En un programa de televisión hace unos días se hacían eco de la campaña change.org/SoyMayorNOidiota y se volvía a poner de manifiesto la indefensión en la que se encuentran las personas mayores con la política que están llevando los bancos con el cierre de sucursales y el derivar cada vez más la gestión que antes hacían de forma presencial, a una gestión virtual o por hablarlo de forma más clara, a situarnos ante una máquina o cajero que nos genera entre otras cosas, un alto grado de desconfianza y ahí están como una muestra de ello los grandes timos y fraudes que se producen con el uso de las tecnologías en las operaciones bancarias. Entrevistaban a representantes de asociaciones de la banca, de pensionistas y de usuarios financieros. Posteriormente una entrevista a la Vicepresidenta del Gobierno Nadia Calviño, dejaba en interrogación la respuesta sobre lo que hará el Gobierno ante este problema, trasladando que había emplazado a los bancos a que presentaran en el plazo de un mes propuestas para trabajar sobre ello. A la pregunta del presentador sobre si sería voluntario por parte de los bancos el cambiar o mejorar esta situación o sería obligado a través del Parlamento en forma de alguna ley, la respuesta que dió la Vicepresidenta dejaba en el aire la solución a dicho problema, pero no pareció por su explicación que la idea que maneja fuera la de obligarlos por vía parlamentaria. Y es con respuestas de este tipo, cuando quien las escucha, se pregunta: y si el Gobierno no les obliga, acaso no le está dando la espalda a un problema que sufren los mayores que tienen que cobrar su pensión necesariamente por un banco?
Cuando la semana pasada me puse a comprobar el movimiento de la recogida de firmas ya comenté que sería cuestión de días el que alcanzaran las 500.000. En el día de hoy cuando escribo esta entrada, apenas faltan unas ciento de firmas para llegar a ellas. Y esa es la realidad, como lo es la respuesta que escuché hace unos días por parte de un empleado, cuando le decía a una pensionista "ese no es mi problema", cuando no pudo realizar una transferencia por los horarios determinados de caja y la imposiblidad de hacerlo por el cajero por el desconocimiento o desconfianza al llevarlo a cabo. Y este es un problema que no puede dejarse a la voluntad de las entidades bancarias, porque los mayores con su pensión tienen que trasladarse personalmente a la ventanilla y si se opta por esa vía y no se obliga a los bancos, nos estaremos alejando de una realidad que hoy sufren nuestros mayores, que se verán obligados a denunciar ese trato como así ha sido el caso de una jubilada de un pueblo de Valencia que ha presentado una denuncia por el trato no adecuado y por haberle querido cobrar 2€ por operar en ventanilla, al no haber logrado sacar dinero con su cartilla en el cajero.
Y puede que haya alguien que piense que presentar una denuncia por 2€ no tiene mucho sentido. Hasta es posible que en este mundo que nos movemos, pueda pensarse así. Las razones están en la esencia del hecho en sí, no tanto en la cuantía. Aunque también es cierto que en una pensión baja, lo que representa esa comisión puede ser mucho y además no se puede cobrar ese dinero por un servicio que tiene que ser gratis. Cuando venimos soportando estas injusticias desde hace tiempo y comprobamos como pasa lo mismo con el precio de la luz, nos planteamos si nuestra respuesta tiene que ser la del conformismo o la de la denuncia. La de sentirnos manipulados por la sociedad de la incertidumbre y de asumir si es que todo esto tiene que ser así o la de dar un golpe en la mesa aunque sea de forma individual y reivindicar el no dejarse llevar por la sociedad de la indiferencia y del alejamiento de la realidad.
En las líneas interiores de un libro que leí hace algún tiempo, escribí que había que reivindicar la actuación crítica, frente a la amenaza del pensamiento único, de la indiferencia, la apatía y la pasividad. Hoy, hay que seguir luchando contra los mensajes que tratan de alejarnos de la realidad y contra aquellos que quieren convertir la normalidad de la justificación interesada y parcial de lo que está pasando, con el riesgo de la manipulación que la propia incertidumbre nos está provocando y que nos puede estar llevando a otro espacio en el que podamos sentirnos gobernados por la manipulación de los miedos. Es tiempo de dar respuestas para no dejarnos llevar por la sociedad de la indiferencia y en el problema de la realidad que sufren nuestros mayores, la política tiene mucho que decir y de hacer.