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domingo, 21 de febrero de 2021

Los tiempos han cambiado....

Hace unos años después de organizar y participar en las manifestaciones nos dirigiamos para la sede del Sindicato a entregar las banderas y las pancartas. Valorábamos y compartíamos, nos sentíamos orgullosos de haber participado y que hubiera habido una gran movilización en la calle, una movilización reivindicativa y pacífica. Sabíamos lo que suponía organizar una manifestación y sabíamos lo que nos jugábamos en la calle para sentarnos con más fuerza en las mesas de negociación. Cómo ha cambiado la cosa. Antes medíamos las manifestaciones en función del número y el apoyo de los que participaban en ellas. Ahora se quiere medir por salir en los medios en portada, quemando todo lo que se pilla cerca y rompiendo escaparates o liándose a mamporros con la policia, utilizando todo tipo de artilugios y reventando a mano llena. Incluso se arrancan adoquines, que hasta alguna Presidenta de una Comunidad enseña (increíble) en el pleno de su parlamento.

Han cambiado mucho los tiempos y no sólo porque hayan pasado varios años de aquello. Pero también han cambiado mucho más las formas, el fondo y los modos que se emplean a la hora de reivindicar. Ahora parece más importante el eco por generar conflictos que el eco por conseguir el apoyo social. Parece más valioso y mayoritario el ruido del conflicto, que conseguir el consenso del derecho a lo que se reivindica. Antes reivindicábamos derechos sociales y políticos sin violencia y eran tiempos complicados, y ahora en libertad queremos ampliar derechos haciendo uso de la violencia. Han cambiado mucho los tiempos y hay que seguir extendiendo el conjunto de derechos y libertades, pero los derechos no se pueden expresar ni defender con la violencia, como el ejemplo de lo que está pasando en las manifestaciones de apoyo al rapero Hasel, en las que una fuerza política como Podemos que está en el Gobierno, está mostrando poca madurez política o es que sencillamente tienen la consigna de que deben aparecer todos los días para decir que están ahí.

Y con todo este conjunto de ruidos que es capaz de ser la primera noticia en todos los telediarios y teniendo hoy más recursos que nunca, pienso que dedicamos poco tiempo a la reflexión y a la lectura. Apenas reflexionamos y leemos. Leemos el titular y poco más. Y dedicamos poco tiempo a pensar. Porque siendo la realidad que es del porqué se mete en prisión al rapero, resulta incomprensible ese alboroto social que está haciendo que nuestro país aparezca para el resto del mundo, como un ejemplo que vuelve a cumplir con aquello de "España es diferente". Desde que apareció el "descubridor" de que leemos más por la red que por otras fuentes, suelo contrastar u obviar muchas de las noticias que aparecen en la red porque situaciones como estas se manipulan y son propias de ser divulgadas como fake news. Pero en este caso no es una noticia falsa, sino la habilidad está en conseguir que haya gente "apoyando" esas manifestaciones sin saber exactamente cuál es la causa y el porqué de la misma. Como está pasando desde hace unos años, a algunas manifestaciones hay gente que se suma no apoyando la causa, sino para mostrar su rechazo a otras causas que tienen que ver con el sistema politico y su entorno.

Todo esto que está sucediendo y que no puede ser normal, hay gente que lo encuentra normal. Es cierto que han cambiado los tiempos, pero de un tiempo a esta parte se está generando un caldo de cultivo que está abriendo una brecha de descontento social muy importante y que tiene su exponente en los radicalismos de los extremos, tanto por la derecha como por la izquierda. Una brecha que está calentando el clima y que en este caso, la causa no es del cambio climático. En este calentamiento social hay mayoritariamente jóvenes y cada vez son más jóvenes. Hay una desconexión social que de alguna manera está fomentada por el modelo de individualismo que avanza en nuestra sociedad y que genera desigualdad. Se ha producido un cambio cultural que ha penetrado a la misma rapidez que las redes sociales y no nos hemos parado a pensar y reflexionar sobre la repercusión que ello está teniendo en nuestro modo de vida.

Dylan decía en una de sus maravillosas canciones que "lo lento hoy, será rápido mañana. Vuestro tiempo ha pasado, porque los tiempos están cambiando". Y está claro que hoy todo va más rápido, pero nuestra capacidad para indignarnos puede y debe llevarnos a acciones constructivas, motivadas por el rechazo a la pasividad y a la indiferencia. Nuestra capacidad como ciudadanos debe llevarnos a denunciar, protestar, resistir, indignarnos y a desobedecer, en ocasiones, frente a lo que nos parece no  legítimo y limita las libertades y derechos fundamentales, pero siempre bajo el camino del respeto y la no violencia.

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