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domingo, 9 de febrero de 2020

Universidad y Empresa...

En estos últimos días se ha hecho público el informe sobre las perspectivas del sistema universitario español. Un informe apoyado en más de un millón de datos recogidos de la Universidad Española en Cifras 2019 que se centra en abordar temas que están en las referencias de la opinión pública, de los responsables de los Gobiernos y de los agentes económicos y sociales. Se trata de analizar algunos asuntos que se expresan en la opinión de los stakeholders, expertos o medios de comunicación, como puntos débiles del sistema universitario español, si éstos están fundados en los hechos, posibilidades de mejora y posibles capacidades que tiene el sistema para afrontar y llevar a cabo sugerencias de acción para desarrollar las experiencias y posibilidades que nos facilita y nos permite el sistema.
Convendría no frivolizar y pasar de los informes a los hechos porque ya hace tiempo que estos informes han reflejado la situación, aunque podríamos decir que los tiempos han cambiado y de los propios datos de futuro que anticipan y de sus conclusiones, podría decirse que existe unanimidad en planteárselo de una vez. Y en este sentido ha querido referirse el Rector de la Universidad de Extremadura, cuando decía hace pocos días en una entrevista que "uno de los grandes retos de la institución es contribuir a que los estudiantes y graduados universitarios puedan quedarse a trabajar en la región, pues lo contrario, es una pérdida económica y social". En mi opinión, no es que lo vaya a ser, sino que lo es ya, porque se viene produciendo y no sólo de tipo económico y social, porque también es una pérdida de talento, de vitalidad y una causa final de envejecimiento demográfico.
Y es no sólo una pérdida económica y social, porque en el conjunto del país la tasa de paro entre los titulados superiores es la segunda más alta de la Unión Europea, un 8,4 % frente al 3,9% de media,  y cuando además cerca del 38% trabaja en puestos para los que no necesita su titulación, según los datos del propio informe de la Universidad Española en cifras. Los Rectores, recogiendo alguna de las conclusiones del Informe plantean revisar el modelo por la frustración de los graduados desempleados y señalan que reducirán el número de grados y que es necesario crear puentes con la formación profesional. Se trata de ajustar la demanda y de relacionar los perfiles a los puestos que reclama el mercado laboral, porque les decimos que estudien y se preparen, pero luego no les ofrecemos puestos a su nivel, con lo que se frustran y se marchan.
De mi etapa reciente en la Universidad recuerdo muchas conversaciones con jóvenes estudiantes. Entre sus principales objetivos estaba llegar más lejos, sentirse más motivados para su vida diaria  y lograr una mejor empleabilidad que les permitiera realizarse profesionalmente y obtener mejores rentas por su actividad laboral. Es lo que se espera de nuestras Universidades, que cumplan con la función de proveer de profesionales para desempeñar los puestos de mayor cualificación técnica y competencial que requiere y necesita el mercado laboral de nuestro país.
Datos recientes del anterior Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidad señalan que la empleabilidad de los graduados universitarios forma parte de la debilidad del mercado laboral español. Y esta debilidad se refleja en el nivel de temporalidad de los contratos. El mercado laboral no absorbe, al menos con rapidez, el nivel de cualificación de los graduados universitarios y los subemplea, o, alternativamente, les ofrece unas condiciones de trabajo precarias: temporalidad de la contratación y retribuciones con base de cotización inferiores al trabajo que desempeñan.
Hace tiempo que venimos practicando las mismas soluciones cuando hoy los problemas son distintos. Ahora es tiempo de evaluar y revisar las políticas públicas que hemos destinado durante años al ámbito del mercado laboral, para poner de una vez en un solo carril a la Empresa y a la Universidad, para que unan sus espacios en un interés y en un objetivo común: conseguir que nuestros jóvenes no tengan que emigrar para que puedan desarrollar todas sus posibilidades y conseguir la empleabilidad en su territorio... hay que cambiar el paso porque aplicar las mismas respuestas ya no vale, ya que las preguntas de hoy son mucho más complejas y hay que responder a los nuevos tiempos.

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