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domingo, 27 de enero de 2019

Un cielo único, una tierra diferente.

He comentado en alguna ocasión que mi trabajo actual me permite asistir a acontecimientos y momentos que se guardan en el disco duro de los espacios inolvidables que tenemos en nuestro interior. Puedo decir que en muchos de esos momentos, el trabajo me da la posibilidad de compartir y vivir días que emocionan y permiten disfrutar de la vida de forma especial. Puedo decir que no sólo trabajo para intentar cumplir con mi responsabilidad, sino que también disfruto tratando de mejorar la vida de la gente y apoyando allí donde hay una llamada.
En los cuatro años que llevo asistiendo a la Feria Internacional de Turismo (Fitur) puedo decir que han sido de esos momentos para guardar. No es solo por la oportunidad de disfrutar de un acontecimiento único, que también, sino porque cada año las sensaciones han sido especialmente diferentes y extraordinarias. Cuando nos asaltan y desbordan los acontecimientos, la gente de Turismo me ha enseñado con la frase "esto es Fitur". Gente profesional y amante de su trabajo. Comprometidos con Extremadura, sabedores de lo importante de su labor y encomiable su esfuerzo y dedicación... para guardarlos en el disco duro de los espacios de la vida.
Este año preparamos una edición especial, muy a lo extremeño. Recuperamos el Día de Extremadura en Fitur. Podríamos definirlo así. Como decía Felisa, una de las mujeres premiadas recordando a Chamizo, "porque semos asina". Una edición de reconocimiento a unas mujeres que llevan toda su vida en los fogones, en la cocina tradicional y que hoy junto a otras, son las que han conservado la tradicional cocina extremeña. Me encantó charlar un ratito con la gitana Josefina, como ella mismo insistió en que se dijera en su presentación. Toda una vida de saber y de sabor la de estas mujeres.
Se trataba de hacer algo sencillo, porque forma parte de nuestra identidad como pueblo. Un acto emotivo, que fue presentado con maestría por la extremeña María Ortiz. Un acto que mantuvo el secreto del detalle a unas mujeres que merecían ese día, ese gesto. Y como colofón y broche de oro, nuestra paisana Soraya cantó a capela nuestro himno. Extremadura alma... Extremadura tierra... Extremadura de vida llena. Porque así nos sentimos los extremeños allí presentes, llenos de vida y emoción escuchando y cantando nuestro himno.



Un cielo único, una tierra diferente... En Extremadura tenemos la suerte de poder disfrutar durante el día y la noche de un espacio único, diferente y que junto a nuestra gente nos hace auténticos. Suelo decir cada vez que tengo oportunidad que tenemos que seguir queriéndonos un poquito más... que ese ser como somos y que forma parte de nuestras esencias como pueblo, no nos debe hacer envidiar nada a nadie. Un año más he podido comprobar en uno de los mayores escaparates del mundo, que no sólo somos únicos, auténticos y diferentes, sino que también podemos competir como los demás.

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