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sábado, 21 de enero de 2017

Las letras de la vida...

Esta entrada tiene su porqué. La letra de nuestras vidas está llena de experiencias. La vida es un conjunto de experiencias y momentos. Tenemos la impresión a veces de que pasa tan rápido que la vivimos como un instante del aire que nos rodea. Cuando nos damos cuenta y cerramos los ojos vivimos en cuestión de segundos capítulos maravillosos. Yo los tuve en ésta última semana y no los podré olvidar.
En éstos últimos días estuve en Madrid, en Fitur. La Feria Internacional de Turismo. Se dice que si no estas allí, no existes en el mundo del turismo. Porque es un mundo lo que hay dentro, un mundo de experiencias y culturas. Mucha gente, muchos países y un espacio lleno de colorido y de oportunidades. 
Extremadura, un año más presentó sus ofertas y productos. En forma de nuestras singularidades: parques, fiestas, patrimonios, gastronomía, agua, luz, espacio natural, monumentos, cultura...Nuestro stand, nuestro espacio lleno de esplendor rodeado de nuestros patrimonios Unesco.
Somos una Comunidad que cada vez tiene más presencia y cada día es más referencia en el sector del turismo. Qué grande sois...me decían. Una Comunidad pequeña pero que es un inmenso paraíso de naturaleza y riqueza cultural, de personas que hacen que tengas ganas de nuevo por volver a compartir y vivir. Somos una inmensa dehesa con una riqueza gastronómica envidiada. Somos un espacio natural donde las estrellas brillan en toda su luminosidad, con un firmamento limpio y deslumbrante, sin contaminación lumínica. Somos un mundo donde las aves vuelan sin peligro respetando sus hábitat. Somos Sencillamente Extremadura.
A todos estos inmensos patrimonios hay que sumar a las personas. Sí, porque Extremadura también tiene elementos diferenciadores en nuestra gente. Por su bondad y sencillez, en su humildad compartida en su humanidad. Son esas cosas que nos diferencian y de nuevo compartiendo con los trabajadores y trabajadoras de Turismo lo he vuelto a sentir. Un grupo de personas con un objetivo: que nuestra tierra sea referencia en este mundo que se expone en esta feria. Un magnífico trabajo compartido con muchas horas dedicadas. Es su trabajo sí, pero su esfuerzo y responsabilidad merece reconocerse.
De nuevo compartir experiencias hace que el camino recorrido sea más rico en conocimiento. Siempre digo que la mejor manera de aprender es compartiendo con la gente. Lo que se aprende conociendo y conviviendo con las personas no está escrito en ninguna parte, pero enriquece nuestro interior hasta hacer que nos sintamos más libres. Es en nuestra conciencia donde permanece. Las palabras son el sentido de la vida y cuando se escriben, forman para siempre parte de las letras de la vida, de nuestras vidas.

domingo, 8 de enero de 2017

Qué quieres que te cuente, que tú no sepas!!

Qué quieres que te cuente...Es la respuesta de una de las personas más queridas para mí. Mi padre. Él en su mundo, en esa parte de su cabeza o cerebro. Hoy estaba un tanto alterado por momentos. Me comentaba que ayer tuvo un día de mucha gente. Era el día de Reyes. He comido pasteles, me dijo.
Se encuentra en un proceso de pérdida de la conciencia, de la memoria?...de eso que se conoce como la enfermedad del "olvido".  Ese proceso que tiene la pérdida de la conciencia del tiempo y de la memoria, que podemos llamar de otra manera y entre otras, como dependiente. Ese proceso en que sin conocerse exactamente su origen hace que irremediablemente más hablemos del mismo, porque cada día hay más personas que lo sufren.

A pesar de esos altibajos, encuentra un momento de lucidez y me pregunta por mis hijas.
Ahora me habla de otro tiempo. El tiempo de su trabajo como ferroviario en la vía, en el cantón y sobre todo en el paso a nivel. Esas noches interminables en La Bazagona, en Casas de Millán, en Cañaveral...me habla de sus compañeros: Jesús el zapatero, Manolo el Vica, Gudiño...recuerda y me habla de una radio en la que escuchaba programas de noticias y cante flamenco. Canciones de entonces, de aquellos años en los que la música mayoritariamente era de ese estilo.
Cuando iba a pasar el tren, un poco antes había que bajar la barrera. De día había que levantar un banderín y de noche un farol. Era la forma en que el maquinista comprobaba que el paso a nivel estaba cerrado, controlado. Las garitas eran pequeñas. El espacio suficiente para una silla y poco más. Me cuenta que de un paso a nivel a otro se avisaban, por un teléfono me dice...en el paso a nivel teníamos mucha responsabilidad, en la vía te retirabas al pasar el tren, a cierta distancia por seguridad.
Me habla de sus "motos", de sus dos motocicletas: una Derbi y una Guzzi. La Guzzi era mejor, tenía más potencia. En la cesta me llevaba la comida para el día y cuando me daba tiempo al terminar la jornada me iba a coger espárragos y muchas veces, la cesta volvía llena.
Mientras me sigue contando su historia, le agarro la mano y le digo que me está encantando que me hable, que me gusta recordar con el esa parte de ese tiempo suyo. Es como revivir una parte suya, en esta ocasión la estoy viviendo con su relato pausado al que le dejo que respire y que despacio me empieza a hablar de las minas. Es como un recuerdo de su vida que yo lo escucho como si lo hubiera vivido con él. Me lo contaba cuando era pequeño y es por eso que ahora me parece un relato que tengo la sensación de haberlo vivido muy de cerca.
En los pasos a nivel el trabajo era de 8 o 12 horas. En la vía eran ocho horas. Estuve en algunos descarrilos de trenes por haberse salido algún vagón de la vía. De nuevo me habla de su trabajo y de los puentes sobre el río Tajo y el Almonte. Del túnel que atravesó muchas veces. Del puente en que la Ruta de la Plata es testimonio de su paso y al mismo tiempo del paso del tren. 
Durante la comida estaba frente a mi. Me miraba mientras mi hermana le daba de comer. Me miraba y me decía que comiera. Estaba mas ocupado en que yo comiera que en abrir su boca para comer. Son esos momentos. Momentos que miras y observas unos ojos que no dejan de mirarte. Preocupado en su espacio pero en el que sientes por momentos que tu ocupas una parte del mismo. No se si es preocupación porque se pregunte o sencillamente es un momento de esos que tiene de su memoria, de su momento de afrontar la realidad. 
Termina y quiere juntar las migas de pan que se han desprendido. Son para mis gallinas, me dice. Recuerda entonces o así lo pienso, en las que él tenía y que a diario les llevaba pan y le troceaba las frescas hierbas. Es increíble!!!.
Me superan estos momentos, me parecen preciosos, sencillamente únicos. 
Lo peor son esos otros momentos en que estando a punto de dejarlo no sabes si hacerlo rápido o no dejar de besarlo. Y sabes que son para disfrutarlos porque es vida lo que hay y es por ello que esos momentos aunque sean así, no quieres que dejen de existir.