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domingo, 18 de febrero de 2018

Hacer lo que queráis hacer...

Por motivos de mi trabajo tengo la oportunidad de participar desde la escucha activa en varias jornadas y conferencias. Me sirven como un elemento que sitúo entre las cosas que me gustan, porque siempre he dicho que se aprende mucho escuchando y además me ayuda a reflexionar, a tener otros puntos de vista. En definitiva, a poder tener más posibilidades de valorar después de haber escuchado. No dejo de decir por ello que en este tipo de eventos, siempre hay matices. Se podría decir de otra manera, pero creo que se entiende y me quedo ahí. 
Mi hija Lidia hace unos días publicaba en las redes su indignación una vez se enteró de la noticia de que una mujer había sido expulsada de una charla comercial porque tiene síndrome de Down y decía..."este tipo de noticias provocan en mi una frialdad y una indignación hacia ciertas personas que piensan que por tener síndrome de Down hay que seguir discriminando por el simple hecho de ser personas con capacidades diferentes. Este tipo de cosas pasan en pleno siglo XXI y me sigo preguntando si queremos que el mundo evolucione a mejor y la sociedad sea libre, sin discriminación de ningún tipo". Increíble lo sucedido, pero sigue sucediendo y por ello, la discriminación aún es mayor.
Esta semana asistí a uno de los actos que se han llevado a cabo con motivo del Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia. El salón estaba lleno de niños y niñas de institutos y me pareció muy oportuno que así fuera. Pude observar mientras escuchaba los discursos y las conferencias, las caras de ellos y ellas. Creo que es clave el que asistan a este tipo de actos y compartan. Desde temprana edad, incluso si fuera posible más jóvenes aún. Las barreras en contra de la igualdad están llenas de frases y estereotipos que van calando desde muy jóvenes y por supuesto se van conformando a lo largo del desarrollo educativo y de la maduración. Y ello repercute y así se ponía de manifiesto por parte de algunas de las investigadoras allí presentes. Lo argumentaban de un estudio que comprobó cómo las niñas de entre cinco y seis años no se sentían capaces de desarrollar actividades vinculadas socialmente a estereotipos masculinos y que esto se debe en gran medida a la educación.
Creo que hay que romper con las barreras desde escenarios como el que viví en esta semana. Que los niños y niñas que compartieron la jornada en su viaje de vuelta le dedicaran unos minutos a hablar sobre lo que escucharon. Lo considero absolutamente necesario para no malgastar el tiempo que dedicaron. Es posible que este tema de hacer lo que se quiera hacer sea un objetivo a largo plazo y que no solo se conseguirá escuchando.
Hace falta que el denominado techo de cristal se rompa. Que esos rasgos sobre los que dicen que está construido se detecten, se vean y dejen de ser de cristal, que se rompan y desaparezcan...Iniciativas como la vivida en esta semana ayudan y fomentan que ello se produzca. Es necesario que lo interioricemos. No podemos permitirnos malgastar más tiempo con el miedo, pensando en no hacer aquello que se quiera hacer...

3 comentarios:

  1. Me parece que debemos insistir una y otra vez en rechazar y denunciar comportamientos indignos. Intentemos transmitir a los más pequeños como deben "ir por la vida", pero dediquemos con el ejemplo.

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  2. No he leido el articulo de Lidia,pero es indignante que sucedan estas cosas,parecen de otro siglo.

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  3. Amigos, este tema como muchos otros requiere de un cambio de cultura muy grande...creo que poco a poco, quizás más despacio de lo que debería ser, se están dando pasos, pero hay que seguir y seguir, porque así se conseguirá. Gracias por vuestros comentarios.

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