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domingo, 21 de octubre de 2018

Se llama Víctor...

Una escultura de bronce preside la entrada del Hospital Materno Infantil de Badajoz. Sobre ella, un fragmento del poema "La Nacencia" del Miajón de los Castúos, del escritor extremeño Luis Chamizo. Es un espacio que está cerquita de la entrada de la zona de paritorio donde he pasado en esta última semana algunas horas. Descansa a la izquierda y llama la atención su tamaño, pero sobre todo por lo que dice el texto inscrito en forma de libro abierto. Lo he leído varias veces en estos últimos días. Viene a reflejar el nacimiento de un hijo y la alegría de ese momento.
No ha sido exactamente el sentimiento del momento que describe maravillosamente el paisano Chamizo el que yo he tenido, no. El mío ha sido un mundo de emociones y sentimientos que me ha asaltado, que he vivido mientras esperaba a que se produjera. Y cuando se produce ese momento, puedo decir que el alma respira y descansa, se inunda de emoción y esta te puede, te rompe. Es un momento diferente. Con los amigos y familiares que he hablado en estos últimos días también lo dicen. No es la misma sensación.
Puede que este espacio sea el lugar donde llegado el momento se pueden escribir las emociones, los sentimientos y los estados de ánimo, así como sobre otras muchas cosas. Puede que sea un lugar en el que los reencuentros se producen desde el espacio de sentirte viviendo un estímulo, un instante, un momento de emoción e ilusión. Puede que sea el espacio donde conversar como encabeza el portal de mi idea en el blog. A veces el conversar es un momento de silencio disfrutando de la soledad del lugar, disfrutando de un segundo mientras cierras los ojos y te pones a reflexionar sobre cualquier cosa que se te cruza por la mente, a veces es un espacio de paz interior que compartes, que sientes y que  te apasionas cuando lo vives.  A veces nos sucede que es fácil el sentir, que es suficiente con escuchar unas palabras o ver y abrazarte en el sentimiento de un gesto.
Hoy lo veo en el silencio de su descanso. De su aún no ver lo que hay a su alrededor. De su no escuchar el ruido de las campanas. Debe tener tanta tranquilidad que en la luz del día o en soledad de la noche solo se despierta cuando le toca. Qué momentos cuando se inicia la vida. Qué momentos cuando se vive la paz. Qué momentos cuando el sentimiento brota al ver una nueva vida.
Son los momentos de los sentimiento que experimentas cuando pones tu dedo en su pequeño puño y por primera vez sientes que la vida que acaba de nacer te aprieta, como si fuera la señal de que ya te quedarás para siempre...se llama Víctor.

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