes y hablaban de California...lo que más cuesta son los billetes y con poco más, no es difícil encontrar un empleo y luego ir mejorando poco a poco.
50 años después se repite la historia...y ya sabemos que esto no es nuevo. Que la emigración no ha cesado y que no es algo novedoso. Pero cuesta hablar de ello, porque muchos de los que se van ya no vuelven. Casi todas las familias en nuestra Comunidad tienen algún capítulo que contar sobre ello. Por eso, no es que haga esa cantidad de años, sino que el problema es que no ha dejado de existir y seguimos siendo incapaces de pararlo.
Por eso en nuestros pueblos cuando llegan estas fechas, decía que se respiraba otro aire. El aire de aquellos que vuelven y llenan nuestros pueblos. Se producen los reencuentros. Se recuerdan las historias y las familias vuelven a reconocerse. Siempre hay razones para recordar. Siempre hay quien falta pero se le recuerda. Sucede que siempre hay un motivo para recordar alguna conversación o anécdota, porque la vida nos devuelve una parte de la historia de cada uno. Y nos gusta recordarla, porque la sentimos, nos reímos y recobramos volviendo a darle valor a aquellas pequeñas cosas que no cuestan nada, pero que son naturales como somos las personas y que tienen un infinito valor personal para cada uno de nosotros.
Son esos ratitos que te sientas a la tertulia. Que es posible que no haya novedades y que incluso se repita la misma conversación de los días anteriores. Es posible que sea una forma de vida, es seguro que en muchos más lugares y pueblos se vive de forma parecida, pero es incalculable el valor que tienen esos momentos.
Es agosto y estas pequeñas grandes cosas suelen pasar cada año. Son nuestros pueblos, nuestra gente la que cada día ayuda a construir una forma de ser, una forma de vivir. "Somus asina" que se dice en mi pueblo. 
Tengo la manía de escribir en el interior de algunos libros y lo escribí así...me llamaba asistir, quería compartir. Un momento en silencio es bello de disfrutar. Paz interior, compartir, sentir, apasionarse cuando se vive. Basta escuchar unas palabras de un poema que salen de una voz con sentimiento"...Lo escribí en marzo de 2009, en la Alcazaba. La vida de otro modo.