Vistas de página en total

domingo, 16 de agosto de 2020

A vivir que son dos días....

A vivir que son dos días....es el título de un programa de radio que se emite los fines de semana. Desde la atalaya de las ondas se llega a todos los sitios y en todo el mundo se escucha. Puede que la radio se convierta por momentos en el compañero o compañera con el que nos despertamos o nos acostamos cada día. Ayuda a compartir y a veces escuchamos historias con las que nos solidarizamos o incluso nos sentimos conmovidos por ellas. Son las cosas del directo y el escuchar una voz que se expresa con sentimiento, que te suena verdadera...no me refiero a los tertulianos, que muchas veces aburren.
Estamos en un fin de semana que normalmente sería un día de celebración en prácticamente todo nuestro país, porque si hay un día del año que es festivo y en el que casi no hay ningún pueblo que no celebre una fiesta, es el que coincide con el 15 de agosto. También en alguna ciudad y pueblo de España es un día que después de 84 años aún se recuerda, pero por otras razones, porque la historia de una ciudad como Badajoz está unida a una fecha.
Pero en estas fechas en este año, nuestros pueblos y ciudades no están para fiestas y celebraciones. Y se nota. Se nota porque hay silencios en nuestras calles y plazas, hay más silencios que antes. Los ciudadanos no estamos disfrutando de nuestras vacaciones porque estamos demasiado pendientes todos los días de las noticias. Ese ser como somos, ese disfrutar como antes, esa bienvenida de nuestros amigos y familiares que pasan el año en otras ciudades, no es como otras ocasiones. Y se nota, sobre todo en nuestros pueblos, donde la cercanía y la efusividad de nuestra gente es una de nuestras señas de identidad.
La "fresca por la noche" en las esquinas de nuestras calles no sabe igual. El paseo esperando a que las ráfagas del aire te refresquen no es el mismo. Un mayor silencio se ha convertido en uno de los sentidos protagonistas de la noche. Un silencio que deja escuchar hasta las conversaciones que se producen a través de nuestras ventanas y balcones, e incluso permite escuchar y oir con nitidez nuestros propios pasos en el reencuentro nocturno del paseo de la noche por calles con historias. 
Y esa sabiduría popular que forma parte de ese ser como somos es muy bueno de escucharla y compartirla, porque es muy sana y nos dice muchas cosas. Y en esos ratos de recuerdos, en esos espacios del ayer, del hoy y del incierto futuro nos encontramos sin haber aprendido, porque nadie nos aseguró que habíamos pasado el examen. El examen de este tiempo, que un día nos cambió la vida y del que a la vista de las últimas noticias de números de brotes y contagios aún seguimos sin superarlo, porque no terminamos de asumir que o nos adaptamos a esta situación y convivimos con ella asumiendo la nueva realidad de forma responsable, o pasaremos a convertirnos en zombis que que van de un lado para otro sin sentido y preguntándonos si hemos aprendido lo que debíamos....es cierto, a vivir que son dos días, pero tratemos de conseguirlo de forma responsable individual y colectivamente, porque nos va lo más importante que tenemos, nuestra propia vida y la de los que están a nuestro lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario