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domingo, 13 de febrero de 2022

Desarrollo y futuro....

Mi buen amigo Julio Saavedra nos solía firmar cada quince días en un diario regional su cartapacio de pregonero. Julio tenía una forma de escribir que no dejaba indiferente a nadie y hace unos días revisaba algunos de sus artículos en el que nos escribía sobre el superávit de Extremadura y nos decía que la generación de energía eléctrica era de las pocas cosas de las que podíamos alardear de tener superávit, y que además no nos aprovechábamos de ello. Lo relacionaba con el tópico muy nuestro de aquello que decimos, que somos la Comunidad con más kilómetros de agua dulce y así es, son más de 1.500 kilómetros. Muchos de estos miles de hectómetros cúbicos de agua embalsados con un objetivo crematístico, el de producir energía eléctrica para la venta de la misma. Para la venta y el enriquecimiento de muchos que no han cotizado ni cotizarán nunca para hacer más rica a nuestra querida Extremadura. Así lo hablábamos en ocasiones bajo la sombra del Poste de Cabildo. Te recordamos querido Julio. ¡Qué dirías con tu pluma elegante y de profunda ironía, como tú sólo sabías hacer, desde esos arcos de nuestra maravillosa Plaza con algunas de las cosas que están pasando en estos últimos días!.

Me reencontraba y reconfortaba en la lectura de ese tiempo atrás para intentar olvidar y no leer algunas informaciones de esta semana. Algunas de dimensión regional y otras internacional. Unas que nos golpean y nos entretienen y nos siguen sorprendiendo en el permanente ruido y otras que sin ser ruido, quieren hacerlo de forma real. Reflexionaba en relación con la información de la sentencia del complejo Valdecañas y sobre ese "problema" que tenemos en nuestra tierra con el protagonismo de tener casi una tercera parte de nuestro territorio dentro de la Red Natura y por tanto sin poder usar para poder desarrollar algún tipo de industria o construcción y por tanto imposibilitado de poder hacer nada en su suelo. Y es que pienso que la sostenibilidad de un territorio tiene que estar regulada, pero abriendo un espacio para que haya compatibilidad de poder desarrollarla en todos sus aspectos, porque un proyecto sostenible es aquel que crea espacio que no solo cubre necesidades de tipo ambiental actuales, sino que también tiene que posibilitar desarrollar necesidades que sean viables económicamente y que permitan satisfacer recursos para las generaciones futuras, donde se garantice crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social. Porque como se ha dicho en estos últimos días, hay que proteger nuestra biodiversidad pero sin desproteger a nuestros ciudadanos. Porque hasta qué punto no estamos avalando un desequilibrio si ahora hay que volver a la situación de origen de hace 16 años!.

No es la primera vez que sentencias de este tipo hacen imposible un desarrollo industrial en Extremadura. Hace algunos años otro gran proyecto industrial no pudo llevarse a cabo. El proyecto de una refineria en Tierra de Barros. En esta ocasión no fue una sentencia judicial, sino que hubo declaración ambiental negativa por parte de los técnicos del entonces Ministerio de Medio Ambiente. Una resolución que cerró la posibilidad de desarrollo que en otros territorios se lleva a cabo en parecidas circunstancias a las que aquí se negó. En unos casos sentencias judiciales, en otros resoluciones administrativas y en otros la posición política a la hora de afrontar y confrontar los intereses como el asunto de la mina de litio en Cáceres, el caso es que un cúmulo de circunstancias sigue poniendo palos en las ruedas a que el mejor momento que podemos estar atravesando como región, siga siendo más lento y con más dificultades que en otros territorios. Aquí Julio, podría con toda su ironía el manifestar aquello de "pobrecinus".

En la serie de reuniones que estamos llevando a cabo para revitalizar el movimiento vecinal en la ciudad y en sus pedanías, los vecinos de Sagrajas me decían la otra noche que tenían demanda de viviendas en su pedanía, al igual que también los de Valdebótoa. Comentábamos la necesidad de que los jóvenes pudieran seguir desarrollando su proyecto de vida en el lugar donde nacen y se hacen. De la necesidad de sumar para ser escuchados, de ser capaces de cambiar el quejarnos para cambiar al exigir. Y hablamos también de la necesidad de estar unidos por el sentimiento y por el progreso, como están haciendo en ese gran proyecto que pronto será una realidad los ciudadanos por la unión de Don Benito y Villanueva de la Serena. Hay que encontrarse para ser más fuertes y hay que ser más exigentes con quien corresponda sea quien sea, para que las próximas generaciones no tengan que acordarse de aquellas oportunidades que un día dejamos pasar por no hacer compatibles el desarrollo de una región y el futuro de sus ciudadanos.

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