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martes, 8 de septiembre de 2015

Abuelas y abuelos.

Un informe de una ONG (Educo) nos revela que 8 de cada 10 abuelos ayudan económicamente a sus hijos y nietos. El informe nos dice que cada jubilado da a sus descendientes una media de 290 € al mes, concluyendo que el número de abuelos que contribuyen a mantener a su familia ha ido aumentando por la crisis en los últimos años. Me impactó el informe y me permitió reflexionar sobre los otros dramas que se están sufriendo por la crisis y su efecto dominó.
Son los otros efectos de la crisis. Son las cifras que no aparecen en las estadísticas de los grandes números de los presupuestos generales. La riqueza y la pobreza que no se mide ni valora de la misma forma.
Este nuevo escenario provocado por las causas de la crisis está mermando y deteriorando la situación de los más desprotegidos socialmente y de manera especial a los niños. Nuestros mayores conviven con ellos y cada día pasan más horas juntos.. El ambiente familiar es fundamental en cualquier ámbito de la vida y es necesario que tengan un argumento de solidez y estabilidad, que genere seguridad y protección y debería ser el Estado el que cubriera ese papel que ahora están asumiendo los abuelos. 
Es una foto que vemos a diario. En los colegios a la entrada y a la salida, en los parques y en muchas plazas. Porque no es sólo la ayuda económica lo que dan. Forma parte también y el informe lo refleja, el que muchos abuelos y abuelas han dejado de hacer cosas por esa atención y ocupación de su tiempo. Cosas que les vendrían bien para su salud y estado anímico emocional y social.
Los esfuerzos de las familias con hijos y en especial de abuelos y abuelas no han logrado evitar los efectos y consecuencias del aumento de pobreza. Es un hecho que muchas familias con niños no pueden ni siquiera disfrutar de una semana de vacaciones. Un párrafo del informe resume de la forma siguiente " El padre se ha quedado sin trabajo, la madre a lo mejor limpia escaleras y eso con mucha suerte. En su casa están viviendo con la pensión del abuelo. De hecho, están sacando a los abuelos de las residencias. Se los llevan a su casa porque así pueden vivir todos".
En otros tiempos las manifestaciones y huelgas tenían una gran fuerza y seguimiento en las calles. Hoy, estoy seguro que la huelga que posiblemente paralizaría éste país consistiría en una gran manifestación de abuelos y abuelas en las calles protestando por la vulneración de los derechos de la infancia y de su bienestar, de los que el Estado es el principal garante, porque no se trata sólo de una mera cuestión social. Es un derecho universal.
















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