"Hoy la gente sólo escucha opiniones que refuerzan lo que ya cree"...esta frase forma parte de una serie de entrevistas que he estado escuchando en la red. Se trata de reflexiones críticas. Me pareció oportuno en estos tiempos que corren escuchar este tipo de entrevistas de filósofos, de gente que te aporta un sentido para valorar en silencio. Que te ayudan a incorporar argumentos con los que te autoinvitan a reflexionar sobre el bien común.
Hoy el discurso público está más vacío y hueco que hace algunos años. Quizás es la falta de debate de los asuntos que realmente le interesan a los ciudadanos o que realmente son debates encorsetados, dirigidos a los que ya saben lo que quieren escuchar, a los convencidos . Quizás por eso salvo excepciones, los debates han dejado de interesar. Hay una falta de realidad entre lo que se dice y lo que se siente. Hay una falta de empatía que se muestra y se reconoce. Hay unos mensajes preparados solo para el titular y no importa si se está de acuerdo o no, porque lo importa es que ese titular provoque que sólo se hable de él y no de su interior. Hay una manifiesta elección por la palabra humildad que se repite en muchos discursos, pero sólo es la prueba de que se utiliza para hablar sin tener relación con lo que se practica y se vive. No vamos a ser más humildes por pronunciar la palabra más veces, sino por obrar desde el argumento de practicarla y ejercerla, basándolo en hechos a la vista del espacio público compartido.
Decía Pepe Múgica que "no compras con plata, compras con el tiempo de tu vida que gastas para conseguirla". Hace unos días un amigo prejubilado me decía: ahora soy dueño de mi tiempo. Tengo tiempo para hacer cosas que antes no podía y tengo tiempo para plantearme hacer lo que antes no pude. Es cierto, el factor tiempo no es valorado. Tener y disfrutar de ese maravilloso espacio que es el tiempo, no tiene precio.Todos caemos en aquello de darle más importancia al factor material que al factor del valor de ser dueños de nuestro tiempo. Del valor que tiene el hacer las cosas despacio, sin importar el tiempo que se pueda emplear en ello. En resumen, de dar valor a las cosas que no tienen precio porque una de las cosas que nos pertenecen es el tiempo y el tiempo es libertad.
Este mundo que habitamos está hecho de lo que percibimos y con ello cada uno hacemos nuestro propio mundo. Vivimos en una sociedad que lamentablemente da valor a lo que tiene precio en el mercado y no valora lo que no lo tiene. Tenemos que fomentar la cultura de ser dueños de nuestro tiempo y esto consiste en asegurarnos de que lo dedicamos a aquello que realmente es importante para nosotros, se trate de lo que se trate, sea lo que sea...pero que tenga valor para nosotros.
Dice Bucay...que el tiempo que se disfruta, es el verdadero tiempo vivido.
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