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domingo, 31 de octubre de 2021

Centrarse en lo importante....

En estos días de cierta convulsión política he repasado un tiempo que fue clave para la historia de nuestro país. Gobernaba el Partido Socialista y estaba como Presidente del Gobierno Felipe González. Hablamos de finales de los años 80. Unos años que se recordarán para siempre, pues en 1988 se llevó a cabo la mayor huelga general de la historia democrática de nuestro país, protagonizada por UGT y CCOO. Por aquellos años había una fuerte división en el campo ideológico y un enfrentamiento entre un sindicato socialista y otro comunista, como también la sociedad tenía un claro sentido ideológico. Me atrevería a decir que había más componente social ideológico en la calle que el que hay en la actualidad. La huelga fue un éxito rotundo a pesar de que había cierta división sindical. Les unía unas reivindicaciones comunes y unos intereses conjuntos, y una de las cosas más importantes es que los dos grandes Sindicatos dieron un paso más con la firma de la llamada "Propuesta Sindical Prioritaria", lo que llevó a gestionar los primeros pasos de lo que hoy es la unidad de acción actual. Una unidad de acción que ha reforzado a los dos y que ha dado lugar a casi una unidad programática, en la que cesaron las rivalidades y enfrentamientos, así como su vinculación a los partidos políticos de referencia. Muchas de las medidas que contemplaba aquel documento fueron asumidas por el Gobierno Socialista y ello favoreció que hubiera un tiempo de distensión y de paz social, lo que entre otras razones conllevó a que el PSOE siguiera gobernando durante algunos años más.

Estamos en otros tiempos y por ello la historia siempre es una referencia que hay que tener en cuenta, aunque no sea lo mismo el plano sindical que pasó, a la situación política que hoy tenemos. Pero sí que las referencias se repiten porque podríamos decir que a pesar de los años, sigue existiendo ese "sentido de la atracción" y de la capacidad de autodestrucción de la izquierda. Somos capaces de conseguir acuerdos y al mismo tiempo hay cierta visceralidad a la hora de romperlos. Y más ahora con las redes sociales, donde parece que aún no se ha aprendido lo suficiente para saber que la discreción en los conflictos es uno de los mejores argumentos. Hoy tenemos un Gobierno de coalición de izquierdas, donde hay dos partidos y en esta semana el Gobierno de coalición nos ha dado una vez más muestras de esa "inmadurez" o mal llamado protagonismo en la red. Parecía que estábamos como dos años atrás, donde todo lo que se hablaba se retransmitía  y publicaba al segundo, lo que llegó a provocar unas nuevas elecciones y aquello que en meses no se consiguió, se acordó después en poco más de 48 horas.

Estamos en el ecuador de la legislatura y lo sucedido en lo interno del Gobierno en esta semana, ha ensombrecido el paso del respaldo a las cuentas del 2022, lo que permitirá gestionar los 140.000 millones de euros de los Fondos Europeos y lo que también es importante, llegar a las elecciones generales de dentro de dos años. Y una vez salvado este gran obstáculo, deberían centrarse en la necesidad de unificar criterios y de seguir sumando acuerdos conforme a lo acordado en el programa del gobierno de coalición, porque ahí puede estar la clave de seguir gobernando en el futuro. Porque no deberían entenderse los méritos de unos o de otros como algo individual, sino como algo fruto de lo colectivo. Sobre todo por los destinatarios y porque las causas y sus consecuencias están definidas. Quizás es producto de la sociedad que estamos construyendo, donde lo individual prevalece sobre lo colectivo. Quizás es que se piensa en exceso en lo de cada uno y nadie piensa en lo de todos. Quizás es el exceso de la radicalidad que ha invadido la política y ha conseguido que nos hayamos alejado de la moderación y la centralidad. Por ello habría que volver a encontrar los argumentos en la historia reciente y pensar a dónde puede conductirnos el conflicto.

Los dos grandes Sindicatos entendieron que había que sumar para seguir reforzando la unidad de acción y que aún con diferencias, era mejor defender juntos que por separado las reivindicaciones. Estamos en un tiempo nuevo y es por ello que una vez superado el asunto de los próximos presupuestos, el Gobierno debería centrarse en no abrir más brechas en lo interno. Es muy importante que lo comprometido se cumpla, porque será una buena propuesta para el futuro y sobre todo porque en los dos próximos años hay que hacer bien los deberes. El Gobierno se juega su futuro y nuestro país se juega su credibilidad para demostrar a Europa que sabemos hacer las cosas y que el dinero conseguido va a ser bien repartido y ejecutado.

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