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sábado, 17 de septiembre de 2016

Opiniones.

Suele decirse que en los primeros días de cada mes de septiembre se inicia el curso político. Y suelen siempre producirse declaraciones que marcan durante unos días en la prensa páginas de opiniones. En éstos días algo así está sucediendo y en los medios de comunicación podemos comprobar desde todas las posiciones de la derecha y la izquierda que de nuevo la "cosa pública" se ha puesto en marcha.
Opiniones que como viene siendo habitual desde hace un tiempo, el debate de las declaraciones a favor o en contra de unos o de otros se reproduce en las redes sociales y aquí ya hemos avisado de que a veces (más de la cuenta) el asunto se radicaliza y hasta qué punto comprobamos cómo se pierden los papeles. Descalificaciones, insultos, agravios y un largo sinfín de "palabros" que ponen en evidencia hasta qué punto los humanos nos radicalizamos y somos incapaces de utilizar el sentido común y la sensatez, así como ponemos en evidencia la falta de educación de nuestras acciones. No es argumentar el porqué no estamos a favor de uno o de otro, sino porque los comentarios ponen en evidencia lo peor de lo que se puede llevar dentro. No es que no seamos capaces de pararnos y pensar el posible daño del alcance de nuestros comentarios, sino que a veces pienso que debe ser un momento en el que se muestra la desnudez y lo real de lo irracional que puede convertirse el ser humano.
Porque se puede estar de acuerdo o no con una declaración, pero lo que no se puede es traspasar la frontera y convertir la muestra en el insulto. En política y en ésto las redes sociales son un exponente de éstos últimos tiempos, las muestras a favor o en contra en las declaraciones de los políticos se han convertido en los "debates" más  seguidos. Y suele pasar, no se si creyéndonos en la soledad de nuestra posición que nos sentimos superiores, es cuando aparece ese espejo de lo negativo que hace perder el control y se actúe y escriba pensando más con cualquier cosa que con la cabeza.
La libertad de expresión y de pensamiento forma parte de la identidad individual del individuo. Cada uno de nosotros la expresamos cuando consideramos, porque si nuestro pensamiento no es libre, tener libertad de expresión no tiene valor. Teniendo en cuenta el respeto como base en la libertad de opinión, debería igualmente entenderse la misma como un ejercicio de lealtad no solo cuando se coincide, sino también cuando se discrepa.

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