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domingo, 4 de diciembre de 2022

La peligrosa polarización....

En un desayuno con amigos comentábamos sobre la oportunidad de este final de año para hacer un repaso a algunos de los asuntos más polémicos que habían pasado durante los últimos meses. No se trataba de escribir un artículo para reflejar nuestras reflexiones, tampoco de hablar de lo que nos separa en política, sino que vimos la oportunidad de hablar de tres o cuatro asuntos para valorar y pasar el tiempo del descanso del desayuno. Lo hemos hecho en otras ocasiones y no sólo nos sirve para pasar el tiempo. Nos permite hablar de asuntos polémicos y de contrastar desde las diferencias. Son saludables tanto el desayuno como las conversaciones porque se impone el hablar aún sin estar de acuerdo con los temas por tener ideologías distintas, pero sí desde la base del respeto y no de la discusión. Es posible que la ventaja sea la relación de conocernos, lo que hace poder hablar con normalidad. Algo que en muchos casos y a pesar de conocerse no es posible porque se anteponern los intereses de cualquier tipo, antes que la racionalidad de la palabra.

Uno de los asuntos que más tiempo nos llevó son las discusiones, descalificaciones e insultos que vemos a diario en la parte de los políticos de la extrema derecha en las últimas semanas, aunque ya lo peligroso es que se le ha puesto la etiqueta de normalidad, porque se ha convertido en algo diario en los debates políticos. Sucedió que nos enredamos en exceso y que se convirtió en el asunto de mayor polémica y discusión. Había dos posiciones. La de responder ante la descalificación y el insulto o la de dejarlo pasar para que no se convirtiera en el centro de la discusión. Y aquí se reflejó lo que viene sucediendo en la actualidad en el debate político, aunque nuestro tono y las formas no se traspasó en ningún caso. Y una de las primeras conclusiones que concretamos es que la polarización política se ha extendido tanto que se ha convertido en un alineamiento muy crítico en torno a posturas cada vez más alejadas entre sí, donde la discusión ya no entra en razones para hablar, sino que la discusión se ha convertido en una normalidad que no atiende la posibilidad de razonar, sino sólo la de criticar y la de descalificar. Se podría resumir señalando en que nadie quiere escucharse, sólo criticarse.

Hablamos de mi experiencia parlamentaria durante la legislatura en la que estuve como Diputado en la Asamblea de Extremadura. Les comenté que intervine en cerca de 50 sesiones plenarias debatiendo sobre asuntos mayoritariamente relacionados con el empleo, economía y temas sociales, así como ponente en alguna ley y otras interpelaciones, y nunca nos descalificamos. En ocasiones sigo coincidiendo con quien más debatía en los plenos del partido popular. Nuestras discusiones eran duras y contundentes, pero siempe desde la base del respeto y hoy seguimos hablando recordando aquellos tiempos. Y esta experiencia me servía para reflexionar con los compañeros del desayuno sobre lo que se ha polarizado la política en estos últimos años. Cómo se ha llevado al límite de desacreditar al que es tu adversario político, pero que hoy llaman enemigo. Porque quizás estamos pasando a una polarización de lo afectivo que se está manifestando como mayor apego hacia los partidos y líderes con los que nos sentimos identificados y a una mayor hostilidad hacia los partidos y líderes con los que no compartimos dicha afinidad. Y aquí es donde nos perdemos en la razón, para adentrarnos en la descalificación.

Y aquí surgía la otra cuestión que hoy se debate en muchos coloquíos y debates. Si se responde con las mismas palabras usando la descalificación, la crítica por la crítica o se pasa a la acción utilizando la palabra para buscar la razón y la centralidad del debate, si es posible. Porque seguir utilizando las redes sociales como una oportunidad para el enfrentamiento es seguir entrenando para cada vez más crispar y envenenar el ambiente y conseguir que los que lo provocan hayan obtenido su objetivo, que no es otro que el de tener el argumento para seguir calentando el debate por el mismo camino. Y con este panorama las ideas son escasas y es muy peligroso que todo gire alrededor de la construcción del enfrentamiento, porque la polarización da espectáculo y alimenta la simplificación mientras nadie por el otro lado es capaz de apuntar hacia dónde vamos. Y será la ciudadanía la que lo dirá, pero no es nada fácil saber cual será su reacción, pero lo que es cierto es que nos jugaremos el futuro de todos y algunos seguirán pensando sólo en salvar el suyo.

1 comentario:

  1. De dejarle el paso libre al fascismo, vociferante e insultante, nada de nada: Responder con hechos y con la Ley.
    Que tome buena nota la Presidenta del Congreso....

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