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lunes, 26 de agosto de 2019

Orígenes e identidad...

Hace unos días comentábamos entre amigos en el pueblo, que a pesar de que este mundo está cada vez más globalizado y donde Internet y las formas de interactuar a través de las redes sociales están abriendo el campo del conocimiento y permitiendo el acceso a nuevas culturas que nos enriquecen tanto social como culturalmente, sigue siendo fundamental el seguir manteniendo nuestras esencias, nuestros valores, nuestro sentido de ser, nuestra historia...el origen que junto a lo demás, refleja y le da sentido a nuestra pertenencia.
En estos días que he pasado en Garrovillas he querido perderme por lugares que han formado parte de esa etapa en la que las esencias, el origen, el territorio... te hace recuperar esos cosquilleos de sentimiento e identidad. Te hace reencontrarte con espacios que hacía muchos años que no paseaba, que no veía. En esos paseos disfrutas de la soledad del inmenso horizonte que tus ojos llegan a divisar. Una soledad que compartes con los sonidos de la naturaleza y con esos primeros rayos de sol que aventuran que el día va a empezar, permitiendo respirar sensaciones de paz interior que recuerdan esos aires de una etapa de juventud y de libertad.
Son esos momentos en los que el sentido de pertenencia aflora y hace que perdure en la memoria. Son los valores que se conformaron en esos primeros años y que nos acompañarán a lo largo de nuestra vida, vivamos donde vivamos.Que aunque pase el tiempo, siempre permanecen en el recuerdo. En el recuerdo aún no viviendo en el pueblo. Son esos momentos que compartes cuando hablas con un garrovillano que lleva muchos años fuera de su origen. Un origen que no pierde porque nunca va a querer renunciar a ese semos asina. 
Y en ese sentido se viven las esencias de las fiestas y de nuestras tradiciones. Tenemos una región maravillosa en la que no hay pueblo que no tenga una identidad cultural. Un rasgo que lo caracterice, un tesoro que mostrar que le haga digno de ser conocido y visitado. Tenemos una riqueza que es necesario profundizar en el valor cultural que tiene. Una memoria colectiva que hay que poner en valor. Unas tradiciones y una identidad como pueblo que tiene una historia que hay reforzar. 
A veces cuando viajamos a otros lugares nos quedamos sorprendidos con lo que vemos. Tratamos de informarnos sobre las tradiciones y lugares con encanto. Es algo normal, pero de un tiempo a esta parte, estoy comprobando cómo cada vez más nos sentimos atraídos por lo que tenemos más cerca de nosotros, por la historia de nuestros pueblos e investigamos y mostramos más interés por nuestro patrimonio. Puede que sea que estemos recuperando esa identidad que como pueblo tenemos. Puede que estemos reencontrándonos con nuestros orígenes y que ello nos lleve a mirar más hacia nuestros adentros, porque nosotros tenemos una historia de la que sentirnos orgullosos...en la que podemos tener el lujo de hacer una parada en el tiempo y seguir recuperando esas tradiciones que siguen viviendo dentro de cada uno de nosotros.
Leí hace algún tiempo un párrafo de Cercas con el que me identifico que decía... "Extremadura es para mí el olor feliz de la infancia, la limpieza inconfundible de una forma de hablar que me perteneció, y que de algún modo todavía me pertenece. El susurro perdurable de una legión de antepasados que sobrevive en mí...la hospitalidad antigua de la gente, el color de los atardeceres inacabables del verano..." ...Extremadura es mi origen, mi identidad y mi mundo.

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