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domingo, 5 de noviembre de 2017

Una fotografía...

Si hacemos el ejercicio de buscar y encontramos una foto dentro de nuestros recuerdos de cuando éramos pequeños nos sentaremos y miraremos hacia atrás. Nos encontraremos con nuestra memoria y a partir de ahí es casi seguro que comenzaremos a ver cómo recorríamos a diario nuestra vida, esos primeros años, esos primeros amigos, los primeros profesores y es posible que hasta ese primer guiño a aquella chica o chico . Es seguro que nos detendremos y trataremos de encontrar en esos primeros años los primeros pasos no de cuando aprendimos a andar, que también, sino de cuando quisimos andar por nosotros mismos. Hoy todo esto ya no es igual. Esas primeras fotos no han cambiado porque siguen provocando esa mirada hacia esos primeros años, pero sí ha cambiado el lugar donde se ubican, donde se exponen y sobre todo han cambiado los riesgos incontrolados a los que nos estamos exponiendo cuando publicamos y por tanto ha dejado de ser personal para ser un producto.
Se ha producido un gran cambio en todos estos años. Ese cambio lo ha producido internet y dentro de esta ventana que nos acerca el mundo a un solo toque, lo que lo ha cambiado, han sido las redes sociales. Una foto debería ser posiblemente uno de los espacios más privados de una persona y sin embargo cuando la subimos y publicamos en las redes sociales pasa a convertirse en el lugar más visitado, el más seguido dentro del espacio que cada uno tenemos en la red. Escuchaba en un programa de los peligros que tiene la red. A veces no nos damos cuenta de que cada día estamos más controlados y caemos en la provocación de la visibilidad y de lo que ello conlleva. Podría decirse que convertimos a Google como protagonista del control a través de nuestras publicaciones y fotografías.
Las entidades bancarias nos venden las excelencias de las tarjetas y los móviles permiten que podamos compatibilizar varias funciones. En la publicidad nos dicen que elegimos cómo, cuándo y dónde queremos relacionarnos con la entidad para resolver las gestiones del día a día. Llegar donde no ha llegado nadie, nos dicen. Y es posible que llegaremos, pero a qué precio.
Iniciaba mi entrada hablando de lo personal que es una fotografía y termino escribiendo de lo público que nos hemos convertido, porque realmente estamos convirtiéndonos en un producto. Un producto que cada día al aceptar más cookies y sin darnos cuenta, estamos aceptando que ese espacio deje de ser algo privado para ser cada día más público y es que quizás estemos en la era de estar pensando tanto en cómo  nos ven los demás y en los "me gusta" que no pongamos en valor nuestra privacidad.

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