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sábado, 11 de diciembre de 2021

¿Spain is different?

Hace unos días leía un artículo de unos economistas a los que suelo consultar porque sus valoraciones profundizan en la realidad socioeconómica y fuera del pragmatismo que otros utilizan, ya sean de tendencia progresista o conservadora. El artículo lo iniciaban con una pregunta que desde mi punto de vista es algo evidente. ¿Es excesiva la temporalidad del empleo en España?. "La respuesta a la pregunta es un SÍ rotundo y con mayúsculas. La altísima temporalidad española es una anomalía injustificable dentro de la UE". El artículo es de Economistas Frente a la Crisis. Profundiza con datos de Eurostat y lo define como un problema estructural del mercado laboral español que lleva cerca de cuatro décadas sin resolverse.

Durante éstas últimas semanas se viene hablando con insistencia sobre este asunto. Podríamos decir que es lo que tiene paralizado el acuerdo sobre la reforma laboral en nuestro país. Los datos son muy claros e incontestables. Así lo reconocen los distintos gobiernos de turno y todo organismo internacional que analiza nuestra economía. La temporalidad es la gran lacra del mercado laboral español porque prácticamente nueve de cada diez contratos son de tiempo limitado y la tasa de temporalidad española es de forma muy destacada la mayor de la Unión Europea. Según la EPA del último trimestre de este año, la tasa de temporalidad sigue aumentando y llega hasta el 26,02%, cuando la media de la UE apenas supera el 13%.

Reducir la temporalidad no es una cuestión fácil, pero es una exigencia de Europa y una obligación del mercado laboral español si se quiere situar en una progresiva normalización, porque las actuales cifras no se justifican por la estacionalidad del turismo, ni por la estacionalidad de la agricultura, ni por la falta de experiencia de la juventud, ni por las necesidades del sector privado porque en el sector público hay tanta o más temporalidad que en el privado y ahí están las cifras de los que trabajan en el ámbito científico, de la salud o de la enseñanza, ni por la falta de formación de los trabajadores, ni por una provechosa flexibilidad del empleo, como algunas de las causas que se recogen en el artículo. Y es que llevamos demasidado tiempo encabezando las tasas de temporalidad en Europa como para no reconocer la obligación y necesidad de cambiar y resolver el injustificable exceso de la temporalidad que golpea nuestro mercado laboral.

Ahora que el debate de la derogación de la reforma laboral ha adquirido una dimensión menos de conflicto político y más de negociación social, sería muy positivo que todos se centraran en que dicha reforma tiene que ser para no volver atrás o para seguir igual. Porque un problema de cuatro décadas que no se ha podido o querido resolver con los distintos troceamientos que le han dado al Estatuto de los Trabajadores unos y otros, no puede convertirse en un cambiar algo para no cambiar nada. Porque la justificación de las cifras lo debería decir todo y es que entre el 50% de los contratos por circunstancias de la producción y el 40% de los de obra o servicio, sólo nos queda un 10% para contratos indefinidos....y aquí podríamos aplicar el dicho aquel de "si España puede ser diferente, estaría bien que fuese para mejor".


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