Hace unos días me llamó la atención una noticia que tenía como protagonistas a una nueva generación de jóvenes a los que se les viene llamando como la "Generación Z". Jóvenes que han nacido a finales de los 90 y la primera década de los 2000. Un franja cercana a la mayoría de edad o próximos a cumplir los 30 años. Es una serie de movimientos que se están repitiendo en varios países y en algunos casos son países con diversas características y mucha disparidad en sus Gobiernos. Desde autoritarismos hasta más o menos democráticos. Desde el ámbito de gobiernos militares hasta el de aquellos que se someten a las urnas. Comparten reivindicaciones y las redes como argumento principal movilizador. En algunos países se movilizan contra la degradación de los servicios públicos; en otro, por cortar el acceso a las redes sociales, contra la corrupción o el alto nivel de desempleo; por cortes de servicios de primera necesidad o utilidad pública como el agua o la luz; y en otros casos contra la represión policial o por las dificultades económicas, así como también por la reforma del sistema de pensiones y por la inseguridad de la ciudadanía en las calles. Ejemplos de movilizaciones y reivindicaciones dispares que se están dando en Nepal, Madagascar, Perú, Kenia o Marruecos.
Preocupaciones y reivindicaciones. Compromiso y Conciencia. Movilizaciones y Descontento social. Sería una forma de resumir si es posible algunos de los problemas que comparten y que forman parte de un pensamiento de un deterioro cada vez más creciente de las Instituciones y en algunos casos en esos países de hartazgo y frustración de los jóvenes. Preocupaciones de jóvenes que vienen mostrándose desde hace algunos años y no sólo en esos países que se enumeraban. Analistas y psicólogos nos vienen anunciando que es una generación de jóvenes que están abrumados por lo incierto de su futuro, que están abrumados por el estrés y por la falta de oportunidades. También de una soledad que en muchos casos alimentan las propias redes sociales y por un todo junto, que resulta que encuentren en las movilizaciones el sentido de su desconcierto y de su lucha como forma de demostrar su descontento.
Esta semana en el Congreso de los Diputados aparte de la refriega continua y permanente que se produce, hubo una intervención del Diputado Gabriel Rufián que me llamó la atención por volver a situar una realidad que afecta a todos y todas, pero especialmente a los más jóvenes. El drama de la vivienda. Hasta el punto de llegar a manifestar que es la causa que puede llegar a acabar con el Gobierno de Pedro Sánchez. Y hay que decir que el Gobierno está haciendo grandes esfuerzos en materia de vivienda, pero no se si todo ese trabajo está consiguiendo llegar a la ciudadanía, porque donde las competencias están repartidas hasta se llegan a confundir o no ejecutar. Y es quizás hoy el principal problema, porque no podemos seguir hipotecando el futuro de nuestra juventud y seguir sin dar respuesta desde las instituciones públicas a esos jóvenes, sobre todo desde las Comunidades Autónomas y desde los Ayuntamientos.
Los jóvenes de los países que me refería al principio también comparten este problema, como los jóvenes de nuestro país, pero sus reivindicaciones marcan otras prioridades en estos momentos. El problema de la especulación que se da con la vivienda en nuestro país es uno de los más importantes, sino el que más. Observamos como crecen las ciudades. Comprobamos cómo nuestros jóvenes tienen que estar pagando un doble interés mientras construyen la suya. El interés de su futura vivienda mientras se construye y ello en algunos casos dura entre tres y cuatro años o más, durante los cuales están pagándola sin poderla habitar, y el interés del precio del alquiler hasta que llega la entrega de llaves de la que será su vivienda definitiva....Es posible que los jóvenes de la "Generación Z" en nuestro país estén pensando en reivindicar y mostrar su descontento por esta situación, porque si no lo están haciendo creo que el tiempo corre en su contra.
Como casi siempre Rufián es casi la única oposición decente que tiene el gobierno. De qué vale subir sueldos si los jóvenes van a pagar una hipoteca durante muchos más años? Hay que ser autocríticos y el derecho a la vivienda nos lo estamos dejando privatizar.
ResponderEliminarYa vamos tarde. Más vivienda pública más revisar la cantidad de viviendas de fondos buitres y controlar la especulación urbanística, que con ella los patriotas están vendiendo España a cachitos.
Todo por la pasta y en contra de los españoles.
Gracias Chema por tu comentario. Efectivamente, es la única oposición decente. Y es cierto, los sueldos pueden subir, pero los precios no dejan de hacerlo y eso hace aún más complicado la emancipación de los jóvenes y el acceso a una vivienda. Más vivienda pública y mucho mayor control de aquellos que incumplen lo que recoge la Ley.
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