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lunes, 19 de noviembre de 2018

Vivo allí donde estuve...

El título de un libro me sugiere el titular. Quizás es la experiencia de lo que se vive en momentos especiales. Hoy no vivimos en un determinado sitio porque allí sea donde estamos o pasamos más tiempo. Hoy el vivir es convivir. Convivir con todos aquellos que conocemos. Con todos los que hablamos o vemos y hasta con los que no. Al fin y al cabo, estamos de paso y en cada estación por la que pasamos, tenemos un lugar para recordar. Cada encuentro en cualquier lugar nos hace hoy ser más ciudadanos del mundo. Y es posible que además, en cada lugar dejemos un algo de nosotros. Un algo que hay días que quedan marcados por un encuentro de ciudadanos, por un motivo o una causa. El día 18N18 en Cáceres ya cuenta con ser un día marcado para la historia reciente de Extremadura.
De nuevo viviamos un día histórico en Extremadura. Uno más. Había dudas sobre si se produciría un seguimiento importante en la manifestación convocada por el Pacto por el ferrocarril. Dudas por no ser la primera manifestación, por las polémicas que se habían generado por unos que buscaban un motivo o excusa para no ir, o por otros porque últimamente solo quieren polémica o bronca y pretendían dividir. Ni los unos, ni los otros consiguieron su objetivo, porque sencillamente los ciudadanos tienen interiorizado el problema del tren y volvieron a darnos una respuesta increíble.
Hoy podemos decir que los ciudadanos pasaron tanto de los unos como de los otros. Pasaron porque dieron una respuesta magnífica. No importó la lluvia, que no paró. Extremadura se mojó por su dignidad. De nuevo el pueblo, el pueblo honesto pero grande, muy grande. Miles de extremeños y extremeñas de todas las edades no dudaron en secundar masivamente la manifestación por un #TrenDignoYa.
Una foto impactaba y un vídeo impresionaba. Parecía un campo sembrado de setas de colores por los llamativos paraguas. Se visualizaban nuestros tres colores en miles de banderitas. Se veían caras de hombres y mujeres, niños y mayores. Aunque la lluvia no cesaba, daba igual. Los miles que estuvimos demostramos que con nosotros pasó el tiempo de jugar y también el tiempo de las promesas. 
El pueblo extremeño no quiere ser más que nadie, pero tampoco menos...esa es su grandeza y su lucha por la dignidad...la historia de nuestra tierra se escribe viviendo y conviviendo días como el de Cáceres.

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