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domingo, 8 de diciembre de 2019

Entre lo que se dice y...lo que se hace.

Durante estos día se está celebrando en nuestro país la Cumbre o Conferencia del Clima de la ONU. Este tipo de conferencias mueven miles de personas de todo el mundo, desde técnicos a políticos, periodistas a empresarios, activistas mundiales, etc. Se reunen durante unas dos semanas desde hace 25 años, para buscar soluciones a la crisis climática. Es una cumbre mundial en la que siempre hay ausencias notables de los más altos representantes de algunos de los países que más contaminan. Siempre sucede con estas magnas cumbres: finalizan con una declaración de compromisos en forma de Acuerdos hasta la próxima.
Pero precisamente porque llevan un cuarto de siglo celebrándose, no deberían convertirse en una conferencia que tenga por finalidad desarrollar nuevos acuerdos simplemente, porque lo que se necesita es desarrollar actuaciones que reduzcan las emisiones. No se trata de poner un límite por poner de cara a la próxima cumbre, sino se trata de que todos los países tienen que poner en marcha acciones que conlleven hacer frente a los peligros que tenemos que afrontar ya. Por eso es un tiempo de acción, de participación, de implicación y de no resignarse ante el peligro del cambio climático, que no va a llegar, porque ya lo tenemos aquí.
El actual sistema reclama un cambio profundo que los jóvenes han entendido y asumido, un cambio que han hecho suyo y que deberán acometer porque ellos lo pueden llegar a desarrollar mejor que los mayores atrapados aún en el pasado. En un pasado donde no existía esa prioridad y por tanto no era algo que preocupara. Pero hoy sí, hoy empieza a existir una conciencia de ir hacia un cambio que tardará aún en llegar, pero que ya no tiene vuelta atrás. Porque también más allá de esas resoluciones de compromisos de reducción de emisiones por todos los países participantes, este tipo de cumbres genera una opinión que mentaliza y abre conciencias, que provoca el debate tan necesario para llegar a superar los límites de lo posible y que rompe la letra de los compromisos que cumbre tras cumbre son asumidos por los representantes de los países.
Emociona ver a tantos jóvenes involucrados y manifestándose. Unos jóvenes que asisten desde el compromiso transmitiendo y convenciendo a los mayores y a los muy mayores. Unos jóvenes que junto a una niña de tan solo 16 años, suman por un objetivo común y se constituyen en una plataforma que está haciendo más que los líderes políticos que hasta ahora se han movido en lo políticamente correcto, como se suele hacer, cuando se cierran cumbres en falso: una declaración más. Nos encontramos, por tanto, entre lo que se dice, lo que se hace y lo que se desea. Y es aquí donde se produce una gran contradicción en esta lucha que es la lucha de este principio de siglo, pero que no podrá llegar todo lo lejos que puede llegar, como no consigamos que se produzca un cambio del sistema.
Las declaraciones están muy bien, pero se necesitan actuaciones. Como decía una activista del Movimiento Fridays for Future..."No queremos que declaréis la emergencia climática, sino que actuéis".

2 comentarios:

  1. Y como siempre, no harán nada. La tecnología está ahí, las soluciones están ahí. ¿Por qué no se actúa? Pues por lo de siempre, los intereses económicos.

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  2. Querido Chaman...es muy posible que sean los intereses económicos los que impidan que se lleven a cabo actuaciones. Fíjate que algunas eléctricas son las que están pagando alguna parte del presupuesto de gastos de la cumbre. Cosas un poco curiosas no?...

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