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domingo, 19 de julio de 2020

Efectos de este tiempo....

Llevamos casi cinco meses en los que convivimos con la amenaza de una enfermedad. Una enfermedad que ocupa espacio en nuestros pensamientos y por tanto en nuestra vida. Ves, escuchas, lees y compruebas que los diarios, las revistas, la televisión, radio, las redes sociales no paran de hablar de otra cosa que de la Covid19. Con la información seria de los expertos y con sus consejos prácticos, también con los vídeos e incluso los chistes y los malditos bulos en relación con la pandemia, hay que confirmar que nuestros nuevos hábitos de vida están ocupados en gran parte de nuestro tiempo con el espacio que dedicamos a tratar de estar informados.
Hay otros efectos que no forman parte del tiempo de nuestra vida que tratamos de dedicar a estar informados. Son efectos que la propia amenaza del virus está causando en nosotros mismos. Hoy quizás nos estamos volviendo más desconfiados hacia gente que no conocemos y por tanto ello tiene una repercusión en nuestras relaciones sociales. Es el miedo al contagio y a ese efecto de lo desconocido, pero más en estos momentos sobre las sospechas que pueden llegarnos a hacer dudar más de las personas de otras culturas, lo que podría llegar a alimentar actitudes de tipo xenófobas o racistas. En algún caso de nuevos brotes ya se han hecho real este tipo de efectos, sobre todo con las personas inmigrantes.
Este tiempo nos ha marcado definitivamente y resulta complicado el volver a recuperar la confianza cuando todos los días recibimos mensajes que ocupan nuestra atención. Que nos generan a veces una situación de ver un enemigo en el ambiente. Nos preguntamos y nos asaltan las dudas. Tenemos respuestas en nuestro círculo de confianza, pero sin embargo hay algo que nos golpea en el interior y ahí aparecen las inseguridades. Nos respondemos con la seguridad de que lo que depende de mi lo protejo, pero sin embargo no es suficiente, porque hay muchas cosas que no controlamos ni dependen de nosotros.
Uno de los ejemplos de esos efectos es lo que está pasando con la obligatoriedad del uso de las mascarillas. Casi todas las Comunidades Autónomas excepto dos, han aprobado e impuesto el uso obligatorio aunque se guarden las distancias. Se podría hablar de las vueltas que se le dió en un principio y las distintas posiciones tanto de expertos como de los Gobiernos, pero los rebrotes por toda España han provocado que se tengan que endurecer las medidas y exista práctica unanimidad en cuanto al uso. Un claro efecto en forma de deber y que ya ocupa espacio en nuestro día a día.
Esta pandemia nos ha puesto frente a una realidad nunca vista, nunca vivida. Una situación ante la que nuestro cerebro no sabe cómo reaccionar porque conlleva efectos nuevos. Un claro ejemplo es que no podemos controlar cómo nos podemos sentir. Pero también debe hacernos posible aprender a controlar nuestras emociones y los momentos de cambios e inseguridades.
"La memoria es un deber y el mejor homenaje que podemos hacer es mantenernos unidos en su recuerdo y construir el país que (las víctimas) hubieran querido compartir"...lo decía en esta semana el hermano de un periodista fallecido por el virus....en los primeros días de la pandemia y cuando los aplausos se convirtieron en el saludo que no podíamos darnos, decíamos que de esta saldríamos mejores. La pregunta que hoy podríamos hacernos es qué necesitamos para conseguirlo, y sobre todo, qué está en nuestras manos para de verdad salir de esta más fuertes, siendo sobre todo más responsables y coherentes con nuestras propias palabras....sería el mejor efecto de todo este tiempo de pandemia.

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