En estos últimos días en nuestra ciudad a los pacenses nos han vuelto a aparecer los recuerdos y momentos de aquel 5-6 noviembre de 1997. Se van a cumplir 27 años y la fecha no se olvida cada año en Badajoz. Pero el destino no sabemos hasta dónde nos alcanza, porque en estos días estamos volviendo a vivir aquellos recuerdos con lo que está pasando en la Comunidad de Valencia y en Castilla La Mancha. Entrevistas en los medios de comunicación de aquellos que no han podido olvidar ni olvidarán nunca. Vídeos que vuelven a reproducirse, pero que se ven como si estuvieran viviéndose en vivo, en directo. Porque nos está pasando a todos y todas. Las imágenes y los testimonios de los ciudadanos de esas Comunidades, las imágenes, las declaraciones que casi no hacen falta, porque hay que poner en marcha inmediatamente las medidas y superar el protocolo que impone la burocracia. Responsabilidad, colaboración y agilización de todas las Instituciones y Gobiernos porque hay miles de personas que lo necesitan y que cada día que pasa agrava su situación. Porque el tiempo no se detiene, porque un día que pase, se hace excesivamente largo cuanto esta tragedia tardará en superarse o en muchos casos no llegará a superarse nunca.
Ha pasado el tiempo y los años. Nos sucede siempre. Nos preguntamos y nos decimos lo rápido que pasa el tiempo. Cuando nos referimos a ello, la expresión y exclamación en nuestra cara siempre es la misma. ¡Cómo pasa el tiempo! En estos días he vuelto a ver y leer algunas páginas del libro-reportaje "Concierto en clave de riada" editado por la Fundación Caja Badajoz, donde se recogen relatos de las inundaciones que asolaron Extremadura en aquellas fechas. La historia hay que preservarla no sólo para el recuerdo, también para aprender de ella y se está volviendo a comprobar que seguimos sin tener en cuenta y aprender las lecciones de aquello. Hoy a pesar de que quedan actuaciones en relación con lo que se aprobó y responsabilidades en materia de vivienda y suelo dentro del espacio inundable, el acuerdo y colaboración en las actuaciones y compromisos que se concertaron se resolvió con bastante rapidez fruto de una gestión coordinada desde la Comunidad y el Gobierno de España, encabezadas por el Presidente Ibarra y el Vicepresidente Cascos. Es lo que cabe porque todo el tiempo que pasa aunque sea poco, es mucho para quien se queda sin nada. Sin entender ni esperar, porque al igual que lo sucedido en una tragedia de la magnitud de la de estos días, no hay palabras porque seguramente no existan, para el sufrimiento de quien ha perdido a sus seres queridos. La solidaridad ciudadana y el apoyo sin fisuras debe ser el ejemplo que más cunda a la hora de las decisiones de las Instituciones, porque las personas tienen que ser la prioridad. Siempre el gesto, el espejo, la cara, la enorme solidaridad de la gente es lo que hace grande a la humanidad y de nuevo es con el recuerdo que quiero quedarme.
Hay una rotonda en el Barrio de Cerro Reyes nuevo donde hay varias grullas de forma simulada situadas, que avanzan refugiándose de la fuerza del viento. Unidas y acompañadas guardándose como si fueran volando juntas para sentir y recordar que la esperanza fue uno de los argumentos para en un tiempo muy corto, ayudarse y paliar los efectos de la pérdida de sus casas e inmuebles. Las personas que se llevó la tragedia estarán siempre en la memoria de los familiares, amigos y de los pacenses. En pocos días se volverán a recordar y en esta ocasión los recuerdos se unirán a lo que está pasando en otra parte de nuestro país. El río de la vida sigue su curso y a veces nos golpea tan duramente que nos tiene que hacer pensar y reflexionar sobre lo que está pasando, para que nos tomemos muy en serio el cambio climático y creamos más a la comunidad científica que nos lleva alertando desde hace tiempo y aún hay quienes siguen negándolo a pesar de las evidencias y de las consecuencias.
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