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domingo, 30 de enero de 2022

No nos alejemos de la realidad....

En un programa de televisión hace unos días se hacían eco de la campaña change.org/SoyMayorNOidiota y se volvía a poner de manifiesto la indefensión en la que se encuentran las personas mayores con la política que están llevando los bancos con el cierre de sucursales y el derivar cada vez más la gestión que antes hacían de forma presencial, a una gestión virtual o por hablarlo de forma más clara, a situarnos ante una máquina o cajero que nos genera entre otras cosas, un alto grado de desconfianza y ahí están como una muestra de ello los grandes timos y fraudes que se producen con el uso de las tecnologías en las operaciones bancarias. Entrevistaban a representantes de asociaciones de la banca, de pensionistas y de usuarios financieros. Posteriormente una entrevista a la Vicepresidenta del Gobierno Nadia Calviño, dejaba en interrogación la respuesta sobre lo que hará el Gobierno ante este problema, trasladando que había emplazado a los bancos a que presentaran en el plazo de un mes propuestas para trabajar sobre ello. A la pregunta del presentador sobre si sería voluntario por parte de los bancos el cambiar o mejorar esta situación o sería obligado a través del Parlamento en forma de alguna ley, la respuesta  que dió la Vicepresidenta dejaba en el aire la solución a dicho problema, pero no pareció por su explicación que la idea que maneja fuera la de obligarlos por vía parlamentaria. Y es con respuestas de este tipo, cuando quien las escucha, se pregunta: y si el Gobierno no les obliga, acaso no le está dando la espalda a un problema que sufren los mayores que tienen que cobrar su pensión necesariamente por un banco?

Cuando la semana pasada me puse a comprobar el movimiento de la recogida de firmas ya comenté que sería cuestión de días el que alcanzaran las 500.000. En el día de hoy cuando escribo esta entrada, apenas faltan unas ciento de firmas para llegar a ellas. Y esa es la realidad, como lo es la respuesta que escuché hace unos días por parte de un empleado, cuando le decía a una pensionista "ese no es mi problema", cuando no pudo realizar una transferencia por los horarios determinados de caja y la imposiblidad de hacerlo por el cajero por el desconocimiento o desconfianza al llevarlo a cabo. Y este es un problema que no puede dejarse a la voluntad de las entidades bancarias, porque los mayores con su pensión tienen que trasladarse personalmente a la ventanilla y si se opta por esa vía y no se obliga a los bancos, nos estaremos alejando de una realidad que hoy sufren nuestros mayores, que se verán obligados a denunciar ese trato como así ha sido el caso de una jubilada de un pueblo de Valencia que ha presentado una denuncia por el trato no adecuado y por haberle querido cobrar 2€ por operar en ventanilla, al no haber logrado sacar dinero con su cartilla en el cajero.

Y puede que haya alguien que piense que presentar una denuncia por 2€ no tiene mucho sentido. Hasta es posible que en este mundo que nos movemos, pueda pensarse así. Las razones están en la esencia del hecho en sí, no tanto en la cuantía. Aunque también es cierto que en una pensión baja, lo que representa esa comisión puede ser mucho y además no se puede cobrar ese dinero por un servicio que tiene que ser gratis. Cuando venimos soportando estas injusticias desde hace tiempo y comprobamos como pasa lo mismo con el precio de la luz, nos planteamos si nuestra respuesta tiene que ser la del conformismo o la de la denuncia. La de sentirnos manipulados por la sociedad de la incertidumbre y de asumir si es que todo esto tiene que ser así o la de dar un golpe en la mesa aunque sea de forma individual y reivindicar el no dejarse llevar por la sociedad de la indiferencia y del alejamiento de la realidad.

En las líneas interiores de un libro que leí hace algún tiempo, escribí que había que reivindicar la actuación crítica, frente a la amenaza del pensamiento único, de la indiferencia, la apatía y la pasividad. Hoy, hay que seguir luchando contra los mensajes que tratan de alejarnos de la realidad y contra aquellos que quieren convertir la normalidad de la justificación interesada y parcial de lo que está pasando, con el riesgo de la manipulación que la propia incertidumbre nos está provocando y que nos puede estar llevando a otro espacio en el que podamos sentirnos gobernados por la manipulación de los miedos. Es tiempo de dar respuestas para no dejarnos llevar por la sociedad de la indiferencia y en el problema de la realidad que sufren nuestros mayores, la política tiene mucho que decir y de hacer.

domingo, 23 de enero de 2022

No lo comprende nadie....

#SoyMayorNOidiota"....Durante esta semana seguro que hemos oído hablar de esta campaña y de la petición de una persona mayor que inició una recogida de firmas contra la política de funcionamiento de los bancos. Sí, ese sitio donde tenemos nuestros ahorros o por donde cobramos nuestras nóminas. Ese lugar que se lleva comisiones por las operaciones que hacen con nuestro dinero y que nos cobran por tenerlo depositado. Ese rincón donde antes nos rentaba algunos eurillos y que hoy se está caracterizando no solo por cobrarnos cada trimestre, sino porque cada día nos dan menos servicios de atención de forma directa y personal. Ese espacio donde antes había confianza porque hablabas con una persona y donde hoy cada día más estas empezando a hablar con una máquina que en muchas ocasiones no responde o sencillamente donde hay muchas personas que están siendo excluidas porque no las entienden ni tienen quien le ayude.

He estado comprobando durante unos minutos como avanzaba el marcador de firmas de la campaña change.org/SoyMayorNOidiota. Al paso que lleva es cuestión de unos días el que se superen más de 500.000 firmas. Y como dice Carlos en la carta que le ha enviado al Gobernador del Banco de España: "somos perfectamente capaces de manejar nuestro ahorros, pero las trabas tecnológicas nos incapacitan para cualquier operación. Estamos bastante hartos y tristes también. Porque sentimos que nos están apartando". Apartando y excluyendo también, porque en una ciudad hay muchos recursos a donde poder acudir, pero hay en muchos pueblos donde no hay ya oficinas y tampoco existen cajeros. Aún con mayores dificultades si cabe, porque en nuestros pueblos hay muchos mayores que para poder sacar el dinero mensualmente de su pensión, tienen que procurar o apoyarse en alguien que los acerque a la oficina más cercana de su pueblo o al pueblo más cercano. 

En los últimos años estamos comprobando cómo la banca, con sus planes de reestructuración, está cerrando cientos de sucursales y despidiendo o jubilando de forma anticipada a miles de trabajadores que atendían las necesidades de forma personal de todos los clientes. Ahora están intentando que todo lo hagamos a través de los cajeros o por las aplicaciones online. Nos meten lo de la banca móvil a la mínima oportunidad. La revolución tecnológica está siendo uno de los sistemas que el capitalismo está utilizando para reducir costes y aumentar beneficios. Ahí están los resultados de la banca, no son negativos para ellos, hoy ganan dinero hasta por lo que antes pagaban. 

La desaparición de sucursales bancarias en muchos de nuestros pueblos se está produciendo desde hace un tiempo y desde los Gobiernos autonómicos o desde las diputaciones se ha optado en algún caso por habilitar acuerdos para instalación de cajeros o formalizar acuerdos con otras Instituciones en aquellos sitios donde no hay oficinas. Es una respuesta a la exclusión financiera que sufren esos pueblos y que hay que aplaudir, pero no puede ser que esa sea la única respuesta. Una Administración tiene que facilitar y gestionar muchos recursos a sus ciudadanos, pero hasta qué punto tiene que cubrir los servicios que una empresa privada abandona. Hay que encontrar el argumento desde los Gobiernos que obligue a los bancos a cubrir esos servicios porque un día crecieron gracias a nuestro dinero y hoy siguen con grandes beneficios. Los bancos deben dejar de ser la muestra del capitalismo deshumanizado y mostrar la sensibilidad suficiente para que sobre todo nuestros mayores puedan seguir desarrollando y viviendo con un mínimo de dignidad con sus ahorros.

Es muy triste y quiero quedarme ahí....el trato inhumano de los bancos a las personas mayores. Hay testimonios dramáticos, que llegan a la humillación al pedir ayuda en un banco y que les hablen como si fueran idiotas. Por ahí el slogan de la campaña. No puede ser que desde la política no se encuentre una respuesta a este gran problema. No puede ser que una campaña iniciada por un pensionista esté convirtiéndose en un clamor social nacional y no se regule y obligue desde la política a resolver esta situación, cuando hace poco tiempo fue nuestro dinero, el dinero del Estado, el que ayudó a la banca a no caer en quiebra. No podemos dejar que a nuestros mayores no se les trate con dignidad. No podemos consentir y dejar en la exclusión a toda una generación que luchó y trabajó duramente por dejarnos una sociedad  más moderna y más justa.....#SoyMayorNOidiota.

domingo, 16 de enero de 2022

El poder del relato....

Llevamos tan sólo unos días de este nuevo año y nuestros políticos han empezado como acabaron. Unas nuevas elecciones y otras en perspectivas y ya está. A lo suyo y menos a lo de todos. A lo suyo quiero decir, a sus estrategias y al tacticismo electoral. Porque a estas alturas casi todo es estrategia electoral e interés. Ya casi se han cargado el relato de un acuerdo al que se llamó de histórico, como fue el acuerdo de la reforma laboral. Y ahora venga a hablar de lo que otros colocan en la red y se les compra el mensaje y así ayudan a formar un bulo al que le damos más crédito del que realmente tiene. El Gobierno empeñado en aparecer más como un Gobierno formado por dos partidos o gobiernos en vez de cerrar filas. Y es que cada vez que hay un "conficto" se empeñan en querer aparecer para alimentarlo y menos para solucionarlo. El ejemplo de esta semana lo tenemos con las declaraciones sobre las macrogranjas de las que ya nadie se acuerda de la realidad de las palabras pronunciadas por el Ministro y hemos pasado a calificar como lamentables las mismas, dándole pábulo a la tergiversación y alimentando con ello los pronunciacimientos de la derecha y de algunos responsables autonómicos del propio partido mayoritario que apoya al Gobierno, que viendo alguna comparecencia parece que se lo han tomado a risa.

En los últimos tiempos y ahí están las encuestas de todas las tendencias públicas y privadas, se viene mostrando una gran preocupación sobre las crisis de las instituciones democráticas, la falta de interés en la política, el cada vez mayor decrecimiento del apoyo a la democrcia como el mejor sistema, la caída de las confianza en las instituciones y en los políticos. Todo ello no es nuevo, pero refleja claramente la insatisfacción política cada vez mayor de los ciudadanos y de ahí la creciente polarización que estamos viendo. Un libro que pude leer hace algún tiempo investiga sobre cómo mueren las democracias y reflexiona sobre el equilibrio y separación de poderes, además de la importancia de la negociación y construcción de acuerdos en beneficio y fortalecimiento del sistema político y democrático de los países. Remarca que las democracias no mueren por asaltos o golpes de Estado, sino que su debilitamiento comienza en las urnas, fortaleciéndose con la descalificación de los oponentes y toca su punto más álgido con la transgresión y ocupación de las instituciones y organismos con personas leales a los gobiernos, quienes protegen y salvaguardan los intereses particulares en vez de ser los equilibrios y contrapesos del poder.

Sigo pensando que la política que más valoran los ciudadanos, es aquella que comprende pequeños grandes gestos que adquieren un gran valor para las personas. Y es posible que estos dos últimos años todos hayamos tenido algún espejo de esos gestos que nos pueden servir como un relato para nuestra historia. Me lo decía hace unos días un vecino. Lo que estaís haciendo desde la Asociación se conseguirá o no, se tardará más o menos, pero estáis intentando hacer algo para que pueda despertar lo que lleva mucho tiempo dormido. Intentar cambiar las cosas lleva tiempo como todos sabemos, pero hay que convertir en oportunidad aquello que sin ser nuevo, ha llegado a ser una necesidad porque es una realidad.

Cuando a diario escuchamos o vemos algunas fotografías de lo que nos cuentan que es la realidad, nos paramos a pensar en el tiempo que vivimos. O en el relato que nos quieren contar. Por eso cuando oigo hablar de las exenciones o derechos que quiere tener un tenista, de las macrogranjas, de los líos del Gobierno de coalición, de Berlusconi otra vez, de las fiestas durante la pandemia en la sede del primer ministro inglés, del rebote que los farmaceúticos se han cogido porque se haya regulado el precio de los test, de lo disparado del IPC, del precio de la luz y de los combustibles, de la pandemia-gripe que nos quieren colar y de tantas cosas más....reflexiono y me reafirmo en mi preocupación que todo esto que forma parte de la vida y del espacio que compartimos, es un relato de un momento raro en el que gana más espacio y aumenta la frontera de la desigualdad y me surge la duda de si todo ello no nos está desconectando y haciéndonos más individualistas y encerrados en nosotros mismos.

domingo, 9 de enero de 2022

Necesidad de más empatía....

Hay ocasiones en que nos encontramos en la prensa escrita con un buen artículo de algún ilustre escritor, que nos hace levantar la mirada unos segundos una vez que lo terminamos de leer. También sucede cuando acabamos algún capítulo de un buen libro que nos ayuda a continuar sin descanso con el siguiente. Nos hacen reflexionar sobre lo que cuentan. A veces buscamos algún significado o cercanía con el momento o con algún reencuentro que hayamos tenido o que hayamos visto. De alguna forma nos introducimos a través de la lectura en su interior. Nos hacen recordar otro tiempo y también nos colocan ante el espejo de una realidad que se muestra a veces insoportable, aunque también nos hacen albergar esperanzas e incluso nos abren caminos para valorar la oportunidad de cambiar algunas actitudes o sencillamente algunos registros de los muchos en los que nos podemos encontrar por estar suscritos en páginas web o en grupos de redes. En resumen, nos hacen pensar sobre experiencias a las que hoy quizás dedicamos poco tiempo a reflexionar.

En estos últimos días la lectura de un artículo de Manuel Vicent titulado "A la carta" me hizo reflexionar sobre lo de borrar o cambiar algunos registros o desplazar el dial a otro lado. Lo finalizaba diciendo que "una persona decente no debería permitir que otros le impongan el menú de su mierda informativa en el plato y que sin necesidad de ser un héroe uno debe elegir a la carta lo que desea ver, oír, pensar y creer". Puede que sea el tiempo o las experiencias vividas, pero desde hace tiempo yo al menos me propuse seleccionar. Una buena amiga me lo decía: a la edad que tenemos nos hemos ganado el derecho al espacio de seleccionar. De seleccionar a dónde vamos, cómo vamos, con quien queremos ir, lo que quiero ver y oír, como también lo que quiero creer. No es porque tengamos más posibilidades que ayer para hacerlo, que también, sino porque precisamente el tener más recursos nos da la libertad para decidirlo.

Pienso que lo de seleccionar lo hacemos cada vez más gente. Porque en general en casi todos los ámbitos y espacios políticos unos y otros nos están dando motivos para ello y creo que no sólo ya se ha convertido en una cuestión por la edad, sino porque considero que es un ejercicio muy saludable y recomendable. Nos evita caer en tentaciones y discusiones que no llevan a ninguna parte. No se trata como sucede en muchos casos cada principio de año en relación con los buenos propósitos. No es una cuestión de aquello de empezar acudiendo al gimnasio y comprobar lo complicado que resulta cumplir con regularidad lo que nos proponemos y al final optamos poco tiempo después por dejar de ir. Se trata de proponernos algo más sencillo. Algo que no cuesta nada pero que tiene mucho valor. Se trata de ser capaces de ponernos en el lugar del otro. De ser capaces de tener más empatía.

Llevamos dos años de sobresaltos y durante este tiempo hemos tenido muestras de mucha gente poniéndose en lugar del otro. Deberíamos haber aprendido de ellos y ellas a las alturas de este viaje donde hemos recorrido el alfabeto griego con alfa, después delta y ahora ómicron y esperando no tener que llegar a omega, que aquellos propósitos de que después de pasar esto íbamos a salir siendo mejores fueran reales y consiguiéramos ser todos y todas un poco más empáticos, porque conociéndonos a nosotros mismos seríamos más capaces de conocer y ayudar a los demás. 

Por ello creo que hay que darle más veracidad e importancia a la realidad y menos al relato. Ser más realista sobre los problemas y menos pragmático en las respuestas. Más ponerse en el lugar del otro como búsqueda del encuentro y menos buscar el conflicto como excusa para el "y tú más". Este último tiempo nos ha marcado a todos y todas. Como propósito al menos para éste año, deberíamos practicar más el ejercicio de la empatía como fórmula para recuperarnos y fortalecernos como personas y pensar si el futuro que hoy estamos creando es el mejor legado posible que queremos para los nuestros.