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domingo, 27 de junio de 2021

Hay que dar una oportunidad....

Me decía una amiga durante esta semana una razón para que no escribiera sobre el asunto de la semana: La gente está cansada de los indultos y de los indultados, porque llevamos demasiado tiempo con el tema y la gente no quiere seguir estando contaminada con tantos radicalismos en un sentido y tanta buenas palabras por otro. La gente quiere tranquilidad. La gente quiere que se solucionen los problemas y está empezando a ver que es un problema muy interesado por los políticos, aunque es un problema complejo que traspasa las fronteras de lo estrictamente político. Yo le comentaba que podría haber razones en la gente, pero que veía necesario que se diera una salida para que el ruido parara y no siguiera alimentando a los que quieren lo que no se puede y a los que siguen queriendo que no cambie nada, sin tener argumentos por otro lado. Y le recordaba unas palabras de Carme Chacón, que con muy buen criterio decía que "a lo único que le tenemos que tener miedo es al inmovilismo"

Porque es cierto que llevamos demasiados años con este asunto sin atrevernos a dar una oportunidad para que realmente haya un cambio. Y sin tener nadie la certeza de que se pueda conseguir, hay que hacer gestos para intentar que se produzca. No ayuda el inmovilismo ni la falta de alternativa, porque quizás esto es parte de lo que ha provocado que este asunto se haya enquistado. Y es importante que el asunto haya tenido una repercusión a favor en medios internacionales influyentes, en el sector empresarial y hasta en los obispos, que han declarado que hay que abandonar las actitudes inamovibles. Reconociendo en todos una diversidad de opiniones, bajo el respeto a la Constitución y a las leyes.

Pero hay ejemplos que deberían tener una posición más sosegada y no ha sido el caso a las pocas horas después de salir a la calle por los indultados. Porque en un escenario de normalidad y este no lo es por muchas razones, las declaraciones deberían haber sido prudentes reconociendo el esfuerzo, porque a veces la actitud acompañada de los gestos, es un buen principio para construir y asentar las intenciones, por lo que es muy importante la contención para afrontar desde el principio el camino. Un camino en el que se considera importantísimo para generar confianza y no dar argumentos para que el ruido siga, el que el Gobierno sea muy claro y transparente diciendo desde el principio lo que no va a hacer. Y que lo diga cuanto antes en el Parlamento.

Las ideas forman parte de los principios y ante la posición de seguir instalados en la inacción, lo que se propone es abrir un tiempo nuevo de diálogo. El Presidente del Gobierno lo decía así  "a nadie se le ha pedido que renuncie a sus ideas, pero exigiendo que todas se defiendan en el marco de la legalidad y con respeto a los derechos de todos". Y es que el Gobierno tiene todo el derecho no sólo de conceder los indultos, sino también la obligación de encontrar soluciones para el reencuentro, porque a nadie se le puede obligar a elegir entre si es catalán o español, porque la suma de las identidades nos hace a todos más fuertes e incluyentes.

Si algún día que ojalá sea más pronto que tarde, el diálogo sin crispación consigue silenciar al ruido que contamina el espacio de la política, estaremos dando pasos para devolver el espacio público al camino de la sensatez, del sentido común y de la credibilidad. Como todos los ciudadanos que seguimos de una o de otra manera todo aquello que nos preocupa de la política, sabemos que las soluciones no llegan sin hacer nada, ni desde la imposición. Es posible que no se encuentre una solución aplaudida por todos, pero hay que dar la oportunidad dentro del orden constitucional de encontrar un modelo de estabilidad y fraternidad que ponga las luces largas en la política y que desde un proyecto común, nos fortalezca para construir juntos un país más fuerte.

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