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domingo, 12 de mayo de 2024

La verdad es que se ve cada cosa....

La verdad es que se ve cada cosa....escuchaba estas palabras hace unos días y me hacían asomarme de nuevo a lo que me refiero en muchas ocasiones como lo cotidiano. Aquello que nos enseña y nos hace visualizar escenas de lo que podríamos llamar lo ordinario, lo de cada día en nuestro río de la vida. Quizás porque nos muestra una imagen posiblemente en la que todos podemos reflejarnos. En la que nos quedamos pensando por un momento sobre lo visto, lo vivido y comprobamos historias de protagonistas anónimos. Pero también en la que esa imagen se nos queda un segundo y rápidamente olvidamos. Me he preguntado en ocasiones si esa cosa que se ve forma parte cada día más del paisaje urbano y de la normalización con la que hemos empezado a asumirlo. Y me preocupa caer en formar parte de ese paisaje de la normalización.

Un mensaje como forma de respuesta a un vídeo que he subido en estos días sobre la situación de la fuente de un parque de la ciudad me hacía reflexionar sobre el tiempo que compartimos. Es un paisaje que se vive seguramente en muchas de nuestras ciudades y que refleja un problema ante el cual los ciudadanos a veces permanecemos impasibles e indiferentes. Lo vemos, lo sufrimos y generalmente nos callamos. Y en ese espacio de "la verdad es que se ve cada cosa" no reparamos en mostrar nuestra disconformidad de forma solidaria. Hacer y hacerse. Porque se trata de que no seamos cómplices cerrando nuestra mirada ante lo que nos golpea cada día y porque también se trata de que seamos conscientes y realistas que si a nosotros nos da igual esa situación, los que tienen que resolverlo no lo harán o lo llevarán a cabo después de que pase demasiado tiempo. Cuando toque o cuando se pueda, suele ser la respuesta.

Quizás es que hoy aspiramos a poseer cada vez más cosas en vez de ser un poco mejores. Y puede que esa forma de pensar y aspiración, no nos haga que reflexionemos en lo que es de todos y sólo pensemos en lo que a cada uno nos interesa e importa. Quizás esta aspiración no nos haga ver lo injusto que es que esas situaciones perduren. También puede suceder que sencillamente cerremos los ojos y miremos hacia otro lado para no querer ver lo que tenemos delante. Quizás sin darnos cuenta estemos colaborando y no provoquemos con nuestra acción o reacción que el problema se resuelva. Puede que cada cosa tenga su porqué y hasta es posible que no tengamos la respuesta. Pero no tengo dudas de que hay que mostrarse en forma de reivindicación cuando no quieres caminar por este tiempo siendo indiferente ante lo que pasa a nuestro alrededor.

Porque como leí hace tiempo "queda lo escrito, lo demás no queda", en este espacio del rio de la vida de cada uno, cada día aprendemos algo nuevo. Por ello debemos saber que la indiferencia no nos ayuda a resolver el problema. La indiferencia o la no preocupación y reivindicación de los problemas nos hace insensibles. Consigue hacernos conformistas y ciudadanos no comprometidos. Tenemos que pasar de la ficción a la realidad pensando y poniendo nombres a las actitudes y posturas. Creo que vivimos un tiempo en el que no nos podemos permitir mirar para otro lado, porque estaríamos escribiendo las páginas de nuestra historia como la generación que por ser indiferentes perdió la oportunidad de reivindicar las desigualdades de todo tipo para siempre.

domingo, 5 de mayo de 2024

Y después de reflexionar....

Han sido días de reflexiones individuales y también deberían haber sido colectivas. Tengo dudas y como he dicho en alguna ocasión me gustaría tener más certidumbres, pero estos últimos años me enseñaron que cada vez hay más dudas en la sociedad y en nosotros mismos. Puede que sea que este tiempo nos ha acostumbrado a un seguidismo ciego de las decisiones. Debatir y reflexionar de forma serena es como proclamar en el desierto. Quizás es una de las razones de preguntarme siempre por las cosas. Escuché hace tiempo aquello de si dudas es que piensas. Por ello quizás es ese cuestionarme si lo que estoy haciendo es lo que debo hacer y ello en definitiva forma parte de la duda. Una actitud, un dejar de hacer para poder pensar. Es hasta posible que quien llegue a leer este primer párrafo no siga, porque puede llegar a pensar el lío que estoy escribiendo. Pero forma parte del objetivo del blog. Pensar y reflexionar al leer.

Por ello el título de la entrada. Porque después de haber tenido en suspenso al país y al partido, y con una incertidumbre política sobre la que se puede opinar mucho, pero mucho de incertidumbre ha existido, no debería retrasarse en ponerse en marcha las medidas de los días de reflexión después de haber decidido hacer lo que tenía pensado hacer. Hay medios de comunicación que han reflexionado y otros que también lo han hecho. Creo que los unos y los otros para seguir haciendo lo que venían haciendo. Unos informar y otros difamar. Y los partidos, pues poca reflexión deben haber hecho, porque al menos durante estos primeros días siguen en lo de antes de los días de reflexión. Elecciones, elecciones. Encuestas y más encuestas. Parece que cada vez mandan más las encuestas y todas se hacen con igual o parecido objetivo. Estrategias y crear opinión para tener relato y generar decisión. Y después de las catalanas llegan las europeas sobre las que me parece que va a costar mover a la gente. Porque se podría decir que llevamos así desde que se inició el año y hay quien piensa que no se habla de otra cosa y existe bastante hartazgo en la calle, porque no está calando que el asunto tenga mucho que ver con los problemas de la ciudadanía.

Por eso acabada las jornadas de reflexión llega el momento de la acción aunque haya elecciones. Porque el punto y aparte tiene que ser el inicio de un nuevo tiempo. Porque debe abanderarse este punto desde el propio Gobierno y producir verdaderos cambios estructurales para que no haya que volver a nombrar otra vez la famosa frase de que hay que "cambiar todo para que nada cambie". En la última entrada del blog un amigo me respondía diciéndome "lamento decirlo, pero soy pesimista. Porque entre otras razones el asunto se parece mucho a algo que va cuesta abajo sin frenos y casi todos pisando el acelerador". Esta respuesta y otras que me llegaron coincidían bastante en el análisis porque la polarización ha conseguido instalarse en el escenario de lo cotidiano y ahí está entre otros ejemplos, el de las redes sociales diariamente. Hay bastante unanimidad en que ese es uno de los problemas. Nadie quiere levantar el pie del pedal y está instalado no sólo en nuestro país, sino también en buena parte del mundo este virus que está poniendo en peligro la Democracia.

Y con las dudas que trasladaba en mi primer párrafo y entendiendo que haya quien no haya llegado hasta aquí, sigo teniendo dudas de lo que ha sucedido en estos últimos días, porque sigo pensando en que no hay una reflexión y decisión colectiva en quienes pueden llegar a conseguir una regeneración democrática en nuestro país. Porque la regeneración que debería ser el inicio del punto y aparte anunciado debería empezar por la renovación del Consejo General del Poder Judicial, pero no sólo. Porque siendo esto muy importante, pienso que los dos grandes partidos deberían hacer mucho más y ponerse de acuerdo en esas medidas de regeneración, pero no parece que haya mucha voluntad por las declaraciones posteriores. Hay que recuperar el valor de la palabra y hay que decidir si queremos seguir así y que nuestro país sea ingobernable, o si queremos ser un país referente en regeneración, consenso y sentido democrático. Por eso el título de esta entrada no es una duda. Es una parada para pensar, pero sobre todo para invitar a actuar y de esta forma romper con la cita "lampedusiana" que refería anteriormente....¿Será posible poner por delante el interés general del país o seguiremos ampliando el eco del ruido y terminaremos contaminándonos todos y todas?

sábado, 4 de mayo de 2024

Calles y aceras de Badajoz....

Dicen que las calles son el corazón de una ciudad porque le dan forma al espacio público compartido a diario por los ciudadanos. Poseen muchos atractivos donde permanecen los recuerdos y los años de los cambios. Podría decirse que son un espejo del tipo de ciudad que compartimos y representan un factor clave en la calidad de vida. No sólo poseen unos servicios públicos que se necesitan para funcionar, son también un lugar para las relaciones. Son el corazón que late con el bullicio de la vida cotidiana que compartimos y convivimos.

Y en esas calles y aceras de Badajoz por las que paseamos tenemos que ir mirando hacia abajo por el peligro evidente que podemos sufrir. Esas baldosas rotas, sueltas o que ya no existen nos pueden llegar a provocar una caída, o que cuando ha llovido haga que tengamos que estar durante buena parte del tiempo con la ropa mojada o manchada. Un problema que se repite por toda la ciudad. Porque no hay una sola calle de Badajoz donde no nos encontremos con esta fotografía que un día tras otro sufrimos los ciudadanos. Por no hablar también de esos parques de antes que ya no disfrutamos y de los que tendremos que escribir algún día, porque Badajoz llegó a tener unos parques donde pasear era estar en el interior de un espacio de colores y olores que hoy ya han desaparecido.

Hace días reparaba en un paseo en algunas manchas de colores que existen y llevan tiempo sobre zonas de baldosas que están rotas o en mal estado. Es posible que estén señaladas para su arreglo, pero si eso es así, parece demasiado tiempo para que se proceda a su acondicionamiento y reparación. Es como si formaran parte del espejo urbano. Es como si formara parte de la dejadez en poner solución a un problema. Alguien puede llegar a pensar que no es un problema importante, pero no hay dudas de que a diario los ciudadanos lo sufrimos y lo comentamos.

Y ante esto qué hacer. Qué hacer cuando un problema se visualiza, se habla y no se arregla. Nos dicen que se aprueban expedientes de inversiones para reparar aceras. Pero es que las calles de nuestra ciudad llevan demasiado tiempo en este estado. Una ciudad tiene calidad por los servicios y recursos que contiene. Por la atención que le presta a mejorar sus infraestructuras y por invertir en tener mejores prestaciones sociales y ambientales para sus ciudadanos. Una ciudad tiene calidad por una seguridad en todos los sentidos y por un buen mantenimiento de sus recursos públicos para ofrecer mejores condiciones de vida a sus vecinos y vecinas. Una ciudad tiene calidad con un mejor comportamiento cívico y con unos responsables políticos que no miran para otro lado ante los problemas cotidianos de la ciudadanía.

Es cierto que las calles de una ciudad son una de sus referencias. Por ello no sólo necesitan una reparación urgente, también una planificación, para que nuestros impuestos repercutan en una mejora de nuestra calidad de vida en todos los sentidos.