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sábado, 1 de abril de 2023

La Formación Profesional....es futuro.

Repasaba estos días en la historia personal de mi andadura profesional y sindical remontándome a los primeros años de mi experiencia en Barcelona. Llevaba unos años trabajando como funcionario en Correos y siendo delegado sindical por UGT me ofrecieron la posibilidad por ser joven sindicalista, de un intercambio sindical con el DPG (Sindicato Federal de Correos alemán). Fueron unos días inolvidables y de mucho trabajo, pues nos enseñaron muchas empresas y centros de trabajo, con jornadas desde primera hora del día hasta por la noche, pudiendo comprobar cómo se iniciaban las relaciones laborales y ya por aquellos años (1987), también el reconocimiento que tenía el sistema de formación profesional que llevaba años trabajándose en muchas empresas alemanas. Un reconocimiento que tenía su relación entre otras razones, en una característica muy importante: vinculación desde temprana edad entre lo escolar y lo laboral.

En estos últimos años se está hablando con mayor profundidad de la formación profesional, sobre todo a raíz de la entrada en vigor ahora hace un año de la nueva Ley de Formación Profesional, donde uno de sus principales cambios es que ahora su oferta tendrá un carácter dual e integrado, lo que implicará que el alumnado combinará la estancia en el centro educativo con prácticas obligatorias en empresas del sector que también tendrán su responsabilidad en la formación de esos estudiantes. Toca por tanto, ponerse las pilas, como se suele decir. No se trata de correr para llegar más pronto, sino que la tarea que viene por delante es realmente apasionante, porque conlleva un gran cambio. Un cambio en los sistemas y como todo cambio y este lo es y profundo, tiene que ser generador rápido de oportunidades de inserción para ser real y productivo, para que sea creíble. Estamos por tanto ante la gran oportunidad de producir un nuevo campo donde el sistema educativo, el laboral y el social tiene que ser el protagonista, porque esto va de compartir responsabilidades para un nuevo tiempo.

Hace unos años a la formación profesional se le reconocía por ser "la pariente pobre del sistema". Dudaría mucho de aquellos que digan no haber escuchado algo parecido a esta frase, o aquello otro de "el que vale a Bachillerato y el que no a FP". Este que debe ser un cambio también cultural, se va a ver arrastrado por la imparable evolución de la tecnología y del avance de la sociedad de la información, lo que conllevará a introducir grandes cambios en la cultura docente y organizativa. El éxito, la modernización y mejora de toda la Formación Profesional pasa necesariamente por la correspondencia entre las necesidades del mercado de trabajo y las ofertas formativas garantizando la calidad del sistema y su evaluación permanente, para posibilitar la realización de los ajustes necesarios que constituyan su eficacia y credibilidad, como fórmula para responder a las exigencias de un mercado laboral cada vez más innovador y competitivo, lo que elevará el nivel de cualificación de los trabajadores permitiendo unos mejores salarios y unas mejores condiciones laborales.

Es seguro que la Formación Profesional a medida que vaya implantándose y consiguiendo el cambio, tendrá un reconocimiento y cambiará el estereotipo que hasta ahora aún permanece. Hay que creer y producir ese cambio concienciando a toda la sociedad de que la Formación Profesional es una vía muy potente de empleabilidad y de grandes oportunidades laborales, por lo que hay que tener muy en cuenta que el verdadero impulso pasa por el compromiso, la vinculación y el trabajo conjunto de todos  los agentes implicados, para de esta forma garantizar su crecimiento y sostenibilidad a largo plazo, más allá de los tiempos y de las políticas de los distintos gobiernos porque estamos hablando de futuro  y ya estuvimos demasiados años sin su reconocimiento.

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