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lunes, 11 de febrero de 2013

Y ésto cómo lo arreglamos?

La lectura de una carta en la prensa me hacía reflexionar sobre los derechos y los deberes que como ciudadanos tenemos. Reflexiones que seguro que hemos podido llegar a tener todos. A veces lo hacemos en voz alta y otras para nuestros adentros. Pero al final, siempre suele pasar, que algo tiene que salir hacia afuera. Y es que no son los tiempos para callarse. Debería formar parte de nuestro deber diario, ya que es un derecho que todos tenemos.
El ciudadano en cuestión, nos decía que esperaba que hubiéramos aprendido la lección. Es algo que se ha repetido en muchas ocasiones. Una de las experiencias que tenemos que tener muy en cuenta en todo lo que está pasando, es la de no volver a cometer los mismos errores. Porque como se suele decir: si no tenemos en cuenta la historia, ésta termina vengándose.
Cualquier ciudadano en éstos tiempos, puede llegar a pensar -otra cosa es ponerlo en práctica cuando llega el momento- que nuestro derecho y deber no acaba cuando depositamos el voto en una urna en cualquier proceso electoral, ya sea político como de cualquier otro ámbito. Se trataría de no solo pensarlo, sino de poner en práctica de forma compartida.
Este puede que sea uno de los grandes déficit de la ciudadanía. Llegar a pensar que ejercimos el derecho y que cumplimos con nuestro deber. No podemos quejarnos, pues la cuestión no es quedarnos a observar y ver como se suceden los acontecimientos sin levantar los brazos y mostrarlos a los demás. Hay que indignarse y predicar con el ejemplo, si no queremos ser responsables de lo que ocurre en la cosa pública.
Hoy se impone que la ciudadanía haga que se respete su derecho todos los días. Pero ésto no se va poder materializar si no consideramos que es un derecho que no podemos delegar. La decisión es individual, al igual que nuestro voto y es por ello, que tenemos que hacer que se tenga en cuenta.
Hemos llegado a delegar demasiadas cosas y hoy la ciudadanía se encuentra frustrada desde un lado y el otro. Forma parte de esa delegación la crisis global en la que ésta sociedad se ha instalado.
O recuperamos el valor y el vigor que tiene nuestra Democracia o asistiremos a estar preguntándonos constantemente porqué pasó todo ésto.
Carme Chacón nos recordaba hace unos días que es tanta la desazón, la impotencia y la rabia que acumulan los ciudadanos, que no podemos permanecer cruzados de brazos, porque lo que nos jugamos es sencillamente un sistema... la democracia...que solo puede sobrevivir con la confianza de los ciudadanos...
Es cierto que no existe la unanimidad y por ello no es fácil...pero hace 35 años tampoco lo fue y se consiguió.

1 comentario:

  1. La nausea que provoca esta situación es abrumadora. La democracia no puede darse el lujo de no solucionar nada. Estoy de acuerdo y espero que pronto tengamos representantes que nos represnten, y no estos tibios que dicen representarnos...

    Saludos

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