Esta semana recibí un correo en relación con un problema que sufren muchos ciudadanos en nuestra ciudad. El problema del ruido que generan unas máquinas a primeras horas de cualquier mañana. El ruido de las máquinas "sopladoras" con las que los operarios del servicio de limpieza tratan de acumular las hojas que se caen de los árboles y otros residuos que están en nuestros parques. Es un asunto que parece no tener importancia para nuestros gobernantes, pero es un problema para muchos ciudadanos que tratan de descansar porque no tienen porqué levantarse más temprano para ir a trabajar. No es sólo el ruido insufrible que hay que soportar y escuchar de esas máquinas que consiguen que una vez vez que el operario de limpieza la inicia, ya no hay manera de volver a encontrar el sueño. Porque el ruido despierta y se convierte en una especie de martillo.
Pero el problema no es sólo por el ruido, sino porque esas máquinas superan y exceden el nivel de contaminación acústica permitido y además repercute en la salud de los que pueden estar sentados o paseando incluso a distancia por las partículas que levantan y que quedan suspendidas en el aire durante un tiempo. Nuestro Ayuntamiento debería valorar el cambiar estas máquinas porque sería una forma de estar pensando en la salud de los vecinos y de los transeúntes. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía
Torácica viene avisando en los últimos años de los peligros de las sopladoras
para la salud y ha recomendado a los ayuntamientos que cambien estas sopladoras
por máquinas barredoras-aspiradoras cuyos efectos son “más saludables”. Porque
estas máquinas no generan sólo un ruido infernal como con razón se quejan los
ciudadanos, sino que tienen un efecto que puede ser mucho más perjudicial para
la salud porque las partículas que levantan pueden causar enfermedades
pulmonares, como así han señalado neumólogos de la Sociedad referida
anteriormente.
Y alguien podrá pensar al leer estas líneas que se está generando una alarma a los ciudadanos. Pues que se lo pregunten a los muchos ayuntamientos que han valorado el cambio y que es una clara señal de atender los consejos de los profesionales de la Sociedad referida. Porque no es sólo tener que soportar el ruido que te despierta, sino que es atender y pensar en la salud de sus ciudadanos. Y esta sería una respuesta que estoy seguro que muchos vecinos y vecinas agradecerían. Hace unos días charlando con un grupo de vecinos en el parque me lo sugerían. Les reconocí que estaba pensándolo porque ahora que es la estación que nuestros parques y calles se llenan de hojas, más se puede comprobar el problema. Les decía que piensen que no es sólo el ruido, sino que estábamos hablando de lo más importante: la salud.
A veces nuestros políticos no se dan cuenta de este tipo de problemas o piensan que no lo es. Pienso que igual miran para otro lado y de esta forma contribuyen a que la política se perciba como un problema al producirse ese distanciamiento con la ciudadanía. Me suele decir un amigo que necesitan gastar más suela de zapato y menos culera en el sillón. Si cumplieran lo que me dice este amigo se podrían dar cuenta de lo que pasa en la calle y del estado de nuestros parques y aceras. Puede que sea uno de los motivos de no quererse enterar y por eso se les ve muy poquito compartiendo con los ciudadanos y al final esto produce que esta percepción de la política como un problema puede que esté también asociada a la falta de confianza en la política.
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