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domingo, 20 de septiembre de 2015

Tener clase.

Esta semana sucedieron algunos acontecimientos que te hacen reflexionar sobre las actitudes y los comportamientos de alguna gente. Pienso que en política las formas son muy importantes. Las relaciones con la gente, la actitud ante los sucesos imprevisibles y la posición de respeto a las decisiones personales deberían ser argumentos que tendrían que formar parte de buenas prácticas de la relación entre personas, independientemente de su clase o condición social. 
En uno de sus artículos, Manuel Vicent nos dice “ Tener clase es un don enigmático que la naturaleza otorga a ciertas personas sin que en ello intervenga su inteligencia, el dinero ni la edad. Se trata de una secreta seducción que emiten algunos individuos a través de su forma natural de ser y de estar, sin que puedan hacer nada por evitarlo. Este don pegado a la piel es mucho más fascinante que el propio talento. Aunque tener clase no desdeña la nobleza física como un regalo añadido, su atractivo principal se deriva de la belleza moral, que desde el interior del individuo determina cada uno de sus actos”. 
No se trata por ello de ser de derechas o de izquierdas, ni de capas altas o bajas. Los hay en todas partes y la vida te enseña cada día que hay personas con clase. Es algo que se nota y se siente, y más en la distancia corta. En forma de pellizcos que hacen que en ese contacto que produce la cercanía los compruebes a través de un pequeño gesto, incluso. La necesidad de la cultura y la educación en su más amplia concepción debería formar parte de la clase que a diario deberíamos practicar. Sería una forma de ser corresponsable con la responsabilidad que todos asumimos. Sería una forma de aprender a tener clase.
Toda la clase política extremeña ha respondido de forma unánime con coherencia y responsabilidad ante la dimisión por motivos de salud del Consejero Santos Jorna a excepción del presidente del PP José Antonio Monago que no ha tenido inconvenientes en hablar de crisis de gobierno y de otras ocurrencias. Con sus lamentables declaraciones y su falta de ética ha vuelto a demostrar porque no todos somos iguales, ni tenemos las mismas actitudes y comportamientos ante los problemas personales.
La utilización de una situación de enfermedad de una persona para criticar por criticar, sin pensar si ello tiene trascendencia o puede herir en lo personal, son propias de personas sin clase. En cualquier estadio de la vida, pero en la política mucho más.

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