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domingo, 15 de diciembre de 2019

Seguimos descubriendo caminos...

Todos los años un grupo de gente nos reencontramos en forma de "kedada", alrededor de una persona que fue quien lo propuso. Alrededor de un mes de diciembre cada año y así llevamos desde el año 2007 que lo iniciamos en la muy bella y noble ciudad de Olivenza. Continuamos sin pedirle permiso al abuelo Mayorga por el empeño de alguien muy entrañable y que ayer algunos recordamos. Seguimos con los encantos del Sur bajo el abrazo de sus calles y sus plazas chica y grande. Siguió la espiritualidad de La Puebla y su Monasterio. Un paseo por las ruinas y los magníficos templos de una época dorada en la que los romanos hicieron posible su reconocimiento por la Humanidad. Después quedamos en un lugar que debería tener ya el reconocimiento por su maravilloso Puente. Continuamos abrazando la hospitalidad de la frontera con la fortaleza de una Alcazaba y de unas muralla con sus baluartes acompañados del fado. Descubrimos la razón de la sencillez y la humildad con el encanto rural de un pequeño gran pueblo. Estuvimos en el reencuentro con la música en la comarca de Barros. Encontramos la inmensidad de un monumento con sus arcos en la Plaza de todas las Plazas. Seguimos en las Vegas del Guadiana con la compañía del agua. Nos reencontramos en lo verde y nos acompañó La Vera. Y este año ha sido el territorio donde se da uno de los mejores aceites del mundo.
Este relato realizado desde la experiencia de ser uno de los que ha compartido cada año sin faltar a a cita, me hacía recordar que no sólo tenemos una región enorme por su extensión, la más grande. Tenemos una fortaleza que puede hacernos crecer mucho más, si nos lo llegamos a creer de una vez. Es cierto que cada vez nos reencontramos con más extremeños que nos lo creemos y que interiorizamos cada vez más, la riqueza de la maravillosa región que tenemos.
Cada encuentro es un motivo de ello. Cuando empezamos esta bella historia de las "kedadas" había gente que no lo entendía, quiero pensar que era porque no entendían que había formas de encontrar la amistad, simplemente para fortalecer lazos y humanidad. Porque las personas necesitamos de vez en cuando el reencontrarnos, hablar y compartir, sentir y conversar desde la humildad.
Un año más hemos podido hacerlo. En la visita al Museo del Aceite en Monterrubio hemos llevado a cabo un recorrido por la historia del árbol del oro líquido, el aceite. En el Museo me reencontré con referencias con el ámbito del patrimonio cultural de un territorio. Con la memoria de todo el colectivo que lo habita, con la referencia de su identidad como pueblo y con lo importante que es la interiorización de la cultura por sus habitantes.
El día antes de la "kedada" tenía un compromiso con un amigo. Con el amigo Pepe Balsera, eres grande amigo, me transmitistes tu pasión por lo tuyo y me hicistes querer ese mundo. Una noche de luna llena que nos invitó a dar un paseo con su observación tranquila, sólo interrumpida por movimientos de las ramas de los olivos. La visita a la sierra y ver ese océano lleno de olivos. Ese paseo por la sierra entre olivos y un suelo alrededor, lleno de pequeñas piedras. Qué gran descubrimiento, qué secretos guarda la naturaleza. Piedras que hacen sostenible el ecosistema y que mantienen la humedad. Tractores con sus "paraguas" vibradores que han conseguido modernizar y encontrar nuevas formas de recoger la aceituna. Esas familias trabajando el sistema de recogida tradicional....Un recorrido único para guardar en el corazón de los recuerdos.
La "kedada" Peraleda del Zaucejo-Zalamea de la Serena-Monterrubio de la Serena me descubrió una comarca inmensa y bella. Siempre en este tipo de encuentros por lo largo y ancho de nuestra bella región encontramos referencias que nos ayudan a comprender las fases en las que todas las personas nos encontramos en algún momento. No es algo que nos marque el camino de la vida, no es algo que nos haga cambiar, pero sí es algo que nos ayuda a seguir conociéndonos y siempre es algo de lo que aprendemos...Seguimos descubriendo la vida, seguimos abriéndonos al mundo de las personas.

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