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domingo, 12 de marzo de 2017

Es lo que hay...

Una de las frases más repetidas en los últimos tiempos es el ya famoso...Esto es lo que hay"...Hay situaciones en las que nuestro silencio nos denotan en una expresión, en un mirar hacia otro lado, en un resignarse, en una mala suerte...son ejemplos que podrían servir para expresar lo que a cada uno puede decirnos esa frase.
Hay muchos más y seguro que de una u otra forma cada uno pasamos por ese estado en algún momento. E incluso puede que cada uno tenga su propio estado, en el que cuando atravesamos ese periodo de reflexión en nuestro interior terminemos por hacer el ejercicio de encogernos o simplemente mover la cabeza.
No se trata de que estemos aceptando sin más el estado, sino de que estamos aprendiendo a convivir con ello. Son los ejemplos los que a veces nos hacen expresar un argumento de cada situación. Es la resignación que nos hace convivir con esa realidad que vemos como inevitable. Es la resignación de comprobar como por mucho que nos planteemos el cambiarlo, sentimos que vamos a tener que compartirlo y aceptarlo o debemos pasar a la acción y tratar de cambiarlo.
Hay una etapa en la que nos acostumbramos a decir no a casi todo. Es la etapa en la que no nos gusta lo que nos dan y decimos con un gesto que no. Todos hemos pasado por ello. Era la palabra que más pronto aprendimos y no nos costaba nada decirla. Sobre todo a la hora de comer si no nos gustaba lo que había.
El entonces "no" era una reacción que expresaba un enfado, pero la respuesta era "esto es lo que hay".
Hoy, esa reacción con el paso del tiempo se ha convertido en algo que podríamos denominar como de estado de resignación. Son ejemplos por los que pasamos en muchas ocasiones. Cuando preguntamos y mostramos nuestra contrariedad y proponemos que se pueda cambiar algo, nos encontramos con mucha facilidad con la frase que resuelve...es lo que hay.
A veces ni la paciencia ni esperar a que se cambie es un recurso para conseguir el objetivo. Hay ocasiones en que la paciencia se agota y se muestra la resignación que junto con la renuncia se convierte en la imposibilidad para alcanzar el objetivo.
Ante ello no debemos dejar de intentar alcanzar nuestros sueños u objetivos. Debemos seguir comprometidos, porque a través del compromiso podremos realizar cambios en nuestra vida, podemos seguir teniendo el deseo, la ilusión para pasar a la acción y comprometernos. Por eso, cuando estamos en la etapa del confort y nos aparece la resignación que implica la frase y nos invade la duda y la inseguridad y nos preguntamos sin saber qué hacer, no debemos paralizarnos ni esperar a que todo vuelva a la normalidad. No podemos esperar a escuchar lo que nos decían cuando eramos pequeños. 
Debemos seguir comprometidos, porque como decía Ortega y Gasset "hay tantas realidades como puntos de vista...el punto de vista crea el panorama".

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