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domingo, 18 de septiembre de 2022

Como siempre, el ciudadano....

Los ciudadanos estamos asistiendo durante estos últimos días a todo un acontecimiento mundial. Digo lo de asistimos porque con todos los medios dedicando varias horas diariamente a los actos del funeral de la que ha reinado durante más de 70 años, es como si estuviéramos viviendo los actos sin estar físicamente presentes. Es imposible no escuchar o ver en un medio algún resumen diario, información, noticia o documental. Es hasta posible que todo esto lo tengamos asumido y que, como decíamos hace unos días, forme parte del llamado proceso de normalización normalizada que nos ha introducido la vacuna. Lo escuchaba en uno de los desayunos de esta semana: la vacuna no sólo nos ha "inmunizado", nos ha cambiado de tal manera que asumimos ver este tipo de acontecimientos y la dedicación del tiempo por los medios, como algo que forma parte de este nuevo tiempo postcovid o quizás es que siempre tuvimos un comportamiento así. Es como si todo formara parte de una anestesia en la que nos encontramos los ciudadanos, por ponerle un poco de ironía a esta parte de la historia que vivimos y sufrimos.

Hace unos días en una charla con compañeros nos planteamos debatir sobre asuntos cotidianos que vemos, escuchamos o sufrimos como cualquier ciudadano. Lo ponemos encima de la mesa, seleccionamos y debatimos. Nos llevó más tiempo hablar sobre el tema de las reclamaciones cuando compramos algún producto o ante la Administración por el procedimiento que conlleva. Estuvimos hablando sobre el derecho de reclamación y el proceso que sigue el mismo. Las hojas de reclamaciones en el ámbito privado que tienen que poner a disposición todas las empresas y la información previa del derecho que tenemos como consumidores. Por lo que llamamos a la oficina de consumo y fuimos preguntando. Nos dimos cuenta del proceso tan engorroso y de la dificultad de salir adelante la reclamación. El ejemplo era la adquisición de un vehículo con cuatro años de antigüedad y comprado hace poco más de un año en el concesionario Serrasán y que dos meses después de haber realizado la revisión ordinaria en su taller, comienza a tener una avería. Reconocen después de mucho insistir en que se trata de un posible defecto del fabricante y que debe sustituirse el depósito de urea, comunicando que lo envíe a otro taller para que lo puedan reparar, porque si lo reconocen así, podría resultar con un posible descuento. Se le insiste en el problema y el coste que supone y la respuesta sigue siendo la misma. Y cuando se le hace la observación de que pudiera haber sido vendido con el problema, no lo niegan y su respuesta es que ellos no lo pueden observar, pero que ellos tienen que vender vehículos.

En contacto con la oficina de Consumo posteriormente y en conversación telefónica con una técnica, comprobamos que no tienen conocimiento de este tipo de problemáticas y se les insiste a que cuando dispongan de tiempo puedan observar Petición de firma para cubrir el fallo de fábrica del depósito de urea ....donde hay en la actualidad casi 11.000 personas que han firmado reclamando una solución a este problema. Después de explicar el proceso y el tiempo desde que se adquiere el vehículo e insistirle sobre la indefensión en que queda el consumidor, comunica que se ha pasado el plazo de un año de la garantía y que resultará muy complicado poder demostrar el problema, aunque tenemos el derecho de reclamar, pero será difícil que el fallo sea a nuestro favor. Con esta respuesta de la técnico nos quedó la impresión de  que no hacía falta que hiciéramos la reclamación. Le insistimos en la indefensión que queda el consumidor y que entre las funciones de Consumo está la de orientar, informar y asesorar a los consumidores y usuarios sobre sus derechos y la forma de ejercerlos, no la de comunicarles que será difícil demostrar el problema.

Otro de los asuntos que debatimos fue el de la exclusión en una lista de posibles aspirantes a cubrir plaza como contratado en la Universidad. Habiéndose publicado lista de admitidos y excluidos y dentro del plazo de reclamación, se entregan los documentos por las que se aparece como excluido. Se publica lista definitiva de admitidos sin reconocerse la reclamación con los documentos aportados que fueron objeto de la exclusión primera. Se comprueba que, por parte de la funcionaria de Registro que es la encargada de la comprobación de los documentos aportados, no se ha hecho llegar a la Comisión de lista todos los documentos que por vía electrónica se habían entregado y registrado. Conclusión: petición, reunión, nueva reclamación, comprobación de los documentos en papel y ahora toca esperar a que la Comisión valore el recurso de alzada interpuesto para decidir si hay o no inclusión, y en caso contrario quien va a pleitear con la Universidad y enredarse en un proceso de recursos administrativos que tienen un alto coste de tiempo y dinero? 

Algo parecido, aunque de otra forma, nos pasa a veces cuando acudimos a una entidad bancaria o nos elaboran un presupuesto de cualquier cosa. Todas las puertas se abren para que entres, pero en muchas ocasiones solo para que entres y "te pillen". Cuando empiezas de verdad a conocer si las puertas permanecerán abiertas, es cuando tienes un problema que no puedes resolver. Entonces es cuando compruebas si efectivamente continuarán totalmente abiertas. Lo descrito en el texto de esta entrada no es ficción, es realidad. Y es que estando en un Estado de derecho y teniendo hoy más derechos que ayer, creo que el que se tengan que demostrar siempre por parte del ciudadano la vulneración o veracidad de los derechos y los hechos que aquí se expresan, nos deja en una cierta indefensión y nos impide, de una u otra forma, el poder ejercerlos con plenitud en toda su totalidad y extensión por los procedimientos de prueba que hay que desarrollar y demostrar....y al final nos quedamos con que unas veces por la empresa privada y otras por la pública, el caso es que siempre somos los ciudadanos los que tenemos que pagar las consecuencias.

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