Hace unos días visité la oficina del Servicio Extremeño de Empleo en Badajoz. Estaba comprobando los anuncios y papeles que estaban en el tablón donde pinchan las ofertas de empleo? y cursos y otras cosas.
Con ello, recuperé algo que antes hacía de vez en cuando para comprobar cómo se movían las ofertas de empleo, la actividad del Sexpe y de las empresas. Se acercó un señor; debería andar cercano a los 50 años. Me preguntó si había ofertas de trabajo y el mismo respondió: solo cursos y anuncios...lo que necesitamos es trabajar y no otra cosa.
Es lo de siempre. Tenemos que venir a pasar revista y siempre nos encontramos con la misma respuesta. Se me acaban las ayudas y no puedo más...con mi edad, no puedo emplear mi tiempo en formarme ya, porque lo que necesito es trabajar.
No me dijo nada nuevo, tenía razón. Pero me quedó sorprendido la forma cómo lo expresó y sobre todo su mirada. Una persona que se acercaba al centro de empleo y que se encontraba con la misma situación de hace tiempo, seguro. Su mirada reflejaba una necesidad, una urgencia, una oportunidad.
Cuando se marchó y salí a la calle, reflexioné y me dije: tengo una gran suerte porque tengo trabajo y por ello, me siento un privilegiado.